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Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre la censura?

Respuesta


La Biblia no aborda directamente la censura porque la "libertad de expresión", la "libertad de prensa" y la "libertad de religión" son conceptos relativamente modernos. En muchos lugares del mundo actual, estas libertades siguen siendo negadas. Todos los gobernantes antiguos ejercían la censura, ya que una persona podía ser asesinada por criticar al rey o al emperador o cualquiera de sus políticas. Del mismo modo, una persona podía ser asesinada por ir en contra del pensamiento o la práctica religiosa predominante. Esta "censura" se consideraba normal y natural.

En el antiguo Israel, no se permitía a la gente adorar como quisiera, ni difundir las enseñanzas que deseara. Los falsos maestros en Israel se enfrentaban a la "censura definitiva": "Pero el profeta que hable con orgullo en Mi nombre una palabra que Yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá" (Deuteronomio 18:20). "Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia una señal o un prodigio, y la señal o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: "Vamos en pos de otros dioses (a los cuales no has conocido) y sirvámoslos", no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el Señor tu Dios te está probando para ver si amas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. En pos del Señor su Dios ustedes andarán y a Él temerán; guardarán Sus mandamientos, escucharán Su voz, le servirán y a Él se unirán. Pero a ese profeta o a ese soñador de sueños se le dará muerte, por cuanto ha aconsejado rebelión contra el Señor tu Dios" (Deuteronomio 13:1-5). Los falsos maestros y las falsas enseñanzas debían ser censurados.

Por otro lado, cuando el rey vivía en desobediencia a Dios, podía intentar censurar la Palabra de Dios. En Jeremías 36, el escriba de Jeremías escribió las palabras que el Señor le dio a Jeremías. Posteriormente, fueron leídas al rey, quien escuchó y periódicamente cortaba una parte del rollo que acababa de escuchar y la quemaba. Incluso hoy en día, la Biblia sigue siendo uno de los libros más censurados.

La iglesia actual debe "censurar" las falsas enseñanzas. Los líderes de la iglesia deben mantener el control sobre lo que se enseña en la iglesia, asegurándose de que sea conforme a las Escrituras. Muchos temen que, si los cristianos llegaran a ser mayoría en los Estados Unidos, impondrían algo parecido a la ley del Antiguo Testamento a la población en general y la gente ya no sería libre de expresar sus ideas. De hecho, algunas ramas de la teología cristiana considerarían esta condición como ideal. En los grupos más radicales, algunos dirían que, si Estados Unidos se constituyera como una teocracia bíblica, la respuesta adecuada a ciertas sectas no sería la evangelización, sino la ejecución por blasfemia y falsas enseñanzas. Se trata de una posición extrema, y la mayoría de los cristianos de hoy la rechazarían, aunque anhelen que la sociedad se ordene según las prioridades bíblicas.

En realidad, todas las organizaciones y sociedades ejercen algún tipo de censura. Hoy en día, ciertas cosas simplemente no están permitidas. Por ejemplo, la pornografía de los niños es ilegal y se castiga con penas de cárcel. Otras cosas pueden ser legales, pero son socialmente inaceptables. Cualquiera que pronuncie ciertas palabras o ideas puede ser "cancelado". Incluso con normas sociales laxas, hay algunas cosas que no están permitidas en la televisión abierta porque las ondas pertenecen al público y, por lo tanto, deben mantener una apariencia de decencia pública. Estas normas son mucho más relajadas que hace una generación, y cada vez se permite más obscenidad, vulgaridad y blasfemia en la televisión abierta. No hay restricciones en el cable, Internet o las películas que se proyectan en los cines.

Las bibliotecas públicas se han opuesto durante mucho tiempo a la censura, pero cada biblioteca decide qué incluir, qué eliminar y qué excluir. Simplemente, no hay suficiente espacio ni presupuesto para incluirlo todo, y las decisiones sobre el desarrollo de la colección se ven inevitablemente influidas por las creencias y valores del bibliotecario que las toma. A menudo se acusa a los cristianos de censura porque quieren que se insten filtros en las computadoras de las bibliotecas públicas o se oponen a que ciertos materiales estén a disposición de los niños.

En cuanto a la censura de otros materiales por parte de los cristianos, hay que andar con cuidado, especialmente en las democracias occidentales. Por un lado, es mejor proteger a la gente de ciertas imágenes e ideas como la pornografía. Por otro lado, censurar algo a menudo tiene el efecto de hacerlo más interesante y deseable. El cristianismo parece prosperar en el "mercado libre de ideas", en el que las ideas deben ser refutadas con argumentos sólidos y la presentación amorosa de la verdad, en lugar de ser censuradas. Del mismo modo, los padres cristianos deben caminar por una línea muy fina entre proteger a sus niños de contenidos nocivos y sobreprotegerlos, de modo que no estén preparados para tomar buenas decisiones cuando estén solos.

Cada vez más, las posiciones basadas en la Biblia sobre el comportamiento público son consideradas intolerantes por la sociedad en general, y hay un creciente llamado a la censura de las ideas cristianas que son etiquetadas como "discurso de odio". El simple hecho de expresar ciertas ideas basadas en la verdad bíblica se considera cada vez más odioso o incluso violento. Obviamente, cuando los poderes fácticos intentan censurar la verdad, los cristianos deben oponerse. En muchos casos, esto puede implicar acciones políticas y legales, pero siempre debe implicar una proclamación audaz de la verdad, tanto en público como en privado. Pedro y Juan dieron el ejemplo cuando se negaron a dejar de predicar en nombre de Jesús, incluso cuando fueron amenazados por las autoridades (Hechos 5:28-29).

Quizás lo más importante es que los cristianos deben censurar lo que ponen en sus mentes y lo que sale de sus bocas. "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten" (Filipenses 4:8). "No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan" (Efesios 4:29).

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