Pregunta
¿Qué significa gozarse con los que se gozan (Romanos 12:15)?
Respuesta
Romanos 12:15 anima a la empatía, exhortando a los creyentes: "Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran" (NBLA). En este capítulo, Pablo pasa de la enseñanza doctrinal a una exhortación sobre cómo vivir de manera práctica. Comienza con la amonestación: "Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes" (Romanos 12:1, NBLA). Es en el contexto de vivir conforme al evangelio que se nos dice que debemos gozarnos con los que se gozan y llorar con los que lloran.
Un ejemplo conmovedor de alguien que lloró con los que lloraban es el mismo Jesús, tras la muerte de Lázaro. A pesar de saber que lo resucitaría, Jesús se unió al dolor de María y Marta (Juan 11:35). Otra imagen de la empatía de Cristo la vemos en Hebreos 4:15, donde se nos presenta a Jesús como el Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades.
Gozarse con los que se gozan es alegrarse sinceramente por la bendición o el éxito de otros, lo cual contrarresta la envidia. Llorar con los que lloran es cargar con el dolor ajeno y compartir su tristeza, lo que contrarresta la apatía y la indiferencia. Cristo hizo ambas cosas: lloró con nosotros, siendo "varón de dolores" (Isaías 53:3), y también se gozó con nosotros, pues "se regocijó en el Espíritu" cuando los discípulos regresaron con buenas noticias de su ministerio (Lucas 10:21).
El mandato de gozarse con los que se gozan y llorar con los que lloran refleja los altibajos de la vida cristiana. La vida tiene montes y valles. No siempre nos gozaremos, y no siempre lloraremos. En un mundo caído, experimentaremos tanto bendiciones como momentos difíciles. "Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar" (Eclesiastés 3:4, NBLA).
Como creyentes en Cristo, no debemos ser indiferentes al sufrimiento de nuestros hermanos ni recelosos de su éxito. La Escritura nos llama a una empatía genuina, viendo a los demás con los ojos de Cristo. Podemos compartir juntos los altos y bajos de la vida.
La empatía que se requiere en Romanos 12:15 puede parecer contraria a nuestra naturaleza, y el mandato puede ser difícil de obedecer. Cuando estamos en medio del valle, alegrarnos por el éxito ajeno puede parecer injusto, sobre todo si ese éxito es algo que anhelamos para nosotros. Y, como hicieron los amigos de Job, podríamos caer en racionalizar el sufrimiento de otros, olvidando la compasión. Tal vez por eso Pablo comienza la epístola a los Romanos con una exposición del evangelio, enfatizando la doctrina de la justificación por gracia mediante la fe. La empatía que se espera de los cristianos—al igual que otras responsabilidades éticas—debe obedecerse a la luz del evangelio que nos salva. Gracias al poder del Espíritu Santo que habita en nosotros, podemos gozarnos con los que se gozan y llorar con los que lloran.
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¿Qué significa gozarse con los que se gozan (Romanos 12:15)?
