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Pregunta

¿Existen paralelismos entre las tradiciones nupciales judías y nuestra relación con Cristo?

Respuesta


Las tradiciones judías relacionadas con el matrimonio en la época de Cristo son un tema de estudio fascinante, y se pueden observar ciertos paralelismos entre esas costumbres y la teología cristiana. En la Biblia, a veces se entiende metafóricamente que la iglesia es la novia de Jesús (Apocalipsis 21:2, 9-10; 19:7; 22:17).

La Mishná Kiddushin (la sección del Talmud que trata de la "dedicación" o compromiso matrimonial) especifica que el novio adquiere a la novia de una de estas tres maneras: una consiste en que el novio abandone la casa de su padre y se dirija a la casa de la novia para "comprarla" por un precio. El novio da una muestra o una dote, y su valor debe ser conocido por la novia. En todos los casos, la esposa solo puede ser adquirida con su consentimiento. Luego se establece el contrato matrimonial, o ketubah, y a partir de ese momento la novia es santificada, o apartada, exclusivamente para su novio. Es costumbre que el novio y la novia beban de una copa de vino sobre la que se ha pronunciado una bendición de compromiso.

Este proceso prenupcial puede considerarse simbólico de la obra de Cristo a nuestro favor. Jesús dejó la casa de Su Padre (el cielo) y viajó a la casa de Su futura novia (la tierra) para comprarla por un precio, es decir, Su propia sangre (1 Corintios 7:23). Su novia ha aceptado con alegría el matrimonio. Él le ha dado una muestra invaluable, la morada del Espíritu Santo (1 Corintios 2:6-16). Con el establecimiento de la ketubah (el Nuevo Pacto), la novia de Jesús fue santificada para Él (1 Corintios 6:11). El vino de la comunión es un símbolo del pacto por el cual Cristo obtuvo a Su novia.

El Shulkhan Arukh, una presentación exhaustiva de los detalles de la ley judía, explica las dos etapas del matrimonio: el compromiso matrimonial (kiddushin, que significa "santificado") y la consumación del matrimonio (nisuin, traducido como "elevación"). El kiddushin no es el compromiso tal y como lo entendemos nosotros. Es un acuerdo vinculante en el que la mujer se considera legalmente la esposa del hombre. En la época de Jesús era habitual que el kiddushin y el nisuin estuvieran separados por un año. Durante ese tiempo, el novio construía el hogar conyugal.

Esto también puede considerarse una metáfora de la verdad espiritual. Después de sellar el pacto con la Iglesia, Jesús ascendió a la casa de Su Padre para preparar una morada. Justo antes de Su muerte, Jesús dijo a Sus discípulos: "En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, se lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vezy los tomaré adonde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén ustedes también" (Juan 14:2-3).

Según la ley matrimonial judía, cuando llegaba el momento del nisuin, el novio regresaba a buscar a su novia, acompañado de escoltas masculinos. Por lo general, no se sabía de antemano la hora exacta de su llegada (ver Mateo 25:1-15). La llegada del novio se anunciaba con un grito. El Novio de la Iglesia ha estado separado de Su novia durante casi 2000 años, y un día vendrá por ella y la arrebatará de la tierra para encontrarse con Él en el aire (1 Tesalonicenses 4:17). No sabemos cuándo sucederá esto exactamente; debemos estar preparados y permanecer fieles (Marcos 13:33). Jesús vendrá acompañado de una escolta angelical, precedido por un grito, cuando regrese por la Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16).

Después de ser sacada de su casa, la novia judía permaneció escondida en la casa del padre del novio durante siete días. De manera similar, la Iglesia permanecerá "escondida" durante un período de siete años, durante el período de tribulación profetizado. Después de los siete días, la novia judía salía de la cámara nupcial sin velo; del mismo modo, después de siete años, la Iglesia regresará a la tierra con Cristo, a la vista de todos (Colosenses 3:4).

Consideradas como una analogía, las costumbres nupciales judías tienen un gran significado tanto para los creyentes como para los no creyentes. Si eres creyente, debes recordar tu devoción por tu Esposo para no cometer adulterio espiritual contra Él (ver Santiago 4:4). El apóstol Pablo le dice a la Iglesia: "Porque celoso estoy de ustedes con celo de Dios; pues los desposé a un esposo para presentarlos como virgen pura a Cristo. Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo" (2 Corintios 11:2-3).

Si eres no creyente, ahora es el momento de reevaluar tu sistema de creencias a la luz de las palabras de Jesús y las profecías del Apocalipsis. No te quedes atrás en el rapto. Jesús ofrece la vida eterna a todos los que se arrepienten y creen.

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