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Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre la fatiga?

Respuesta


La fatiga es un agotamiento extremo, que suele ser consecuencia del esfuerzo mental o físico o de una enfermedad. Todos experimentamos fatiga en ocasiones; es parte de la vida. Dios creó nuestros cuerpos para almacenar la energía suficiente para pasar el día. Pero luego necesitamos descansar para recargar energías. Este ciclo de trabajo y sueño es necesario para funcionar al máximo rendimiento. Cuando este ciclo se interrumpe o se desequilibra, se produce la fatiga.

Varias personas de la Biblia experimentaron fatiga en diferentes momentos y por diferentes razones, y podemos aprender de ellas.

1. Los hombres de David. Primera de Samuel 30 narra un momento en la vida de David en el que los filisteos capturaron a las esposas y los hijos de todos sus hombres. Estos estaban tan abrumados por el dolor que "lloraron, hasta que no les quedaron fuerzas para llorar" (versículo 4). Luego, seiscientos de ellos persiguieron a los captores. Después de un tiempo, doscientos de ellos "estaban demasiado fatigados para cruzar el torrente Besor" (versículo 10). Podemos imaginar por qué. Habían experimentado un shock emocional y una gran tristeza, seguidos de un esfuerzo físico en la persecución de sus enemigos. Finalmente, se agotaron.

Una de las causas del cansancio es la combinación de la intensidad emocional y el esfuerzo físico. El agotamiento de la fortaleza emocional y física puede provocar enfermedades si no descansamos tanto el cuerpo como la mente. La respuesta de David al cansancio de sus hombres fue permitirles descansar, pero incluyéndolos en la celebración del éxito. No consideró su cansancio como un signo de debilidad o cobardía, sino como una condición real que les impedía seguir el ritmo de las tropas. Honró su contribución de quedarse atrás con los suministros, reconociendo que, en su estado de debilidad, era lo mejor que podían ofrecer (1 Samuel 30:21-24).

2. Esaú. Génesis 25:29 dice: "Un día, cuando Jacob había preparado un potaje, Esaú vino agotado del campo". La conocida historia de Esaú renunciando a su primogenitura también nos enseña algo sobre la fatiga. Esaú había estado cazando y probablemente sin comer durante un par de días. La combinación del agotamiento físico y el hambre extrema puede crear una fatiga que altera la mente. Nuestros cuerpos no pueden funcionar como deberían, y nuestras mentes se nublan por la necesidad desesperada de comida y descanso. El colosal error de Esaú fue que decidió tomar una decisión que cambiaría su vida mientras estaba agotado mental y físicamente.

Cuando estamos fatigados, debemos ser conscientes de nuestras propias limitaciones y no seguir adelante con decisiones importantes de las que luego nos arrepentiremos. Parte de vivir con sabiduría es reconocer nuestras debilidades humanas y compensarlas, para que no nos controlen. Aplazar las decisiones hasta que hayamos recuperado nuestra fortaleza es una práctica sabia para lidiar con la fatiga.

3. Epafrodito. En Filipenses 2:25-30, Pablo recomienda a su amigo Epafrodito a la iglesia de Filipos, comentando que este hombre se había esforzado hasta el agotamiento por la causa de Cristo. No se nos dice qué tipo de enfermedad tenía Epafrodito ni por qué su trabajo lo agotó, pero podemos sacar algunas conclusiones probables. Cualquiera que haya trabajado en el ministerio puede comprender la condición de Epafrodito. De hecho, es posible que Dios haya incluido la mención de Epafrodito como una advertencia de lo que puede suceder cuando no equilibramos el trabajo y el descanso.

Las necesidades del ministerio son tan grandes que los siervos de Dios pueden verse fácilmente consumidos por ellas, descuidando su propia salud y necesidades. Satanás se acerca sigilosamente a un siervo que trabaja y le sugiere que holgazanear sería egoísta. Nuestro enemigo señala el trabajo sin terminar y da a entender que solo nosotros podemos hacerlo. A esta actitud se le ha llamado a veces "complejo mesiánico", y con razón. Quienes están en el ministerio comienzan a sentir que nadie más tiene la pasión y el llamado que ellos tienen, y que, si no lo hacen todo, nada se hará bien.

Epafrodito es una lección para quienes sirven al Señor de que la obra no es nuestra, sino de Dios (1 Corintios 3:7). Él quiere que hagamos lo mejor que podamos, pero "se acuerda de que solo somos polvo" (Salmo 103:14). A veces, dar nuestra vida por la causa de Cristo es más fácil que mantener nuestra vida por Su causa. La sabiduría nos recuerda que debemos dosificar nuestras fuerzas, admitir cuando no podemos asumir más y reconocer el hecho de que el descanso es una parte importante para permanecer en el ministerio durante todo el tiempo que sea necesario.

La fatiga nos afecta a todos en algún momento, y ésa es una de las razones por las que la Biblia habla tanto de descansar en el Señor (Deuteronomio 5:13-14; Mateo 11:28-29; Salmo 37:7). En nuestro mundo tan ajetreado, el descanso no siempre es fácil. A menudo tenemos que enseñarnos a nosotros mismos a descansar el cuerpo, la mente y el espíritu. Aprender a descansar nuestras almas nos mantiene sanos y aleja el cansancio de nuestras vidas.

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