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Pregunta

¿Qué dice la Biblia respecto a postrarse o arrodillarse en la oración?

Respuesta


El Salmo 95:6 dice: "Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor". Postrarse y arrodillarse se han asociado durante mucho tiempo con la adoración y la reverencia (ver 2 Crónicas 6:13; Salmo 138:2; Daniel 6:10). De hecho, la palabra hebrea para "adorar" en realidad significa "postrarse". Pero, ¿es postrarse o arrodillarse la única postura que debemos adoptar al adorar u orar?

El primer caso registrado en la Biblia que muestra una reverencia es el de Génesis 18:2, cuando los tres visitantes celestiales se acercaron a Abraham. Él sabía que representaban a Dios, y se postró en tierra en señal de bienvenida. Unas generaciones más tarde, el Faraón, rey de Egipto, ordenó a todos los egipcios que se postraran ante José en señal de respeto hacia el antiguo esclavo ascendido como segundo al mando (Génesis 41:42-43). Así que, en los primeros tiempos de la historia de la humanidad, postrarse o arrodillarse llegó a representar una posición de humildad ante alguien de mayor importancia.

Postrarse y arrodillarse ante los gobernantes y los falsos dioses se había convertido en algo habitual cuando Dios le dio la Ley a Moisés. Dios quería establecer algunos nuevos parámetros sobre la adoración que debían hacerle. El segundo mandamiento dice: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza. . . . No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte, celoso" (Éxodo 20:4-5). Dios se reserva cualquier forma de adoración para sí mismo, y está prohibido inclinarse ante alguien o algo más para rendirle adoración. En Apocalipsis 19:10, Juan cae a los pies del ángel que le estaba explicando una visión, pero el ángel le reprende inmediatamente: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios".

Postrarse y arrodillarse no eran las únicas posturas adoptadas por los adoradores en la Biblia. Moisés y Aarón se postraron con el rostro en tierra delante del Señor, y Su gloria los envolvió (Números 20:6). Ezequiel se postró rostro en tierra en señal de dolor, clamando al Señor, y el Señor le respondió (Ezequiel 11:13-14). Los levitas debían "asistir cada mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas al Señor, y asimismo por la tarde" (1 Crónicas 23:30). Del rey David dice: "entró el rey David y se puso delante del Señor," para orar (2 Samuel 7:18). Jesús "alzó los ojos hacia el cielo" cuando hizo la oración más larga que se ha registrado (Juan 17), y Pablo exhortó "que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda" (1 Timoteo 2:8). De acuerdo a la Biblia, hay más de una postura correcta para la adoración u oración.

Aunque las representaciones físicas de la adoración son importantes, y todo nuestro ser debe estar comprometido con la adoración a Dios, la postura de nuestros corazones es más importante que la posición de nuestros cuerpos. Cuando la postura de nuestros corazones es de humildad y reverencia, nuestros cuerpos generalmente desean expresar eso de manera física. Arrodillarse, postrarse, tenderse boca abajo, inclinar la cabeza y levantar las manos son expresiones físicas de las actitudes de nuestro corazón. Por supuesto, sin la actitud apropiada del corazón, las acciones físicas son un espectáculo vacío. El Salmo 51:17 resume claramente el deseo de Dios para nuestra adoración: "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios".

La verdadera adoración es un estilo de vida, no una actividad. Si bien los momentos de profunda comunión con Dios son fundamentales para nuestra salud espiritual, también se nos dice que "oremos sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17). Nuestros cuerpos deben ser sacrificios vivos (Romanos 12:1-2) y nuestros corazones deben estar llenos de "salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5:19-20). Nuestros corazones pueden estar en un estado continuo de adoración y oración, aún en medio de nuestros días. A. W. Tozer escribió: "La meta de todo cristiano debería ser vivir en un estado de adoración ininterrumpida". Cuando esa es la meta de nuestras vidas, arrodillarse, postrarse, estar tirado en el suelo y caminar por la calle, son posturas de oración y adoración que agradan a Dios.

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