Pregunta
¿Quién tuvo el cabello rojo en la Biblia?
Respuesta
Las personas pelirrojas a menudo han sido encasilladas en estereotipos que las relacionan con un temperamento fuerte, agresividad o falta de sensibilidad. Sin embargo, el color del cabello no dice nada sobre el valor o carácter de una persona. La Biblia menciona al menos a dos personas con cabello rojo, y sus personalidades no podían ser más diferentes.
El primero fue Esaú, hijo de Isaac y Rebeca. Génesis 25:25 relata que, cuando nacieron los mellizos de Rebeca, Esaú salió "rojizo, todo cubierto de vello" (NBLA). Como primogénito, tenía por derecho la bendición y la herencia familiar, pero, movido por el hambre y la falta de aprecio por ese privilegio, lo vendió a su hermano Jacob a cambio de un simple plato de guiso (Génesis 25:29-33). Aunque su cabello rojo no tuvo nada que ver con sus elecciones, su carácter impulsivo, materialista y descuidado lo llevó incluso a albergar un profundo rencor contra su hermano, al punto de planear matarlo (Génesis 27:41). Con el paso de los años, sin embargo, Esaú pareció madurar; dejó atrás su ira y mostró nobleza al reconciliarse con Jacob, perdonarlo y buscar la paz entre ambos (Génesis 33:4).
El pelirrojo más famoso en la Biblia es David. Se le describe como "rubio, de ojos hermosos y bien parecido" (1 Samuel 16:12, NBLA). El término "rubio" puede referirse a su tono de piel, aunque algunos comentaristas creen que alude a su cabello rojizo. David tuvo un carácter muy distinto al de Esaú: fue "un hombre conforme al corazón de Dios" (Hechos 13:22). Sus pasiones, cuando estaban sometidas al Señor, lo llevaban a pelear las batallas de Dios, liderar al pueblo y escribir la mayoría de los salmos. Pero cuando dejaba que esas pasiones lo dominaran, caía en graves pecados y engaños (2 Samuel 11).
Los pelirrojos pueden sentirse orgullosos del color que Dios les dio y no permitir que su cabello defina su carácter. Las rubias no tienen que ser ingenuas, las morenas no temperamentales que ser serias, y los pelirrojos no tienen que ser irascibles (Proverbios 22:24). Sea cual sea nuestro color de cabello, Dios nos llama a rendir nuestras tendencias naturales a Su señorío y dejar que Su Espíritu nos transforme (2 Corintios 5:17). Él se deleita en la diversidad que ha creado (Salmo 37:23), y nuestro deber es celebrar cómo nos hizo y usar todo lo que somos para Su gloria (1 Corintios 10:31).
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