Pregunta
¿Cómo puedo superar la ansiedad por los exámenes o pruebas?
Respuesta
Presentar exámenes es una parte común del proceso formal de educación. Los estudiantes saben que solo es cuestión de tiempo para que llegue la semana de exámenes y, antes de eso, están los quizzes, evaluaciones, prácticas, ejercicios, repasos, etc. Algunos estudiantes lo llevan con calma; otros temen ser evaluados; y algunos se ponen tan ansiosos por sacar buena nota que "se bloquean" o "se paralizan" el día del examen, lo cual, por supuesto, no ayuda a obtener buenos resultados.
Aunque la Biblia no habla directamente sobre presentar exámenes como se hace en la educación moderna, sí tiene algo que decir acerca de la ansiedad y cómo enfrentar la presión. Aquí tienes algunos consejos bíblicos y prácticos para manejar la ansiedad por los exámenes:
Prepárate. La preparación anticipada para un examen es vital. Como dijo Benjamin Franklin: "Quien falla en prepararse, se prepara para fracasar". Los buenos hábitos de estudio nos ayudan a aprender el material eficientemente y evitan que tengamos que estudiar toda la noche antes del examen. Parte de la preparación es comunicarte con el profesor con anticipación para saber qué temas cubrirá el examen. Asegúrate de equilibrar la preparación con otras actividades. Recuerda que "mucho estudio es fatiga de la carne" (Eclesiastés 12:12, RVR1960). No te sobre exijas y presta atención al siguiente punto:
Descansa. En los días previos al examen, come bien y haz algo de ejercicio. Dormir bien la noche anterior es casi siempre mejor que una sesión de estudio nocturna intensa.
Ora. Pide al Señor claridad de pensamiento, la habilidad para concentrarte y usar bien el tiempo durante el examen. Pide también la paz de Dios para controlar tu corazón (Filipenses 4:7).
Relájate. Los exámenes pueden dar miedo porque implican algo desconocido. No te dejes llevar por el pánico; permite que el Espíritu Santo te llene con Su fruto de paz. Dios sabe todas las cosas y está en control. Pase lo que pase, Él ha prometido estar con Sus hijos y no abandonarlos (Hebreos 13:5).
Confía. Guarda en tu corazón la promesa de Dios de que, pase lo que pase, Él ama a los Suyos (Romanos 8:38–39). Su aceptación no depende de tu éxito académico ni de tu fracaso, sino de la obra perfecta de Su Hijo.
Obedece. El mandato es "No temas" (Lucas 12:7, NBLA). Ten valor, confía en el Señor y haz lo mejor que puedas.
Filipenses 4:6 dice: "Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios" (NBLA). Ese "nada" incluye los exámenes; ese "en todo" incluye cuando el profesor reparte las pruebas o te conectas para hacerlas en línea. No debemos estar ansiosos por los exámenes, especialmente si hacemos lo que dice el versículo: orar con un espíritu de gratitud y acudir al Señor en busca de ayuda.
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