Pregunta
¿Qué significa que los creyentes en Cristo nunca tendrán sed (Juan 4:14)?
Respuesta
Juan 4 narra un encuentro divino entre Jesús y una mujer samaritana. Cansado del viaje, Jesús descansa junto a un pozo cuando una mujer del pueblo cercano llega a sacar agua. Percibiendo su árida condición espiritual y su necesidad de salvación, Jesús inicia una conversación. En el transcurso de la conversación, Él dice: "Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna" (Juan 4:13-14, NBLA). Al principio, la mujer piensa que Jesús le está ofreciendo agua natural para saciar su sed literal. Sin embargo, Él tiene en mente algo completamente diferente y sobrenatural.
En el corazón de cada ser humano existe un anhelo impulsado por Dios, una sed espiritual que solo Él puede saciar (Eclesiastés 3:11; Salmo 42:2; 63:1). Él nos hizo así para que tuviéramos el deseo de conocerlo. La sed física se utiliza a lo largo de toda la Biblia para describir esta profunda privación humana. Isaías habla del Señor que proporciona agua fresca para saciar esta sed espiritual: "Los afligidos y los necesitados buscan agua, pero no la hay, Su lengua está reseca de sed. Yo, el Señor, les responderé, Yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Abriré ríos en las alturas desoladas, Y manantiales en medio de los valles. Transformaré el desierto en estanque de aguas, Y la tierra seca en manantiales" (Isaías 41:17-18, NBLA; ver también Isaías 12:2-3; 35:6-7; 49:10; 58:11).
En el Nuevo Testamento, Jesucristo se revela como la fuente de agua viva (Juan 4:4-26; 7:37-39; cf. Jeremías 2:13; 17:13; Zacarías 14:8-9). Al principio de su ministerio, Jesús enseñó: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados" (Mateo 5:6, NBLA). Luego, en el libro del Apocalipsis, se nos da una visión de los creyentes redimidos que rodean el trono de Dios en el cielo. Ellos ya "no tendrán hambre ni sed", porque el Cordero de Dios los guía "a manantiales de aguas de vida" (Apocalipsis 7:13-17, NBLA).
Jesucristo es la única fuente satisfactoria para saciar nuestras almas secas y sedientas (1 Corintios 10:3-4). La fe es la clave para participar de la fuente del agua de la vida. Jesús dijo a Sus discípulos: "el que cree en Mí nunca tendrá sed" (Juan 6:35, NBLA). Explicó en detalle: "Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva" (Juan 7:38, NBLA). Esta fuente de agua viva que sacia el alma fluye de Jesucristo hacia nosotros a través del Espíritu Santo que mora en nosotros (Juan 7:39).
Junto con los alimentos, el aire y la luz, el agua es uno de los elementos más esenciales para mantener la vida física. En un nivel espiritual, Jesús es todo esto: Él es el "pan de vida" (Juan 6:48), el "aliento de vida" (Génesis 2:7; Juan 3:8; 20:22), la "luz de toda la humanidad" (Juan 1:4) y el proveedor del "agua viva" (Juan 4:10).
Jesús ofrece recargas ilimitadas. Cualquiera que cree en Cristo, recibe Su salvación y permanece en Él nunca volverá a tener sed, porque esa persona bebe de una fuente inagotable de "agua viva" (Juan 4:10). El profeta predijo: "Con gozo sacarás agua de los manantiales de la salvación" (Isaías 12:3). El agua viva de la que habló Jesús representa la vida eterna, y Jesucristo es su único proveedor (Juan 14:6; 17:3; 1 Juan 1:1-2; 5:20; 1 Corintios 15:20-22). Más tarde, Jesús le dijo a Marta: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá" (Juan 11:25-26, NTV).
El relato de Juan sobre Jesús y la mujer samaritana enfatiza que Jesús "tenía que pasar por Samaria" (Juan 4:4). Jesús podría haber tomado otra ruta en su viaje de regreso a Galilea. En cambio, pasó por Samaria debido a una cita divina con una mujer desesperadamente sedienta que necesitaba salvación. Como resultado de su encuentro con Jesús, muchos samaritanos nunca volverán a tener sed porque creyeron en Jesús, bebieron de Su pozo de agua viva y recibieron el regalo de la vida eterna (Juan 4:39-43).
Al final de las Escrituras, la invitación de Cristo sigue resonando: "El Espíritu y la novia dicen: "Ven". Y el que oye, diga: "Ven". Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida" (Apocalipsis 22:17, NBLA; ver también Apocalipsis 21:6). A través del sacrificio redentor de Cristo en la cruz y el posterior derramamiento del Espíritu Santo, los creyentes pueden probar la comunión íntima y eterna con Dios. Solo en una relación restaurada con el Padre se sacia el anhelo del alma, lo que permite a los creyentes no volver a tener sed jamás.
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¿Qué significa que los creyentes en Cristo nunca tendrán sed (Juan 4:14)?
