Pregunta
¿Qué dice la Biblia acerca de la angustia?
Respuesta
La angustia es un sentimiento profundo de ansiedad, temor, inseguridad o aprensión. La palabra proviene de una raíz indoeuropea que significa "aflicción, ansiedad o enojo". Sigmund Freud introdujo por primera vez el término angst en el idioma inglés para referirse a una ansiedad generalizada. La angustia difiere ligeramente de la ansiedad en que, mientras la ansiedad es activa, la angustia es pasiva. La ansiedad es el temor por un evento concreto, pero la angustia es una sensación subyacente de insatisfacción sin una causa específica. Las personas llenas de angustia suelen estar melancólicas, insatisfechas e infelices sin una razón particular.
Algunas etapas de la vida generan aprensión que, si no se maneja correctamente, puede producir angustia. Mudanzas geográficas, un cambio de trabajo próximo o la adolescencia son etapas en las que podemos desarrollar angustia. Las decisiones de los líderes nacionales también pueden provocar inquietud en la población durante tiempos de guerra o crisis económicas. En lugar de permitir que esos eventos generen angustia, la Biblia nos invita a echar toda nuestra ansiedad sobre el Señor, porque Él cuida de nosotros (1 Pedro 5:7). No se nos reprende por tener temor, sino que se nos insta a elegir una mejor opción que la angustia. Filipenses 4:6–7 dice: "Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús" (NBLA).
El libro de los Salmos nos da muchos ejemplos de situaciones que podrían producir angustia, pero los salmistas continuaban escribiendo hasta encontrar la solución. El Salmo 42, por ejemplo, expresa el temor, la aprensión y la ansiedad que a menudo sentimos, pero intercala esos clamores sinceros con esperanza, como en el versículo 5: "¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarlo otra vez por la salvación de Su presencia" (NBLA).
Para los ciudadanos del cielo, la vida en este mundo caído puede ser abrumadora. No encajamos aquí. No nos agrada ni estamos de acuerdo con mucho de lo que el mundo celebra, y esa sensación de "aún no hemos llegado a casa" puede producir angustia. Cuando nos permitimos quedar atrapados emocionalmente en conflictos continuos y debates infructuosos, podemos desarrollar angustia sin darnos cuenta (Tito 3:9; 2 Timoteo 2:14). Los cristianos que luchan con sentimientos de angustia deben pedir a Dios que desarrolle en sus vidas el fruto del Espíritu, el gozo (Gálatas 5:22); encontrar su satisfacción en Cristo (Salmo 103:1–5); y elegir el camino de la bienaventuranza (Mateo 5:3–12). Somos "más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:27, NBLA). Jesús prometió darnos Su paz, diciendo: "En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo" (Juan 16:33, NBLA).
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¿Qué dice la Biblia acerca de la angustia?
