Pregunta
¿Qué es la contextualización?
Respuesta
En general, contextualizar una idea, afirmación o acontecimiento consiste en situarlo en un marco más amplio, en el que adquiere su significado verdadero y completo. La contextualización facilita la comprensión. Por ejemplo, un problema aritmético puede no parecer muy práctico hasta que se ve en el contexto de una historia; la situación de la vida real contextualiza el problema matemático y lo hace más comprensible. En la evangelización cristiana, contextualizar significa adaptar la presentación del evangelio al contexto sociológico más amplio con el fin de lograr una mayor comprensión y, por lo tanto, una mayor aceptación del mensaje.
A lo largo de los años, diversas iglesias y esfuerzos misioneros han utilizado diferentes niveles de contextualización. En un extremo del espectro se encuentra la ausencia total de contextualización. En el ámbito extranjero, esto significa que el evangelio se presenta en términos occidentales que pueden no ser comprendidos por los pueblos indígenas. La verdad se presenta sin tener en cuenta los antecedentes, la experiencia o el pensamiento de los oyentes. En Estados Unidos, a veces vemos iglesias que se niegan a adaptar la música o los programas a la cultura circundante. La verdad del evangelio permanece, pero se enmarca en un marco rígido que deja poco espacio para la creatividad.
En el otro extremo del espectro de la contextualización se encuentra la adaptación excesiva. El mensaje se presenta en términos que son fácilmente comprensibles para la audiencia, pero se compromete la verdad. Vemos esto en lugares donde se han añadido costumbres cristianas a sistemas de creencias paganas, lo que da lugar a una doctrina sincrética confusa, y en iglesias que tratan de incorporar la filosofía moderna a su teología, sea o no bíblica. El resultado es una dilución de la verdad.
El equilibrio necesario se encuentra en algún punto entre esos dos extremos. Hay que presentar el evangelio en términos que sean fáciles de entender, pero la verdad también debe seguir siendo distinta de la falsedad. Esto ocurre en iglesias que comprenden la cultura en la que funcionan y adaptan sus métodos a las preferencias de esa cultura. La verdad del evangelio permanece, presentada de una manera culturalmente relevante, y no se intenta "desinfectar" la cruz para evitar ofender (1 Corintios 1:23).
La contextualización se suele discutir en términos de trabajo misionero. Algunos de los primeros misioneros no intentaron contextualizar, sino que exigieron a sus conversos que se "occidentalizaran" o, al menos, que rompieran drásticamente con su cultura nativa. Esto hacía más bien muros en lugar de construir relaciones. Más tarde, los misioneros del siglo XIX y principios del XX, como William Carey, Hudson Taylor, Amy Carmichael y otros, se inclinaron más por sumergirse en la cultura y asociarse con los nativos para alcanzar a los perdidos. Contextualizaron el mensaje a la cultura sin diluir la verdad. Esto condujo al movimiento misionero moderno.
En su libro El hijo de paz, Don Richardson cuenta su esfuerzo por llevar el evangelio a los sawis, una tribu de cazadores de cabezas de Papúa Nueva Guinea. Se enfrentó a enormes obstáculos en una cultura que honraba el engaño y la traición: cuando escucharon el evangelio por primera vez, los nativos vieron a Judas Iscariote como el héroe de la historia. Para salvar la brecha entre la cosmovisión de los sawis y el mensaje de amor de Dios, Richardson tuvo que contextualizar el mensaje. A través de mucha oración, trabajo duro y persistencia, Richardson pudo encontrar la "llave" para descifrar la cultura sawi y presentar el evangelio de Jesús de una manera que los sawis pudieran comprender verdaderamente. El resultado fue que se estableció una iglesia en la selva y algunos de los sawis comenzaron a evangelizar a las tribus vecinas.
En la Biblia, Daniel y sus tres amigos se sumergieron por completo en la cultura babilónica sin ceder a las influencias que podrían alejarlos de su Dios (Daniel 1-2). Su disposición a adaptarse les valió una audiencia con el rey babilónico, y su negativa a comprometer la verdad finalmente llevó al rey a reconocer a Dios (Daniel 4). Cuando Pablo habló a los atenienses, no solo emuló el estilo ateniense de argumentación y oratoria, sino que además utilizó a sus propios escritores para reforzar sus argumentos (Hechos 17:22-34). En otras palabras, Pablo entendió la cultura griega y contextualizó el evangelio para ganarse la atención de su público.
Hay ejemplos bíblicos claros de contextualización en el Nuevo Testamento. Jesús predicó a los samaritanos y gentiles sin exigirles que se ajustaran a las prácticas judías. La dramática visión de Pedro en Hechos 10 le mostró que necesitaba modificar su enfoque hacia la cultura gentil; así lo hizo, y como resultado, un centurión romano llegó a la fe en Cristo. La declaración de Pablo de "A todos me he hecho todo" (1 Corintios 9:22), indica su disposición a contextualizar la verdad para sus oyentes, sean quienes sean. Además, en Apocalipsis vemos que el Señor Jesús ha redimido a personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Apocalipsis 5:9; 14:6). El evangelio es verdaderamente transcultural y debe presentarse de manera que cada cultura pueda comprenderlo.
La canción navideña "Some Children See Him" (Algunos niños lo ven) describe al niño Jesús desde el punto de vista de varios niños del mundo: para diferentes niños, Jesús es "blanco como la nieve", "bronceado y moreno", "de ojos almendrados" o "tan oscuro como ellos". Los niños entienden a Jesús en términos de su propio origen y cultura. Eso es contextualización.
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¿Qué es la contextualización?
