Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre llegar tarde o la impuntualidad?
Respuesta
No hay un mandamiento en la Biblia que diga: "No llegarás tarde jamás"; por lo tanto, no basta con buscar un versículo específico que prohíba la impuntualidad. Todos hemos llegado tarde a algo en algún momento, a menudo por circunstancias imprevistas o inevitables. Sin embargo, si alguien es habitualmente impuntual y no se preocupa por llegar a tiempo, especialmente si profesa ser cristiano, entonces sí se aplican principios bíblicos. Como en todo, Dios mira el corazón: "porque Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón" (1 Samuel 16:7, NBLA).
Por un lado, la impuntualidad constante no expresa amor hacia los demás. Hacer que otros nos esperen una y otra vez es, sencillamente, una falta de cortesía. Los cristianos debemos amarnos unos a otros e incluso amar a nuestros enemigos, y el amor "no se porta indecorosamente" (1 Corintios 13:5, NBLA). Cuando otros perciben que no los amamos o no nos preocupamos por ellos, nuestra reputación como cristianos se ve afectada. "Mejor es el buen nombre que el buen ungüento" (Eclesiastés 7:1, NBLA). Tener un buen nombre, una buena reputación, es importante para el cristiano. Esto implica que se nos conozca como personas de palabra, confiables y responsables, y no como personas siempre impuntuales, perezosas o indiferentes hacia los demás. Nuestras acciones como cristianos reflejan a Cristo. ¿Lo glorifican? ¿Lo honran? "Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" (Colosenses 3:23, NBLA).
Además, como cristianos nunca debemos ser causa de tropiezo para otros. Tener que esperar constantemente a alguien puede ser muy irritante, especialmente para quienes hacen un esfuerzo por llegar a tiempo. Una leve molestia puede convertirse fácilmente en enojo, y el enojo en pecado; y nunca debemos ser la causa del pecado de otra persona. "Jesús dijo a Sus discípulos: Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vienen!" (Lucas 17:1, NBLA).
Esperar no solo resulta frustrante, sino que provoca un estrés innecesario y pérdida de tiempo para quien debe hacerlo. Pablo exhorta a los cristianos a "no hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo" (Filipenses 2:3, NBLA). La persona que siempre llega tarde no considera el tiempo de los demás como más valioso que el suyo. La mayoría de quienes llegan tarde habitualmente se preocupan únicamente por sí mismos. La impuntualidad constante no comunica celo o diligencia en servir a Cristo, amando a los demás como Él nos ama, ni transmite fidelidad o confiabilidad.
Para quien es habitualmente impuntual, hay esperanza. En muchos casos, se trata simplemente de superar malos hábitos adquiridos con el tiempo. A veces basta con cambiar esas rutinas para ser más consciente de la hora, planificar con antelación y dejar un margen para lo imprevisto. Reconocer el impacto espiritual que nuestra impuntualidad tiene sobre otros es el primer paso para comprender la importancia de revertir este mal hábito. Si nos motiva el amor hacia los demás y el deseo de mantener un buen testimonio por causa de Cristo, el siguiente paso es orar pidiendo sabiduría y ayuda. Dios ha prometido dar sabiduría a todos los que se la pidan (Santiago 1:5), y nunca está lejos de quienes invocan Su poder para vivir piadosamente.
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¿Qué dice la Biblia sobre llegar tarde o la impuntualidad?
