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Pregunta

¿Qué es la pedagogía?

Respuesta


La pedagogía es la disciplina de estudio relacionada con el campo de la educación y los métodos de enseñanza. La palabra deriva del griego paidagogia, "guiar a un niño", que a su vez proviene de paidagogos o "maestro de niños". En la cultura grecorromana, un paidagogos era un esclavo responsable de la educación de los niños. Paidagogos se menciona tres veces en la Biblia, en 1 Corintios 4:15, Gálatas 3:24 y 25. En esos versículos, la palabra se traduce como "guía" (NBLA) o "tutor" (NTV). La Ley fue nuestro paidagogos para guiarnos a Cristo (Gálatas 3:24).

Existen innumerables teorías sobre el método pedagógico más eficaz, y cada año se desarrollan nuevos métodos. La Biblia no dicta un método de enseñanza formal, pero a través de la instrucción directa y la inferencia, podemos descubrir lo que Dios considera importante sobre la enseñanza.

En primer lugar, el aprendizaje es responsabilidad de varias partes diferentes. En Éxodo 18:17-23 y 2 Crónicas 17:7, el líder de la nación y sus representantes establecieron el sistema educativo. Pero el aprendizaje también es responsabilidad del estudiante (Esdras 7:10), y los padres (Proverbios 1:8), y Dios (Salmo 25:4-5) velan para que se lleve a cabo la enseñanza.

La Biblia ilustra varias herramientas didácticas utilizadas en la pedagogía, entre ellas la música (Deuteronomio 31:19), las parábolas (Marcos 4:2) y la saturación de información (Deuteronomio 11:19). Los buenos maestros reconocen quién necesita los conceptos básicos y quién puede profundizar en la materia (Hebreos 5:12-13). Y, tomando a Jesús como ejemplo, los maestros pueden saber cómo modificar su información y su forma de transmitirla dependiendo de si se dirigen a una gran multitud (Mateo 5), a un entorno educativo formal (Mateo 21:23-27) o a un grupo pequeño (Mateo 13:10-17).

Jesús fue el maestro perfecto, un maestro de la pedagogía. Nuestro Señor utilizó ilustraciones (Lucas 7:31-32), lecciones objetivas (Mateo 6:28), acontecimientos de actualidad (Lucas 13:4-5) e historias (Mateo 13). Utilizó conferencias y discursos (Mateo 24), entabló diálogo con Sus alumnos (Juan 3), hizo preguntas retóricas (Lucas 18:8), impartió proverbios (Lucas 7:45) y dio la vuelta a las preguntas para obligar a Sus oyentes a formular una respuesta (Marcos 10:18). Predicaba y enseñaba; daba ejemplo y corregía. Daba "deberes y hacía un seguimiento de ellos (Mateo 9:13; 12:7). Apelaba al texto de las Escrituras (Marcos 12:26) y a las emociones, la conciencia y el intelecto del hombre (Mateo 11:18; Juan 8:7; Marcos 12:37). No temía utilizar hipérboles (Mateo 5:29), metáforas (Juan 9:5) y lenguaje provocativo (Lucas 13:32). Jesús siempre tenía en mente el mejor interés de Sus oyentes; siempre, el tema de Su enseñanza era la verdad absoluta de Dios.

Una buena enseñanza ilustra cómo el pasado se aplica al presente (Mateo 13:52) y puede reducir los conceptos a su idea principal (Mateo 22:34-40). Las lecciones adecuadas no sobrecargan a los alumnos con requisitos innecesarios que no son relevantes (Mateo 23:13-29). Las buenas lecciones tampoco incluyen información falsa (Hebreos 13:9), sino que enseñan al estudiante cómo verificar la información (Mateo 12:33). También se centran en lo que es verdad, en lugar de en lo que la audiencia quiere oír (2 Timoteo 4:3). Cuando es necesario, la enseñanza incluye una reprimenda al alumno (Proverbios 1:23), aunque el buen maestro siempre se interesa por las necesidades personales de los alumnos (Mateo 4:23).

La Biblia tiene mucho que decir sobre los propios maestros. Los pedagogos deben ser expertos en su campo (Marcos 1:22), pero estar dispuestos a ser corregidos si eso significa garantizar que están enseñando lo correcto (Hechos 26:24-28). No deben enseñorearse de los demás (Marcos 12:38), aunque sí tienen autoridad sobre sus alumnos (Lucas 6:40). Los buenos maestros son amables y gentiles, no resentidos ni pendencieros (2 Timoteo 2:23-25) y están dispuestos a enseñar a cualquiera que esté deseoso de aprender (Lucas 2:46-47). Los buenos maestros enseñan con sabiduría (Colosenses 1:28; 3:16), practican lo que enseñan (Romanos 2:21; Tito 2:6-7) y no temen enseñar la verdad, aunque sea difícil de aceptar (Juan 6:60). Los mejores maestros enseñan a otros cómo transmitir la verdad que les han enseñado, para que el ciclo de la pedagogía continúe (Tito 2:3-5).

La pedagogía es importante porque la enseñanza es una vocación seria que conlleva una gran responsabilidad y rendición de cuentas (Santiago 3:1). La enseñanza es un don espiritual (1 Corintios 12:28) y un requisito para un líder cristiano (1 Timoteo 3:2). Los maestros cristianos basan su información en las Escrituras (2 Timoteo 3:16) porque reconocen la diferencia entre las enseñanzas humanas y la verdad de Dios (Colosenses 2:22). Debido a su posición y responsabilidad, los buenos maestros en la iglesia son dignos de doble honor (1 Timoteo 5:17).

Lo que dice la Biblia sobre la pedagogía está relacionado con la integridad de la información y de los maestros, no con un sistema complicado para definir las prácticas docentes más eficaces en una norma formal. Las teorías pedagógicas no son necesariamente erróneas y pueden proporcionar a los maestros información útil para llegar a personas con diferentes estilos de aprendizaje. La orientación de la Biblia es más sencilla: conoce tu material, preocúpate por tus alumnos, sé creativo y vive con amabilidad e integridad. El resto son solo herramientas.

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