Pregunta
¿Cómo pudo decir Jeremías "Grande es tu fidelidad" en Lamentaciones 3:23?
Respuesta
En Lamentaciones 3, el profeta Jeremías se encuentra en uno de los momentos más oscuros de su vida. Su situación personal es similar a la de la nación de Judá. Mientras es testigo de la destrucción de su amada Jerusalén, Jeremías sufre al mismo tiempo una prueba terriblemente dolorosa. Sin embargo, en medio de su dolor y su sufrimiento, Jeremías renueva su esperanza al recordar la fidelidad del Señor: "¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana" (Lamentaciones 3:22-23, NTV).
A pesar de experimentar aflicciones externas y una profunda confusión interior, Jeremías puede decir del Señor: "Grande es su fidelidad", porque pone su esperanza y su confianza en Dios. Este momento es un punto crucial en Lamentaciones, ya que Jeremías comienza a declarar las promesas de Dios: "El Señor es mi porción, dice mi alma, por tanto en Él espero. Bueno es el Señor para los que en Él esperan, para el alma que lo busca" (Lamentaciones 3:24-25).
"Grande es su fidelidad" es la confesión de Jeremías de su confianza en Dios. Aunque abatida por un tiempo, Judá no está completamente rechazada. Dios está disciplinando a la nación y castigándola por sus pecados, pero no la rechaza como Su pueblo del pacto. "Porque el Señor no rechaza para siempre", observa el profeta. "Antes bien, si aflige, también se compadecerá Según Su gran misericordia. Porque Él no castiga por gusto ni aflige a los hijos de los hombres" (Lamentaciones 3:31-33). El castigo de Dios está inspirado por Su compasión, Su amor y Su gran fidelidad. La misericordia del Señor evitaría la destrucción total de la nación (ver Deuteronomio 7:8-9). Dios está trayendo dolor para poder restaurar al pueblo a una relación correcta con Él. Finalmente, liberará a un remanente de Judá que reconocerá sus pecados, se arrepentirá y confiará en Él.
Otro ejemplo bíblico de una confesión de fe decidida y que cambia la perspectiva es la declaración de Job: "Aunque Él me mate, En Él esperaré" (Job 13:15). Las circunstancias se habían vuelto terriblemente sombrías para Job. Aun así, él confió en la fidelidad de Dios (ver también Job 1:21). Habacuc hace una declaración igualmente impresionante: "Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!" (Habacuc 3:17-18, NTV). Cuando pasamos por dificultades, disciplina y sufrimiento, debemos recordar con gozo la fidelidad de Dios en nuestras vidas.
De hecho, la única alternativa para los creyentes en tiempos desesperados es confiar en la gran fidelidad de Dios. Él es nuestra "roca de protección", "refugio en tiempos de angustia", "torre de seguridad", "refugio para los oprimidos", "ayudador", "escudo", "aliado amoroso" y "salvador" (2 Samuel 22:1-3; Salmo 9:9-10; 144:1-2, NTV). Podemos regocijarnos en el sufrimiento y aferrarnos a la esperanza a través de la disciplina porque Dios usa estos momentos para hacernos crecer y madurar en la fe (Romanos 5:3; Santiago 1:2-4; 1 Pedro 4:12-13; Hebreos 12:7; 2 Tesalonicenses 1:4-5).
No importa cuán graves sean las cosas, podemos dar gracias a Dios porque no son peores, ya que podrían serlo. Si Dios nos tratara según nuestros pecados, seríamos consumidos (Salmo 78:38). En cambio, Él nos muestra misericordia. Cuando Dios nos disciplina y corrige, podemos cambiar nuestra perspectiva al alabarlo por la obra que está haciendo en nosotros (ver Filipenses 1:6). Podemos poner nuestra esperanza "en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en Él hay abundante redención" (Salmo 130:7, NBLA).
Un comentarista explica que la "grandeza" de la fidelidad de Dios se refiere no tanto a la magnitud como a la multitud: "La lealtad de Dios supera con creces la multitud de sufrimientos o pecados. Sus actos de fidelidad abundan más que su obra de juicio. Él mantendrá sus promesas hasta el final, sin importar lo que pueda ocurrir. . . .Este es un Dios cuyo amor pactado hará nuevas todas las cosas; su abundante fidelidad logrará esa realidad" (Chou, A., Evangelical Exegetical Commentary: Lamentations, Lexham Press, 2014).
La verdad innegable del amor leal, abundante, digno de confianza y constante de Dios transformará nuestra perspectiva y renovará nuestra esperanza, tal como lo hizo con Jeremías y con innumerables creyentes. Puede que suframos dificultades y disciplina durante un tiempo, pero podemos estar seguros de que cada mañana nos espera una misericordia nueva. Podemos apoyarnos en la promesa de Dios de que: "Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman" (Santiago 1:12, NBLA). Podemos fijar nuestra mirada en la fuente última de inspiración: Jesucristo. Él es "el autor y consumador de la fe" quien "soportó la cruz", y "soportó tal hostilidad de los pecadores" contra Él mismo, "para que no se cansen ni se desanimen en su corazón" (Hebreos 12:2-3). Al igual que Jeremías y tantos otros antes que nosotros, digamos del Señor: "¡Grande es tu fidelidad!".
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¿Cómo pudo decir Jeremías "Grande es tu fidelidad" en Lamentaciones 3:23?
