Pregunta
¿Cuál era la importancia de la luna nueva en tiempos bíblicos?
Respuesta
La importancia de la luna nueva en tiempos bíblicos es que marcaba el comienzo de un nuevo mes (el calendario hebreo se basa en la luna), y era un momento en el que los israelitas debían ofrecer una ofrenda a Dios. El comienzo del mes no se conocía por los cálculos astronómicos, sino por el testimonio de los mensajeros designados para vigilar la primera aparición visible de la luna nueva. Tan pronto como se veía el primer resplandor, el hecho se anunciaba por todo el país mediante señales de fuego en las cumbres de las montañas y el toque de trompetas. La palabra hebrea para “mes” (hodesh) significa literalmente “luna nueva".
En Números 28:11, se ordena por primera vez la ofrenda de la Luna Nueva: "Y al principio de vuestros meses ofreceréis en holocausto al SEÑOR dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año, sin defecto;" Cada uno de los sacrificios de animales debía ir acompañado de una ofrenda de cereales y una libación (versículos 12-14). Además de los holocaustos, se debía sacrificar una cabra al Señor como ofrenda por el pecado (versículo 15). El festival de la Luna Nueva marcaba la consagración a Dios de cada nuevo mes del año. Los festivales de la Luna Nueva se caracterizaban por los sacrificios, el toque de trompetas sobre los sacrificios (Números 10:10), la suspensión de todo trabajo y comercio (Nehemías 10:31), y las celebraciones sociales o familiares (1 Samuel 20:5).
Como con cualquier ritual religioso, había un peligro de observar los festivales de la Luna Nueva sin un verdadero corazón para seguir a Dios. Más tarde en su historia, los israelitas continuaron observando los festivales de la Luna Nueva externamente, incluso después de que sus corazones se habían enfriado hacia Dios. Readily se desprendían de sus toros, corderos y cabras, pero no renunciaban a sus pecados. Contaban con las observaciones externas para limpiarlos, aunque todavía había maldad en sus corazones. Dios tuvo palabras severas para tal hipocresía: "No me sigan trayendo ofrendas vanas, el incienso de ustedes me disgusta. Luna nueva, Sabbat, convocaciones: no puedo soportar más falsedad ni festividades. Tus lunas nuevas y tus festividades las tengo por hastío; se me han hecho gravosas; estoy cansado de aguantarlas." (Isaías 1:13-14). El pecado es detestable para Dios, y ninguna cantidad de ritual, ceremonia o sacramento puede compensar un corazón pecaminoso. "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo." (Salmos 51:6, RV1960; ver también Oseas 6:6).
La observancia de los festivales de la Luna Nueva y sus sacrificios ya no es necesaria. Cuando apareció el Sacrificio perfecto, el Cordero inmaculado de Dios, ya no era necesario observar estas ordenanzas. Todos los requisitos justos de la Ley fueron cumplidos por Él (Mateo 5:17), y su obra en la cruz significa que ya no son necesarios los sacrificios por el pecado. Pablo nos recuerda este hecho: "Así que, que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, ni con respecto a días de fiesta religiosa, luna nueva o día de reposo. Todo esto es una sombra de lo que está por venir; pero el cuerpo que da sombra pertenece a Cristo." (Colosenses 2:16-17).
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