Pregunta
¿Es un eclipse una señal de los últimos tiempos?
Respuesta
Numerosos pasajes bíblicos vinculan los acontecimientos del fin de los tiempos con fenómenos astronómicos. El sol, la luna, las estrellas, los meteoritos y posiblemente incluso los eclipses se mencionan en relación con las profecías bíblicas del fin de los tiempos. Por ejemplo, cuando se le pregunta por el momento del fin de los tiempos, Jesús dice: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas" (Lucas 21:25). Es natural que, cada vez que se producen fenómenos astronómicos extraños o raros, muchos se pregunten si se acercan los últimos tiempos.
Los eclipses y las "lunas de sangre" son los que más avivan la histeria del fin de los tiempos. Algunos señalan que Mateo 24:29 relaciona un eclipse solar con el fin de los tiempos: "Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz" (NBLA). Durante un eclipse solar, el sol se oscurece significativamente y la luz normalmente reflejada por la luna desaparece. Asimismo, durante un eclipse lunar, la luz normalmente reflejada por la luna disminuye significativamente. Así que, sí, parece haber una posible conexión entre un eclipse y el fin de los tiempos.
Dicho esto, no hay manera de conectar un eclipse específico con el cumplimiento de la profecía del fin de los tiempos. Los eclipses son en realidad bastante comunes, ya que un eclipse solar total ocurre en algún lugar de la Tierra aproximadamente una vez cada 18 meses. Los eclipses solares parciales ocurren varias veces al año. Los eclipses lunares totales ocurren prácticamente todos los años en la mayor parte del mundo. Desde que Jesús pronunció las palabras registradas en Mateo 24, se han producido miles de eclipses totales y parciales, solares y lunares. Ninguno de ellos parece haber tenido ningún significado para la profecía bíblica del fin de los tiempos. Por lo tanto, no hay manera de saber si un eclipse en particular en el futuro tendrá una conexión con el fin de los tiempos.
También, es importante mirar el resto de lo que Jesús dice en Mateo 24, que es conocido como el Discurso de los Olivos. El posible eclipse es solo una de las varias señales que Jesús menciona. Aquí está todo el versículo 29: "Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas" (NBLA). La gente capta el sol y la luna oscuros, pero tiende a ignorar la caída de las estrellas y el temblor de los planetas. Además, Jesús especifica que esta señal vendrá "inmediatamente después de la tribulación", una referencia a la abominación de desoladora en el versículo 15. Será un tiempo el "cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" (versículo 21). De hecho, tan terrible es ese tiempo que, "si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría" (versículo 22, NBLA). Este no es un eclipse regular del que habla Jesús, sino uno que ocurre en medio de la tribulación con una multitud de otras señales. Será el peor tiempo de angustia que el mundo jamás haya visto.
Es importante recordar que Jesús dijo que nadie sabe el día o la hora de Su regreso (Mateo 24:36). Ya que los eclipses se pueden determinar con precisión de segundos, parecería que un eclipse no puede ser el momento preciso del regreso de Cristo. Nuestra curiosidad acerca de cuándo ocurrirá el rapto, quién será el Anticristo, cuándo comienza la tribulación y qué es exactamente la abominación desoladora debe permanecer insatisfecha por ahora.
El apóstol Pedro nos da instrucciones prácticas a la luz del fin de los tiempos: "Debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán" (2 Pedro 3:11-12). Sabemos que entonces veremos la nueva creación, donde "mora la justicia" (versículo 13). Vivir nuestra vida a la luz del regreso de Cristo significa vivir en santidad y anticipación. Tratar de calcular el calendario de los acontecimientos del fin de los tiempos basándonos en fenómenos astronómicos no es algo que la Biblia nos llame a hacer.
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