Pregunta
¿Cómo puede una persona soltera aliviar la tensión sexual de forma no pecaminosa?
Respuesta
De todos los dones que Dios nos ha concedido, la sexualidad es uno de los más difíciles de usar con sabiduría, solo superado por el control de la lengua (Santiago 3:2). Sabemos que el deseo sexual es parte de cómo Dios nos creó, y también sabemos que Dios ordena que la expresión sexual se limite al matrimonio. Los solteros deben aprender a lidiar con la acumulación de tensión sexual de maneras que honren a Dios. No podemos deshacernos del deseo sexual, y no debemos intentarlo, ya que es un don que Dios nos ha dado. Pero sin duda debemos aprender a controlar el deseo sexual y a utilizarlo de forma adecuada, solo dentro de las sabias directrices de Dios para el bien de Su pueblo y la gloria de Su nombre. Esta es una habilidad que tanto las personas solteras como las casadas deben dominar: la pureza sexual es algo a lo que siempre estamos llamados (1 Corintios 6:18; 1 Tesalonicenses 4:3-8; Hebreos 13:4).
En primer lugar, enfatizamos el hecho de que la Biblia en ninguna parte describe la sexualidad en sí misma como pecaminosa o sucia. No tenemos ninguna razón para sentirnos culpables por nuestros impulsos sexuales, independientemente de nuestro estado civil. Esos impulsos son normales y han sido planeados por Dios. Dios creó al hombre y a la mujer, junto con sus capacidades, impulsos y necesidades.
En segundo lugar, la Biblia ordena el dominio propio (1 Corintios 9:24-27; 2 Pedro 1:6). Por lo tanto, solo el mal uso y el abuso de las capacidades sexuales son incorrectos. En todos los ámbitos, incluida nuestra sexualidad, debemos "[entrenar] con disciplina", como dice la Nueva Traducción Viviente en 1 Corintios 9:25.
La masturbación, frecuentemente asociada con fantasías lujuriosas y pornografía, no es una forma apropiada de aliviar la tensión sexual. Es por naturaleza un acto egoísta que malinterpreta el sexo como una forma de auto-satisfacción en lugar de la entrega de uno mismo en la unión matrimonial de una sola carne. Dios ha provisto un alivio natural de la presión sexual. Se trata de las emisiones nocturnas, o "sueños húmedos", que se caracterizan por una excitación sexual involuntaria durante el sueño. Tanto las mujeres como los hombres pueden experimentar sueños húmedos, un medio natural diseñado por Dios para aliviar la tensión sexual.
Para aquellos que desean ser sexualmente castos, aquí hay algunas sugerencias prácticas sobre cómo lidiar con el deseo sexual de manera no pecaminosa:
1. Aprecia la realidad. Es fundamental aceptar con gratitud tu naturaleza sexual y sus propósitos. En lugar de intentar deshacerte del deseo sexual, ofrécelo a Dios. No niegues que tienes sentimientos sexuales ni intentes reprimirlos. En cambio, mantente firme en la fuerza de Dios, confiándole tu cuerpo y tus deseos. Dirige tus energías al servicio útil del Señor, buscando glorificarlo en todas las cosas.
2. Cultiva una mentalidad de complacer y honrar a Dios, incluso con tu imaginación y autodisciplina. Gran parte de los medios de comunicación actuales exageran la sexualidad y promueven la gratificación instantánea como un ideal. Tu objetivo debe ser el autocontrol. Fortalece tu disciplina manteniéndote cerca de Dios, vistiendo Su armadura espiritual y confiando en que tu Salvador luchará por ti.
3. Recuerda que el Espíritu Santo vive en el espíritu de un cristiano. Tu cuerpo es el templo de Dios (2 Corintios 6:16). El Espíritu dominará y dirigirá tus deseos si tú le invitas a hacerlo.
4. Deja que Jesús sea tu ejemplo. Él fue sacrificialmente autodisciplinado (Mateo 27:11-14; Lucas 9:51). Fue "tentado en todo como nosotros, pero sin pecado" (Hebreos 4:15), lo que significa que tuvo que controlar Sus impulsos sexuales para la gloria de Dios. El Señor dirigió todas Sus energías y atención a satisfacer las necesidades más profundas de la humanidad perdida. Sirve junto a Él y deja que Él sirva a través de ti.
5. Cuando crezca un impulso sexual, redirige tus pensamientos y toma medidas para atenuar la urgencia del deseo. Haz algunos ejercicios, da un paseo o tómate una ducha fría: enfriar el cuerpo puede, literalmente, enfriar los impulsos sexuales.
6. Evita toda forma de estimulación sexual innecesaria. Los hombres deben recordar que su deseo suele ser estimulado por lo que ven los ojos, por lo que es importante evitar cualquier película, programa de televisión u otro medio visual que muestre desnudos o actividad sexual. Las mujeres suelen ser estimuladas por las emociones o las relaciones, pero también pueden verse afectadas por lo que ven. Ambos sexos deben ser implacables en cuanto a lo que ven, leen y piensan.
7. Sigue el consejo de Jesús y no mires a ninguna persona con lujuria (Mateo 5:28). Sigue el ejemplo de Job: "Hice un pacto con mis ojos, ¿Cómo podía entonces mirar a una virgen?" (Job 31:1). Entrena tu mente, tus pensamientos, tu imaginación y tus ojos para ser casto mientras consideras cómo Dios podría usarte de manera constructiva en la vida de cada persona.
