Pregunta
¿Qué es la consolación de Israel?
Respuesta
Cuando María y José fueron al templo en Jerusalén para cumplir con los requisitos de la ley tras el nacimiento de Jesús, se encontraron con Simeón, un hombre que era "justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él" (Lucas 2:25, NBLA).
La consolación de Israel se refiere al Mesías prometido. Consolar es aliviar la tristeza o quitar el sentido de pérdida o sufrimiento. El Mesías, como la consolación de Israel, vendría a quitar el dolor y traer consuelo a la nación. Simeón, al igual que muchas generaciones antes de él, esperaba la llegada de Aquel que consolaría al pueblo de Dios. El profeta Isaías había predicho que el Mesías tendría un ministerio de consuelo: ""Consuelen, consuelen a Mi pueblo", dice su Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a voces que su lucha ha terminado, que su iniquidad ha sido quitada" (Isaías 40:1–2, NBLA).
Dios le había revelado a Simeón que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor (Lucas 2:26), el consuelo de Israel, quien cumpliría todas las promesas de los pactos con Abraham y con David, y traería salvación tanto personal como nacional. Después de tantos años de espera y oración por la consolación de Israel, Dios permitió que Simeón tuviera al Mesías en sus brazos. En ese niño, Simeón vio el cumplimiento de todas las esperanzas y anhelos del pueblo judío a lo largo de los siglos, y su corazón se llenó de alegría.
A lo largo de su historia, el pueblo de Israel sufrió mucho. Vivieron como esclavos en Egipto, pasaron por largos exilios y, en tiempos de Jesús, estaban bajo el dominio del Imperio romano. Era un pueblo que ansiaba consuelo y alivio.
Muchos en Israel pensaban que el Mesías, la consolación de Israel, traería libertad política y nacional (Juan 6:15; Lucas 19:11). Pero el consuelo que Jesús trajo fue aún mayor que cualquier libertad política: Él ofreció libertad espiritual y perdón de pecados. David describió el peso de su pecado con estas palabras: "Mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como pesada carga, pesan mucho para mí. Mis llagas huelen mal y supuran a causa de mi necedad. Estoy encorvado y abatido en gran manera, y ando sombrío todo el día... Estoy entumecido y abatido en gran manera; gimo a causa de la agitación de mi corazón" (Salmo 38:4–8, NBLA). El Hijo de David vino a cargar con ese peso, a levantar a los que estaban abatidos y a cambiar la angustia por gozo. Todos los que confían en Él saben que verdaderamente es la consolación de Israel—y la consolación de todos los que creen.
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¿Qué es la consolación de Israel?
