Pregunta
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "pidan y recibirán"?
Respuesta
Jesús dijo: "pidan y recibirán, para que su gozo sea completo" (Juan 16:24). Se encuentran declaraciones similares en Mateo 7:7; 21:22; Marcos 11:24; Lucas 11:9; y Juan 15:7. ¿Es esta una promesa general sin condiciones? Si pedimos que nos entreguen trescientos kilos de chocolate en nuestra puerta, ¿está Dios obligado a dárnoslos? ¿O deben entenderse las palabras de Jesús a la luz de otras revelaciones?
Si asumimos que "pidan y recibirán" significa "pidan lo que quieran y yo se lo daré", entonces hemos convertido al Señor en un genio cósmico que satisface todos nuestros caprichos. Este es el problema de las enseñanzas del evangelio de la prosperidad y la palabra de fe.
En el Sermón del Monte, Jesús dice que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre la puerta (Mateo 7:7-8). Pero con este y todos los demás versículos debemos examinar el contexto. Jesús continúa diciendo que Dios no dejará de dar cosas buenas a sus hijos (versículo 11). Así pues, esta es una condición para la promesa de "pedir y recibir": lo que pidamos debe ser bueno a los ojos de Dios. Dios dará dones provechosos a Sus hijos; no nos dará cosas malas o perjudiciales, por mucho que las pidamos. El mejor ejemplo de un buen don es el Espíritu Santo, según Lucas 11:13. Empezamos a ver un doble propósito de la oración: aumentar nuestra comprensión de lo que Dios llama "bueno" y cultivar en nosotros el deseo de lo que es bueno.
Nuestras oraciones a Dios no son muy diferentes de nuestras peticiones a los hombres. Nuestras oraciones se basan en una relación, como señala Jesús en Mateo 7:8. Si un niño le pide a su padre algo que él sabe que es perjudicial, la petición es denegada. El niño puede sentirse frustrado e infeliz cuando no obtiene lo que pidió, pero debe confiar en su padre. Por el contrario, cuando el niño pide algo que el padre sabe que es beneficioso, el padre se lo proporcionará con entusiasmo porque ama a su hijo.
Tenemos otra condición para la promesa de "pedir y recibir" en Juan 14:14: "Si me piden algo en Mi nombre, Yo lo haré". Aquí, Jesús no promete a Sus discípulos todo lo que quieran, sino que les instruye que pidan "en mi nombre". Orar en el nombre de Jesús es orar basándose en la autoridad de Jesús, pero también implica orar según la voluntad de Dios, ya que la voluntad de Dios es lo que Jesús siempre hizo (Juan 6:38). Esta verdad se afirma explícitamente en 1 Juan 5:14: "si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye". Nuestras peticiones deben ser congruentes con la voluntad de Dios.
La promesa de "pedir y recibir", incluso con sus condiciones, nunca puede decepcionar. No hay posibilidad de que las cosas que necesitamos no estén en la voluntad de Dios. Él promete suplir lo que necesitamos cuando "buscamos primero su reino y su justicia" (Mateo 6:33). Por supuesto, lo que queremos no siempre es lo que necesitamos. Si lo que queremos no está en la voluntad de Dios, entonces realmente no queremos recibirlo. Dios sabe lo que es bueno para nosotros y es fiel y amoroso al decir "no" a las oraciones egoístas y necias, por mucho que deseemos lo que pedimos.
Dios siempre nos dará cosas buenas. Nuestra tarea es comprender lo que es bueno, para saber qué pedir. La mente natural no puede entender esto. Pero cuando nos ofrecemos como "sacrificio vivo" y somos transformados por la renovación de nuestra mente, entonces podremos verificar "cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto" (Romanos 12:1-2). Entonces, al pedir con fe lo que necesitamos, tendremos todo lo necesario para la vida, la piedad y la plenitud del gozo (Juan 16:24).
La instrucción bíblica con respecto a la oración es que oremos por las cosas buenas que realmente necesitamos, de acuerdo con la voluntad de Dios, en la autoridad de Jesucristo, con perseverancia (ver Lucas 18:1), desinteresadamente (ver Santiago 4:3) y con fe (ver Santiago 1:6). En Mateo 21:22, Jesús vuelve a hacer hincapié en la fe: "Si creéis, recibiréis todo lo que pidáis en la oración". Quienes creen verdaderamente en Dios serán testigos del asombroso e infinito poder de Dios. Sin embargo, comparando las Escrituras con las Escrituras, sabemos que la petición debe hacerse dentro de la voluntad de Dios. Parte de tener fe es aceptar el plan de Dios como lo mejor. Si pedimos sanidad, y eso es lo mejor para nosotros, no debemos dudar de que Dios nos sanará. Si no lo hace, entonces no ser sanados es parte necesaria de un plan más amplio, uno que en última instancia es para nuestro bien.
Considera Salmos 37:4: "Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón". Este versículo no nos da una forma de manipular a Dios, ni significa que, si obedecemos, Él nos recompensará con cualquier cosa que deseemos. Más bien, significa que, cuando nos deleitamos en Dios, entonces encontraremos en Él todo lo que queremos y necesitamos. La clave aquí es que el corazón de quien busca cambia: cuando nos deleitamos en el Señor, los deseos de Dios comienzan a ser los nuestros. Cuando nuestros deseos coinciden con los de Dios, nuestras oraciones se alinean automáticamente con Su voluntad.
Entre las oraciones más importantes en la vida de un cristiano se encuentran "Enséñame a amarte por encima de todo" y "Haz que quiera lo que tú quieres". Cuando deseamos verdaderamente a Dios, cuando nos apasiona ver Su voluntad cumplida en este mundo y cuando pedimos lo que le da gloria, Él está ansioso por darnos todo lo que le pedimos. A veces, las cosas que glorifican a Dios son agradables, como un matrimonio o un hijo. Otras veces son difíciles para nosotros, como un fracaso que nos humilla o una debilidad física que nos hace más dependientes de Dios (ver 2 Corintios 12:7). Sin embargo, cuando oramos dentro de Su voluntad, en la autoridad de Jesús, con persistencia, desinterés y fe, recibiremos lo que necesitamos.
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¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "pidan y recibirán"?
