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Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre el encaprichamiento?

Respuesta


Encapricharse es un sentimiento intenso de atracción por alguien o algo. Con frecuencia se confunde con el amor, y puede parecerse a algo real, pero suele durar poco tiempo. Este sentimiento es emocional y muy egocéntrico. Cuando estamos encaprichados, sentimos una euforia que hace que todo parezca más feliz. Sin embargo, al encaprichamiento le importan poco las necesidades o los intereses a largo plazo de su objeto; sólo quiere que el sentimiento continúe. Este tipo de encaprichamiento puede conducir a un amor duradero, pero no es suficiente para mantener una relación. ¿Acaso la Biblia dice algo más sobre el encaprichamiento?

El libro de los Jueces nos da un ejemplo de un personaje bíblico que experimentó el encaprichamiento. Sansón había sido elegido antes de nacer para dirigir al pueblo de Dios. Pero, como muchos en los que Dios ha puesto un gran potencial, Sansón se envaneció de sí mismo. Pensó que debía tener todo lo que quería, y cuando se encaprichó de una chica que no estaba en la lista aprobada, exigió que su padre se la consiguiera (Jueces 14:1-2). Esto fue un encaprichamiento, pero no amor; la Biblia dice: "Él... vio...a una mujer de las hijas de los filisteos" e inmediatamente quiso casarse con ella. No conocía a esta mujer. No se había tomado el tiempo para cortejarla, presentarla a su familia y amigos, o buscar la aprobación de Dios. Simplemente la vio y se encaprichó. Mientras la perseguía, desafió abiertamente el mandato de Dios de no tocar cosas muertas (versículos 8-9; cf. Números 6:1-8) y de asociarse con los filisteos, los enemigos de Dios (Deuteronomio 7:3). No obstante, el encaprichamiento no respeta las reglas.

Otro ejemplo trágico de encaprichamiento pecaminoso se encuentra en la historia de la familia de David. El hijo del rey David, Amnón, se encaprichó de su hermosa hermanastra, Tamar (2 Samuel 13:1-2). Amnón estaba a punto de enfermar de deseo por ella y encontró la manera de atraerla a su habitación con falsos pretextos (versículos 5-6). Cuando Tamar llegó, pensando que iba a preparar la comida para su hermano enfermo, la violó (versículo 14). El siguiente versículo nos da una idea de la diferencia entre el encaprichamiento y el amor. El versículo 15 dice que "la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado". El verdadero amor no es así. Amnón nunca sintió amor; fue un encaprichamiento alimentado por la lujuria sexual.

Cuando comparamos el encaprichamiento con el amor, empezamos a ver las diferencias:

- El encaprichamiento es impulsado por la emoción; en cambio, el amor es impulsado por el compromiso.

- El encaprichamiento nunca puede esperar a estar satisfecho; el amor espera el momento de Dios.

- El encaprichamiento se preocupa sobre todo por la satisfacción propia; el amor se preocupa sobre todo por el bienestar de la otra persona.

- El encaprichamiento engendra una serie de otros pecados, tales como la lujuria, el descontento y la codicia; el amor engendra una serie de cualidades piadosas como la paz, el gozo, la fidelidad, la bondad y el autocontrol (Gálatas 5:22).

- El encaprichamiento exige; el amor da.

- El encaprichamiento actúa con insensatez, sin importarle nada más que su objeto; el amor mantiene la calma.

- El encaprichamiento puede terminar de forma abrupta; el amor nunca falla (1 Corintios 13:8).

Espiritualmente, las personas pueden encapricharse con el evangelio. Jesús se refirió a este tipo de "converso" en su parábola sobre los cuatro tipos de suelo (Lucas 8:4-8, 11-15). Muchas personas acudían a escuchar a Jesús. Les gustaba la comida gratis, los milagros y las buenas palabras. Estaban encaprichados con este nuevo rabino radical de Nazaret. Pero Jesús sabía que no lo amaban realmente; sólo amaban lo que podía hacer por ellos (Juan 2:25; Mateo 10:37-39; Lucas 9:57-62). Eso es encaprichamiento. Hoy en día, algunos piensan que quieren convertirse en cristianos por la descarga de adrenalina que sintieron durante una canción de adoración o porque están desesperados por librarse de la culpa. Pero no tienen raíz (Marcos 4:17), no están dispuestos a tomar su cruz (Lucas 9:23), y no permanecen mucho tiempo.

Aunque el encaprichamiento es un sentimiento emocionante, debemos tener cuidado a la hora de tomar decisiones que afecten a nuestro futuro debido a su naturaleza efímera. Muchas personas se casan porque están encaprichadas, para luego descubrir que no conocen realmente a la persona con la que se comprometieron. El encaprichamiento es una chispa que puede encender el verdadero amor y el compromiso, pero, a no ser que esa chispa se alimente con una conversación sólida, tiempo de calidad y una buena dosis de realismo, nunca llegará a convertirse en una llama. El encaprichamiento puede introducirnos en el amor verdadero, pero nunca puede sustituirlo por completo.

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