Pregunta
¿Qué significa "morderse y devorarse unos a otros" en Gálatas 5:15?
Respuesta
En Gálatas 5:1-15, el apóstol Pablo aborda el tema de la libertad cristiana. Jesucristo vino a liberar a Sus seguidores de la esclavitud del pecado y de la ley con todas sus exigencias, obligaciones y consecuencias negativas (Romanos 3:21-26; 6:11-14, 22-23; 10:4; 2 Pedro 1:2-4). La libertad en Cristo no es una licencia para pecar y satisfacer nuestros deseos egoístas y carnales, sino un llamado a "[servirnos] por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se muerden y se devoran unos a otros, tengan cuidado, no sea que se consuman unos a otros" (Gálatas 5:13-15). Pablo destaca la importancia de la unidad en la comunidad cristiana, una unidad que se ve amenazada cuando nos volvemos unos contra otros.
Uno de los problemas clave de la iglesia primitiva, y que persiste hoy en día, era la presencia de legalistas. Estas personas propagaban falsas enseñanzas, sugiriendo que la salvación requería la adhesión a rituales y leyes religiosas externas, como la circuncisión (ver Gálatas 5:2-6, 9-12). El malestar provocó divisiones y luchas internas entre los creyentes de Galacia, lo que causó a Pablo una gran angustia por su regreso a la esclavitud espiritual.
Empleando imágenes gráficas, Pablo advirtió a los gálatas que dejaran de atacarse unos a otros. Utilizó dos verbos fuertes para indicar que estos cristianos no estaban actuando como hermanos y hermanas en Cristo, sino más bien como una manada de animales salvajes que se mordían y devoraban unos a otros. En Gálatas 5:15, el término traducido como "morder" (daknete en griego) significa "seguir mordiendo, calumniar, herir, dañar gravemente, que se entiende como cortar o desgarrar con los dientes". La palabra traducida como "devorar" (katesthiete en griego) significa "comerse, comer hasta acabar, devorar, herir". Si los gálatas no dejaban de proferir palabras destructivas y comportarse de forma dañina entre ellos, acabarían destrozándose unos a otros y destruyendo por completo su comunidad de fe.
El objetivo de la libertad en Cristo, la razón por la que Jesús vino a liberarnos, es vivir una vida de amor: "Pues, una vez que depositamos nuestra fe en Cristo Jesús, de nada sirve estar o no circuncidado. Lo importante es la fe que se expresa por medio del amor" (Gálatas 5:6, NTV). Esta expresión de amor a través de nuestra fe en Jesús cumple la ley y nos acerca a la libertad que Cristo nos ofrece.
Pablo citó Levítico 19:18 —"amarás a tu prójimo como a ti mismo"— (cf. Gálatas 5:14; Mateo 19:19; 22:39; Romanos 13:9; Santiago 2:8) para demostrar que la ley misma mantiene el amor como su objetivo principal para guardar la ley. El legalismo trata a las personas con severidad, pero la ley del amor "amor no hace mal a otro" y, por lo tanto, "cumple con las exigencias de la ley de Dios" (Romanos 13:10, NTV; ver también Romanos 13:8).
La verdadera libertad espiritual se manifiesta a través del amor: sirviendo a los demás, extendiendo la gracia y demostrando humildad. El amor no muerde ni devora a un hermano o hermana en el Señor. Es "paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia" (1 Corintios 13:4-7, NTV).
En Gálatas 5:16-26, Pablo presenta la solución: la salida de la esclavitud que conduce a la libertad cristiana para todos los creyentes. Consiste en rendir activamente nuestros deseos al Espíritu Santo y dejar que Su poder, como enfatiza Pablo, "dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones" (versículos 16-17, NTV).
Mientras vivamos en estos cuerpos terrenales, la batalla continuará entre nuestros deseos carnales y lo que desea el Espíritu. Seguir las leyes externas no nos dará la victoria en este conflicto. Pero si cada día recurrimos al poder interior del Espíritu Santo, ya no nos morderemos ni nos devoraremos unos a otros. Entenderemos que pertenecemos a Jesucristo y que hemos "clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los [hemos] crucificado allí" (Gálatas 5:24, NTV). Al caminar según la guía del Espíritu, produciremos el fruto del Espíritu en nuestras vidas, que es "amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!" (versículos 22-23, NTV).
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¿Qué significa "morderse y devorarse unos a otros" en Gálatas 5:15?
