Pregunta
¿Por qué el deseo de una mujer por su esposo se menciona como parte de la maldición en Génesis 3:16?
Respuesta
Cuando Dios pronuncia juicio sobre Eva por su participación en la transgresión en el Edén, dice: "Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti" (Génesis 3:16). Esta declaración ha generado cierta confusión, ya que parecería que el deseo de una mujer por su esposo debería ser algo positivo, no parte de una maldición.
La frase hebrea en cuestión no incluye un verbo explícito y se traduce literalmente como "hacia tu marido tu deseo". Como el juicio tiene un carácter futuro, se añade el verbo en tiempo futuro para mayor claridad: "Tu deseo será para tu marido". La interpretación más directa de este versículo es que, a partir de ese momento, surgiría un conflicto continuo entre el hombre y la mujer. En contraste con la armonía ideal del Jardín del Edén, la relación conyugal se vería afectada por una lucha por el control. La Nueva Traducción Viviente lo expresa de forma más clara: "Desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti".
Este pronunciamiento representa un cambio profundo en la dinámica del matrimonio. El pecado había introducido discordia en lo que debía ser una relación de amor mutuo. Comenzaba lo que muchos llaman "la batalla de los sexos". Tanto el hombre como la mujer buscarían ahora imponerse en la relación. El hombre, que debía cuidar y amar a su esposa, intentaría dominarla, mientras que la mujer desearía arrebatarle ese dominio.
Es importante entender que esta declaración no es una orden divina, sino una descripción de las consecuencias del pecado. Cuando Dios dice: "él se enseñoreará de ti", no está ordenando que el hombre domine a la mujer, sino señalando que esa tendencia pecaminosa aparecería como resultado de la caída.
En el Nuevo Testamento, Dios reafirma su diseño ideal para la relación entre el hombre y la mujer dentro del matrimonio, destacando cualidades semejantes a las de Cristo. Lo que la maldición del pecado distorsionó, los creyentes en Cristo están llamados a restaurarlo, viviendo conforme al Espíritu de Dios. En Efesios 5, por ejemplo, se enseña que la esposa debe someterse voluntariamente a la autoridad de su esposo en el hogar, resistiendo el impulso—acentuado por la maldición—de querer tomar el control (versículos 22–24). Por su parte, el esposo debe amar a su esposa de manera incondicional y sacrificial, así como Cristo ama a la iglesia (versículos 25–30). Este llamado a vivir en armonía con el diseño divino comienza con un principio fundamental: "Sométanse unos a otros en el temor de Cristo" (versículo 21, NBLA).
Desde el principio, el propósito de Dios ha sido que el matrimonio refleje amor, unidad y respeto. Aunque el pecado distorsionó la belleza original de esta relación, los creyentes en Cristo son llamados a vivir conforme al modelo divino, un ideal que se refleja perfectamente en la relación entre Cristo y Su iglesia.
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¿Por qué el deseo de una mujer por su esposo se menciona como parte de la maldición en Génesis 3:16?
