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Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre la precognición?

Respuesta


La palabra "precognición" significa "la capacidad de conocer de antemano cosas relacionadas con un acontecimiento o una situación". La precognición está relacionada con el conocimiento clarividente: una persona conoce el resultado de un acontecimiento antes de que este haya ocurrido. La precognición normalmente implica tener algún tipo de capacidad sobrenatural, como la ESP (percepción extrasensorial - por sus siglas en inglés), los horóscopos o el uso de psíquicos. Si bien cualquier participación en brujería (2 Crónicas 33:6), nigromancia (Isaías 8:19) o astrología (Isaías 47:13-15) está expresamente prohibida en las Escrituras (Deuteronomio 18:10; Éxodo 22:18; Apocalipsis 21:8), hay otros casos en la Biblia de aparente precognición que vale la pena explorar.

Gran parte del Antiguo Testamento es un registro escrito de lo que fue predicho por Dios a través de sus profetas. Aquellos que escuchaban a los profetas podían prepararse y advertir a los demás. Los profetas declararon al pueblo de Dios lo que sucedería si desobedecían al Señor (Josué 24:20; Isaías 1:20). Los profetas también advirtieron a los impenitentes sobre el Día del Señor (Zacarías 14:1-2) que vendría miles de años después y dieron esperanza a todos los que confiaban en la salvación de Dios (Isaías 25:8; 35:10; Jeremías 31:16). Cuando el desastre estaba a punto de ocurrir, los que habían prestado atención a los profetas de Dios sabían lo que iba a suceder antes de que sucediera. Su "precognición" o conocimiento previo no provenía de psíquicos o médiums, sino de escuchar al Señor y discernir los tiempos (1 Crónicas 12:32).

En el Nuevo Testamento, después de que el Espíritu Santo fuera derramado en el día de Pentecostés (Hechos 2), algunos de los seguidores de Jesús recibieron profecías sobre lo que iba a suceder. Esos profetas tenían lo que podríamos llamar precognición divina. En Hechos 21:10-14, un hombre llamado Agabo sabía que Pablo tendría problemas si continuaba hacia Jerusalén: "quien vino a vernos, y tomando el cinto de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: Así dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles" (versículo 11). Agabo sabía de antemano lo que le sucedería a Pablo, porque el Espíritu Santo le dio esa información. Al provenir de Dios, la información era precisa.

El propio Pablo tenía "precogniciones" del Espíritu Santo que le ayudaban a guiar su ministerio. El mismo Espíritu Santo que dirigía su camino también le advirtió que se avecinaban problemas (Hechos 20:22-23). Parte de vivir en sintonía con el Espíritu de Dios es el privilegio de ser guiado por ese Espíritu (Romanos 8:14). Aunque Dios habla principalmente a través de Su Palabra, también tenemos al Espíritu Santo que nos guía, nos consuela y nos advierte (Romanos 8:16; Gálatas 5:18; 1 Corintios 12:8). El Señor Dios Todopoderoso aviva nuestra conciencia, despierta nuestro espíritu y, a veces, nos da palabras de conocimiento (1 Corintios 12:8) sobre una situación que no tenemos otra forma de conocer.

El gran predicador Charles H. Spurgeon escribió en su autobiografía: "Podría contar hasta una docena de casos similares en los que señalé a alguien en un salón sin tener el más mínimo conocimiento de esa persona, ni idea de que lo que decía era cierto, excepto que creía que el Espíritu me había movido a decirlo; y tan impactante ha sido mi descripción, que las personas se han ido y han dicho a sus amigos: "Vengan a ver a un hombre que me ha contado todo lo que he hecho; sin duda, debe de haber sido enviado por Dios a mi alma, porque de otro modo no habría podido describirme con tanta exactitud". Spurgeon continúa describiendo muchos casos en los que conocía secretos sobre personas a las que nunca había visto antes. Dios le concedió esas premoniciones para llegar a esas personas con el evangelio. El resultado de este don sobrenatural de Spurgeon fue que muchos se arrepintieron y se salvaron.

Al observar los acontecimientos que se desarrollan en todo el mundo, los cristianos pueden saber lo que está por venir, no basándose en la precognición, sino en profecías centenarias, como 1 Timoteo 4:1, que dice: "El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios". Muchos otros pasajes profetizan lo que sucederá en los últimos días, como 2 Timoteo 3:1-5, 2 Pedro 3:3 y Judas 1:18. Aunque fueron escritas hace cientos de años, estas profecías suenan verdaderas para el cristiano observador que las ve cumplirse ante sus ojos.

Los cristianos no creemos en la precognición, definida como la capacidad de tener premoniciones psíquicas. No practicamos la clarividencia. Pero sí creemos en la intervención compasiva de nuestro amoroso Padre celestial. Cuando nos sentimos incómodos con un plan de acción concreto, conviene ser cautelosos. Puede que no entendamos completamente por qué, pero la intuición, la sabiduría y la "precognición" de Dios podrían evitar muchos contratiempos si aprendiéramos a escuchar. Cuando nos damos cuenta de que Dios tiene el control de todo y que Él quiere lo mejor para nosotros, aceptamos las indicaciones del Espíritu Santo que nos ayudan a evitar los escollos que experimentan los negligentes.

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