Pregunta
¿Quién era Juan Crisóstomo?
Respuesta
Juan Crisóstomo (c. 347-407 d. C.) fue un padre de la Iglesia oriental y arzobispo de Constantinopla. Nació en Antioquía, Siria, y se le llamó Juan; se le conocía como Crisóstomo ("boca de oro") debido a su excelente habilidad para hablar. Su madre, Antusa, enviudó a los veinte años y se negó a volver a casarse para dedicarse exclusivamente a la educación de su hijo. Juan estudió los clásicos griegos y retórica. Durante un tiempo, Juan Crisóstomo ejerció la abogacía, pero, tras su bautismo en 368, se convirtió en monje.
Tras la muerte de su madre, Juan Crisóstomo llevó una vida ascética muy estricta. Durante este tiempo, pasó dos años viviendo en una cueva en una montaña cerca de Antioquía, donde se dedicó a memorizar toda la Biblia. Finalmente, su precaria salud le obligó a abandonar la vida ermitaña. Juan Crisóstomo fue ordenado en 386 y predicó algunos de sus mejores sermones en Antioquía hasta 398, cuando, muy en contra de su voluntad (de hecho, fue secuestrado y llevado a la fuerza a Constantinopla), fue nombrado patriarca (arzobispo) de Constantinopla por un funcionario del gobierno. En lugar de luchar contra el secuestro y el nombramiento, Juan se sometió a ellos, considerándolos como la providencia de Dios.
Como arzobispo de Constantinopla, Juan Crisóstomo intentó reformar el clima moral de la capital, pero se encontró con una fuerte oposición tanto dentro como fuera de la Iglesia. En el ámbito secular, la emperatriz Eudoxia pidió la destitución de Juan debido a sus ataques contra el pecado en las altas esferas. En el ámbito eclesiástico, el clero local y el obispo de Alejandría también se mostraron en desacuerdo con los altos estándares de Crisóstomo. Juntos, lideraron el movimiento para destituir a Juan Crisóstomo en 403. El pueblo de Constantinopla quería que Crisóstomo volviera y se amotinó para apoyarlo; el emperador Arcadio, asustado por la respuesta del público, reinstauró a Juan al día siguiente.
Pero Juan Crisóstomo no transigió en sus principios. Continuó valientemente utilizando su "boca de oro" para predicar contra el pecado, y la orgullosa y vengativa Eudoxia se enfureció una vez más. Específicamente, Crisóstomo predicó contra las formas vanas y ostentosas de vestir y contra el acto de Eudoxia de colocar una estatuilla de plata de sí misma cerca de la iglesia de Santa Sofía, donde él predicaba. La emperatriz desterró a Juan en 404 acusado de traición. Juan Crisóstomo murió en el exilio en 407. Sus restos fueron trasladados a Constantinopla en 438 y enterrados en la Iglesia de los Apóstoles.
Hoy en día aún se conservan más de 600 homilías y sermones de Juan. Juan era especialmente hábil en las homilías, diseñadas para aplicar las Escrituras a los retos de la vida cristiana. La mayoría son exposiciones de las epístolas de Pablo, en las que se hace hincapié en la aplicación práctica de su significado a la gente de su época. Crisóstomo amaba a Pablo, al que llamaba "vaso de elección" y "trompeta del cielo". Fiel a su propia brújula moral, Juan Crisóstomo predicaba que no debía haber separación entre la moral y la religión, que la cruz y la ética debían ir de la mano. Sus sermones condenaban los pecados del aborto, la prostitución, la gula y las blasfemias, y los entretenimientos populares de la época, especialmente el teatro, las carreras de caballos y las juergas que rodeaban las celebraciones de las fiestas.
Entre los temas favoritos de Juan estaba el cuidado de los pobres y los necesitados, un deber que, en su opinión, las clases ricas no cumplían. Con frecuencia exhortaba a los ricos a dejar de lado sus hábitos materialistas y los reprendía por preocuparse más por sus posesiones que por sus semejantes (ver Mateo 5:42 y 1 Timoteo 6:17-19). En un sermón especialmente mordaz, Juan avergonzó a los ricos egoístas preguntándoles: "¿Honráis tanto vuestros excrementos como para recogerlos en un orinal de plata, mientras otro hombre creado a imagen y semejanza de Dios perece de frío?".
Debido a sus habilidades retóricas, Juan Crisóstomo sigue siendo aclamado como uno de los mejores oradores que ha conocido la Iglesia. Es considerado santo por las Iglesias ortodoxa oriental, católica romana, copta y anglicana. Los católicos le han otorgado el título de "Doctor de la Iglesia", y la Iglesia ortodoxa lo honra como uno de los Tres Santos Jerarcas.
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