8. Cuando te despiertes por la mañana, levántate. Quedarte en la cama abre la puerta a la excitación sexual, lo que aumenta el deseo.
9. Trabaja con energía. Trabaja con todas tus fuerzas y por la noche te resultará más fácil conciliar el sueño rápidamente.
10. Controla tu mente. Filipenses 4:8 te da una lista de cosas con las que llenar tu mente.
11. Canaliza la energía sexual en un servicio significativo y satisfactorio para los demás en nombre de Cristo. O destínala a proyectos y actividades emocionantes y desafiantes que ocupen por completo tu mente.
12. Prepárate para las responsabilidades del matrimonio y la familia. Mantén tu atención en los beneficios a largo plazo de la pureza sexual.
13. Usa tu imaginación y tu memoria para evocar imágenes, sonidos, olores, sensaciones y sabores físicos que hayas experimentado y en los que no haya nada de qué avergonzarse. Haz que tu mente funcione de la manera que tú elijas.
14. Cuando el impulso sexual se intensifique, cambia de entorno. Pide a un amigo que te acompañe a caminar, correr, ir de compras o hacer alguna actividad activa y agradable.
15. Desarrolla o cultiva un pasatiempo que requiera el uso activo de tus manos.
16. Toma nota de lo que desencadena tus impulsos sexuales y evítalo. Haz lo que puedas para cambiar la situación asociada con el deseo. Si los pensamientos incorrectos siguen a cierta actividad, entonces deja de realizar esa actividad.
17. Habla con Dios sobre cómo te sientes. Comparte cada situación con el Señor Jesús.
18. Si pecas, confésalo inmediatamente a Cristo y recibe Su perdón (1 Juan 1:9). No dejes que la vergüenza te controle. Da gracias a Dios porque Cristo ya murió por todos los pecados, porque el amor de Dios es incondicional y Su misericordia se renueva cada mañana. Pídele a Dios la victoria. En Efesios 6:10-18, 1 Pedro 5:6-11 y Santiago 4:7-8, Dios te da los medios para vencer los ataques de Satanás.
19. Cultiva relaciones cercanas y honestas y rinde cuentas a otros cristianos conscientes. Pídeles que oren por ti y que estén disponibles cuando necesites ánimo en la batalla.
20. Reconoce tus luchas ante alguien en quien puedas confiar, como tu pastor. No eres la primera persona que ha luchado por aprender a manejar tu naturaleza sexual. Ocultarte, fingir y actuar de manera hipócrita no te ayudará; tales encubrimientos destruirán tu carácter. Si te resbalas, tu confidente puede apoyarte con oración, exhortación y orientación alentadora.
21. Date cuenta de que luchar para alcanzar el dominio puede no ser fácil ni rápido. Adquirir cualquier virtud —castidad, honestidad, generosidad o cualquier otra— requiere práctica y compromiso. Pablo describió la autodisciplina de esta manera: "Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado" (1 Corintios 9:26-27).
22. Usa la música para cambiar los pensamientos de tu mente. Cuando sientas deseos sexuales, escucha música con letras centradas en Dios y que honren a Cristo.
23. Vive un día a la vez, dependiendo de la gracia de Dios y manteniendo tus ojos fijos en Jesús, el autor y consumador de tu fe (Hebreos 12:2).
24. Y, por supuesto, no está mal casarse. Pablo escribe: "A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo. Pero si carecen de dominio propio, cásense. Que mejor es casarse que quemarse" (1 Corintios 7:8-9). La soltería es un buen regalo, al igual que el matrimonio. Por lo tanto, es bueno y correcto desear y buscar el matrimonio (Génesis 2:24; Proverbios 18:22). Al hacerlo, reconoce que el matrimonio no se trata principalmente de sexo (Efesios 5:21-33). Entonces, apresurarse a casarse con el fin de tener relaciones sexuales es profundamente imprudente, y hacerlo sentará una base negativa para tu matrimonio. Pero cuando comprendes correctamente el diseño de Dios para el matrimonio y el sexo, tienes una base sólida para buscar un cónyuge temeroso de Dios. Ese cónyuge es alguien con quien puedes asociarte para vivir el diseño de Dios, buscar Su gloria y complementarse mutuamente en una labor fructífera para Su reino.
Dios nos diseñó para tener relaciones reales, no para satisfacer los deseos de la carne. El propósito principal del impulso sexual es acercarnos a nuestros cónyuges, no gratificarnos a nosotros mismos. Las formas pecaminosas de aliviar la tensión sexual nunca pueden liberar a nadie de la lujuria; más bien, solo refuerzan el deseo de actuar según esa lujuria. El comportamiento pecaminoso no puede aliviar el anhelo de intimidad real, sino que solo aumenta la presión.
La verdadera satisfacción sexual se encuentra en satisfacer al otro. El uso adecuado del poder sexual consiste en amar al otro, no a uno mismo. Por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, nos sometemos a la voluntad de Dios y al tiempo de Dios en todas las cosas. Al encomendar nuestro camino al Señor, podemos servirle con alegría y fidelidad, y sin culpa.
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¿Cómo puede una persona soltera aliviar la tensión sexual de forma no pecaminosa?
