Pregunta
¿Qué ocurrió en el Segundo Concilio de Nicea?
Respuesta
El Primer Concilio de Nicea se celebró en el año 325 d.C. y emitió declaraciones sobre la Trinidad y la divinidad de Cristo. El Segundo Concilio de Nicea, convocado en el 787 d.C., tuvo como propósito resolver definitivamente la controversia acerca del uso de imágenes en el culto. El uso y eventual veneración de las imágenes se había convertido en un problema importante dentro de la Iglesia. Muchos de quienes las adoraban o veneraban afirmaban que no estaban rindiendo culto a las imágenes en sí, sino a las personas que estas representaban—María, los ángeles, o varios santos—.
Durante unos trescientos años, algunos líderes eclesiásticos habían tratado de detener la práctica de la veneración de imágenes, mientras que otros la fomentaban. Los emperadores León III y su hijo Constantino V intentaron eliminarla, pero se enfrentaron a la oposición de los líderes de la Iglesia que la aprobaban. Finalmente, el Segundo Concilio de Nicea fue convocado para decidir la cuestión.
Quienes se oponían al uso de imágenes argumentaban que violaba el Segundo Mandamiento: "No te harás ningún ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás. Porque Yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso" (Éxodo 20:4–5). Los defensores del uso de imágenes sostenían que su veneración era comparable a la adoración del Ángel del Señor en el Antiguo Testamento. Según esta interpretación, el Ángel del Señor no sería una teofanía—una manifestación directa de Dios—, sino un mensajero que representaba a Dios y aceptaba la adoración en Su nombre.
En última instancia, el Segundo Concilio de Nicea determinó que el uso de imágenes era aceptable siempre que el culto ofrecido a las imágenes y a quienes ellas representaban fuera distinto del culto a Dios. El concilio estableció una distinción entre ambos tipos de adoración, asignando un término específico a cada uno: proskynesis ("inclinación o veneración") para las imágenes, y latria para la adoración reservada únicamente a Dios.
Con ello, el concilio introdujo una categoría de adoración secundaria que no tiene fundamento en las Escrituras. Incluso si se aceptara que el Ángel del Señor era solo un mensajero que recibía adoración en nombre de Dios, esa situación sería muy diferente de las personas que fabrican imágenes y las adoran o, a través de ellas, rinden culto a otros seres creados, como los santos o los ángeles. Hoy en día, la Iglesia Católica mantiene esta enseñanza y distingue tres niveles de honor o adoración: dulia, hiperdulia y latria.
Los reformadores protestantes rechazaron por completo esas distinciones extrabíblicas y, en consecuencia, también rechazaron la decisión del Segundo Concilio de Nicea. Las iglesias de la Reforma eliminaron el uso de imágenes en el culto a Dios y prohibieron toda oración o forma de adoración dirigida a María, los santos o los ángeles, con o sin imágenes.
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