Pregunta
¿Qué es exactamente un 'beso santo'?
Respuesta
En Romanos 16:16, el apóstol Pablo emite una directiva de "saludaos los unos a los otros con ósculo santo". En este artículo, examinaremos la antigua práctica cristiana de besarse unos a otros y cómo los creyentes contemporáneos deben entender y aplicar esta directiva.
Hay varios pasajes en el Nuevo Testamento que se refieren a un "ósculo santo" (Romanos 16:16; 1 Corintios 16:20; 2 Corintios 13:12; 1 Tesalonicenses 5:26). Aunque el apóstol Pedro no usa las palabras "ósculo santo", nos ordena "saludaos los unos a otros con ósculo de amor" (1 Pedro 5:14). En cada instancia, el ósculo se supone que debe ser amoroso, santo y sagrado.
En los tiempos del Nuevo Testamento y en la cultura de Oriente Próximo, un beso era una forma común de saludo entre la familia y los amigos cercanos. Un beso, por lo tanto, simbolizaba el amor, la afectividad fraterna y la comunión. Por lo tanto, la instrucción de "saludaos unos a otros con ósculo de amor" (Romanos 16:16) cultivaba un sentido de unidad e igualdad entre los creyentes. Esto es lo que Pablo tenía en mente cuando escribió que debemos crecer hasta llegar a ser en todo "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (Efesios 4:15-16).
El adjetivo santo en Romanos 16:16 significa que este beso es diferente de los besos románticos o sensuales. En cambio, encarna el amor, la pureza y la santidad de la comunión cristiana: "Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza" (1 Timoteo 4:12).
A lo largo de los siglos, la práctica de saludarse unos a otros con un beso santo se adaptó a diversos contextos culturales. Pero lo que se mantuvo constante fue el principio de amor y respeto mutuo hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Por lo tanto, la esencia de la instrucción de Pablo en Romanos 16:16 es la expresión de afecto genuino y sincero, independientemente de la forma que tome: "El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Romanos 12:9-10).
En las comunidades cristianas contemporáneas, la práctica de saludarse unos a otros con un beso santo varía enormemente. En las iglesias occidentales, específicamente, un beso suele reemplazarse por un apretón de manos, un abrazo o un asentimiento con la cabeza, gestos que significan calidez y comunión. Sin embargo, en algunas iglesias ortodoxas orientales y del Medio Oriente, la tradición de saludarse unos a otros con un beso literal continúa siendo culturalmente apropiada.
La Biblia ofrece orientación sobre la adaptación de las prácticas bíblicas a contextos culturales específicos. En 1 Corintios 9:22b, por ejemplo, Pablo escribe: "a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”. Por supuesto, el mensaje central del evangelio debería permanecer intacto, pero Dios nos permite interpretar Romanos 16:16 según nuestro contexto cultural.
Las sensibilidades culturales y personales son cruciales para aplicar Romanos 16:16. Lo que es apropiado y cómodo en una cultura puede no serlo en otra. La clave es amarse unos a otros de una manera que respete los niveles de comodidad individuales. Como dice Pablo en Romanos 14:19: “Sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”.
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