Pregunta
¿Caminó Dios de manera literal y visible en el jardín (Génesis 3:8)?
Respuesta
Génesis 3:8 dice: "Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día. Entonces el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto" (NBLA). Sabemos que Dios es espíritu (Juan 4:24), así que, ¿cómo podría estar Él "paseando en el jardín"?
Primero, es claro en Génesis 3:8 que la llegada de Dios al jardín fue anunciada por un "sonido" o una "voz". El versículo comienza diciendo que "oyeron al Señor Dios". Fuera cual fuera la forma que Dios tomó, sin duda permitió la producción física de sonido. Su caminar era audible; estaba haciendo ruido.
El versículo también menciona la "presencia" de Dios "entre los árboles" del huerto. Era una presencia que Adán y Eva reconocieron y de la cual pensaron que podían esconderse. Así que, el paseo de Dios por el jardín incluía tanto sonido como algún tipo de presencia entre los árboles.
Aun con estas dos afirmaciones, las interpretaciones varían ampliamente. Algunos enfatizan el hecho de que Dios el Padre es invisible y no puede ser visto por los humanos. Según este punto de vista, Dios no apareció en carne, sino que adoptó una apariencia simbólica e incorpórea, como una nube, de manera similar a como lo hizo con los israelitas en el desierto junto a Moisés (Deuteronomio 31:15).
Otros sugieren que la idea de que Dios "paseaba" se refiere a una teofanía—una aparición de Dios en una forma tangible y humana. Los teólogos que apoyan esta visión apuntan a un paralelo en Génesis 18, donde Dios aparece como uno de los tres visitantes con apariencia humana que se presentan a Abraham.
Otra teoría se basa en la frase hebrea traducida como "al fresco del día". Esta puede traducirse literalmente como "el viento de ese día". Algunos creen que esto podría referirse a un viento fuerte. De ser así, la reacción de Adán y Eva tiene más sentido. Oyeron la llegada de Dios como un viento terrible que azotaba los árboles del jardín, y se escondieron. Dios llamó (usando una palabra hebrea que también significa "convocar") a Adán para enfrentar el juicio. Hechos 2 registra un paralelo interesante: la venida del Espíritu Santo fue acompañada por "una ráfaga de viento impetuoso" (versículo 2, NBLA). Asimismo, Dios le habló a Job "desde un torbellino" (Job 38:1).
Independientemente de si Dios apareció en forma humana, en una nube o mediante una tormenta de viento, lo cierto es que fue Él mismo quien confrontó a los pecadores y pronunció juicio. Pero, para alabanza de Su gracia, ese juicio también incluyó la promesa de un futuro Redentor (Génesis 3:15). Así comenzó una gran historia que culminó en Jesucristo, el sacrificio perfecto por el pecado, quien tomó nuestro lugar y recibió el juicio que nosotros merecíamos. Por medio de Cristo, quienes creen son perdonados de sus pecados y reciben vida eterna (Juan 3:16).
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¿Caminó Dios de manera literal y visible en el jardín (Génesis 3:8)?
