Pregunta
¿Por qué nos debería importar cómo acampaban y viajaban los israelitas?
Respuesta
Algunas personas consideran que la travesía de los israelitas por el desierto, tal como está registrada en el libro de Números, es una parte poco importante de la Biblia. Según ellos, el relato de dónde acampaban, cuánto tiempo se quedaban, etc., está lleno de detalles tediosos. Sin embargo, en esta narrativa se revelan muchos principios clave que nos ofrecen verdades aplicables a nuestra vida hoy. De hecho, 1 Corintios 10:1–12 se enfoca en los viajes de los israelitas y afirma que "estas cosas les sucedieron como ejemplo" para nosotros (versículo 11, NBLA).
En primer lugar, encontramos el principio fundamental de hacer de Dios el centro de toda nuestra vida. En la sociedad occidental, la religión o la espiritualidad suelen considerarse solo un aspecto más de la vida. El recorrido por el desierto nos muestra el rol de Dios en todos los aspectos: desde el alimento que comemos hasta el lugar donde dormimos, pasando por cómo nos relacionamos con los demás y cómo adoramos a Dios.
Los viajes de los israelitas también ilustran cómo Dios obra en las situaciones cotidianas. La provisión diaria del maná nos recuerda nuestra necesidad de "el pan nuestro de cada día" (Lucas 11:3), el agua que brotó de la roca es una figura de la salvación que Cristo ofrece (Juan 7:38; 1 Corintios 10:4) y la capacidad de vencer enemigos poderosos demuestra el poder de Dios sobre el mal (Lucas 10:17).
La manera en que los israelitas acampaban resalta la importancia de la comunidad en nuestra vida espiritual. A diferencia de la espiritualidad individualizada que prevalece hoy, los israelitas adoraban juntos en el tabernáculo, celebraban la Pascua y otras festividades, y vivían su fe de manera comunitaria.
La forma en que viajaban revela nuestra total dependencia de Dios. Él los guiaba mediante una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche (Números 14:14). El tabernáculo, lugar de adoración, se ubicaba en el centro mismo del campamento, en el corazón del pueblo. Toda una tribu, la de Leví, fue apartada para cuidar de los utensilios y los tiempos de adoración. Adorar a Dios no era algo que se hacía una vez por semana, sino una expresión diaria de un corazón consagrado a Él.
Durante su recorrido por el desierto, los israelitas fueron testigos de muchas obras especiales de Dios que suplían sus necesidades y dirigían sus corazones hacia Él. Nosotros no necesitamos ver milagros para seguir a Jesús, pero en las páginas de Números encontramos una conciencia del poder sobrenatural de Dios que debe animarnos a confiar en Él en cada aspecto de nuestra vida.
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¿Por qué nos debería importar cómo acampaban y viajaban los israelitas?
