Pregunta
¿Quién era George Whitefield?
Respuesta
George Whitefield (1714-1770), cuyo apellido a veces se escribe Whitfield debido a su pronunciación, puede que haya sido la figura religiosa más conocida del mundo angloparlante del siglo XVIII. En poco menos de treinta y cuatro años de ministerio, se estima que Whitefield predicó dieciocho mil sermones y fue escuchado por hasta diez millones de personas. Llevó a cabo un extenso ministerio de predicación en Inglaterra, Irlanda y Gales, y realizó catorce viajes a Escocia y siete a las colonias americanas.
George Whitefield se convirtió a Cristo mientras era estudiante en la Universidad de Oxford. Allí se hizo amigo de John y Charles Wesley y se unió a lo que se conocía como el «Club Santo», un grupo de estudiantes que se tomaban muy en serio las responsabilidades cristianas y se reunían regularmente para orar, estudiar la Biblia y compartir. Whitefield fue ordenado diácono en la Iglesia de Inglaterra y comenzó a predicar que era necesario renacer para alcanzar la salvación (ver Juan 3:3).
La teología de Whitefield era totalmente calvinista (un hecho que causó cierta tensión entre él y los Wesley), y su estilo de predicación era algo nunca visto hasta entonces. Mientras que la mayoría de los sermones de la época se pronunciaban en un "estilo sencillo", que a menudo parecía más una conferencia, los sermones de Whitefield eran más bien una representación teatral con gestos exagerados, gritos y saltos. Su oratoria era inigualable. Se dice que un conocido actor contemporáneo afirmó que daría cien guineas (moneda de oro que se utilizó en el Reino Unido) por poder decir "Oh" como George Whitefield.
El mensaje evangelístico de Whitefield y el celo con el que lo predicaba eran escandalosos, y no fue fácilmente aceptado en las iglesias de Gran Bretaña. Como resultado, comenzó a predicar en cualquier otro lugar que lo aceptara, así como al aire libre.
Su estilo de predicación también fue una sorpresa para la puritana Nueva Inglaterra, pero atrajo a personas de todos los ámbitos de la vida. Benjamin Franklin era un admirador de Whitefield, aunque no compartía su fe. Franklin cuenta que, en una ocasión, George Whitefield estaba recaudando fondos para un orfanato y Franklin había decidido no dar dinero. Sin embargo, al escuchar la predicación de Whitefield, decidió que podía dar unas pocas monedas de cobre. A medida que escuchaba, decidió que también podía dar algunas monedas de plata. Al final del sermón, decidió dar todo lo que llevaba consigo. Un amigo que había tomado la precaución de vaciar sus bolsillos antes de acudir a la reunión intentó pedir dinero prestado para poder dar.
El ministerio de George Whitefield traspasó las fronteras denominacionales, ya que estaba dispuesto a predicar el evangelio sin concesiones a cualquier grupo que lo aceptara. Su ministerio en las colonias americanas contribuyó a iniciar el Gran Despertar, y a menudo se le considera el padre del renacimiento religioso americano.
George Whitefield mantuvo un ritmo casi increíble, hablando en público unas mil veces al año durante treinta años. Le encantaba predicar, y un biógrafo escribió sobre él: "Se puede decir que toda su vida se consumió en la entrega de un sermón continuo, o apenas interrumpido" (Arnold Dallimore, George Whitefield, 2:522). Entre los influenciados por la predicación de Whitefield se encontraban Jonathan Edwards y un joven William Wilberforce.
Las siguientes citas son de George Whitefield:
"¡¿Qué?! ¿Llegar al cielo con tu propia fortaleza? ¡Pues entonces más vale que intentes subir a la luna con una cuerda de arena!"
"Otros hombres pueden predicar el evangelio mejor que yo, pero nadie puede predicar un evangelio mejor".
"No podemos predicar el evangelio de Cristo más allá de lo que hemos experimentado su poder en nuestros propios corazones".
"Creo que nunca fui más aceptable para mi Maestro que cuando me encontraba de pie enseñando a aquellos oyentes en los campos abiertos. Ahora predico a diez veces más personas de las que tendría si me hubiera limitado a las iglesias".
"La verdadera conversión significa apartarse no solo del pecado, sino también de la justicia propia".
"Que mi nombre muera en todas partes, que incluso mis amigos me olviden, si con ello se promueve la causa del bendito Jesús".
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