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Pregunta

¿Por qué Job se refería a sus amigos como consoladores molestos?

Respuesta


La historia de Job es famosa por tratar temas universales como el sufrimiento personal, la esperanza inquebrantable y la soberanía de Dios. Job sufrió enormemente y soportó sus pruebas con paciencia. Sin embargo, mientras atravesaba sus días más oscuros, tres de sus amigos llegaron para "consolarlo" (Job 2:11). Según Job, resultaron ser "consoladores molestos" (Job 16:2).

Los supuestos consoladores de Job ofrecieron todo tipo de posibilidades para explicar por qué Job estaba pasando por tanta miseria, pero, para colmo, se centraron en la teoría de que Job debía tener algún pecado no confesado en su vida y que Dios lo estaba castigando (Job 11:14-15; 22:4-7). Sabiendo que su conciencia estaba limpia, Job se cansó de sus acusaciones y exclamó: "He oído muchas cosas como estas; consoladores molestos son todos ustedes" (Job 16:2).

Las palabras de los tres amigos de Job ponen de relieve la tendencia que todos tenemos a sacar conclusiones precipitadas. Su teología reflejaba graves errores, ya que insistían en que la única razón por la que Job estaba pasando por tales catástrofes era porque había hecho algo malo (Job 4:7-8; 22:5). Lamentablemente, esa misma idea se ha infiltrado en el cristianismo bajo el paraguas del evangelio de la prosperidad y el movimiento de la Palabra de Fe. Los "consoladores molestos" de Job se reflejan en la enseñanza moderna de que Dios recompensa a los justos si creen con suficiente fuerza, pero aquellos con una fe más débil o con pecados secretos cosecharán calamidades. La conclusión de este pensamiento es que, si alguien sufre una serie de desastres, contrae una enfermedad terminal o padece una enfermedad grave, es porque no está haciendo algo bien.

La Biblia dice que cosechamos lo que sembramos (Gálatas 6:8; Santiago 3:18) y que Dios bendice a los justos (Salmo 5:12; 32:10). Pero la bendición dada a los justos no siempre (ni siquiera habitualmente) adopta una forma material. Si así fuera, no tendríamos forma de explicar la angustia y las privaciones que sufrieron los apóstoles, los mártires o los cristianos fieles de todo el mundo (Hebreos 11:35-40). La bendición de Dios para los justos es a menudo espiritual, ya que estamos sentados "en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Efesios 2:6). Del mismo modo, las adversidades y calamidades de este mundo no siempre son señal del descontento de Dios. Equiparar los desastres con la maldición de Dios es comportarse como los "consoladores molestos" de Job.

En lugar de seguir el ejemplo de los amigos de Job, podemos consolar verdaderamente a los que sufren asegurándoles que Dios sabe por lo que están pasando y que se preocupa por ellos (Salmo 34:18). Podemos recordarles que, por dolorosa que sea su situación, Dios promete utilizarla para bien en sus vidas si le aman y confían en Él (Romanos 8:28). Tratar de culpar a alguien en un momento de pérdida puede convertirnos en "consoladores molestos". A veces, el mayor consuelo que podemos dar a un amigo que sufre es nuestra presencia silenciosa. A veces, como deberían haber aprendido los amigos de Job, lo mejor que se puede decir es nada.

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