Pregunta
¿Qué es un altar?
Respuesta
Un altar es cualquier estructura sobre la que se realizan ofrendas, como sacrificios religiosos. Por lo general, era una plataforma elevada con una superficie plana. Hay más de cuatrocientas referencias a altares en la Biblia. La palabra altar se utiliza por primera vez en Génesis 8:20, cuando Noé construyó un altar al Señor después de salir del arca. Sin embargo, la idea ya estaba presente en Génesis 4:3-4, cuando Caín y Abel llevaron sus sacrificios al Señor. Es muy probable que presentaran sus ofrendas en algún tipo de altar, aunque la palabra "altar" no se utilice en ese pasaje.
Un altar siempre representaba un lugar de consagración. Antes de que Dios le diera Su Ley a Moisés, los hombres construían altares dondequiera que estuvieran con cualquier material que tuvieran a su alcance. A menudo se construía un altar para conmemorar un encuentro con Dios que había tenido un profundo impacto en alguien. Abram (Génesis 12:7), Isaac (Génesis 26:24-25), Jacob (Génesis 35:3), David (1 Crónicas 21:26) y Gedeón (Jueces 6:24) construyeron altares y adoraron después de tener un encuentro único con Dios. Un altar solía representar el deseo de una persona de consagrarse por completo al Señor. Dios había obrado en la vida de una persona de tal manera que esta deseaba crear algo tangible para conmemorarlo.
Durante los tiempos de rebelión e idolatría de Israel, los altares del Señor quedaron en mal estado. El profeta Elías, al enfrentarse a los profetas de Baal en el monte Carmelo, "reparó el altar del Señor, que había sido derribado" (1 Reyes 18:30). La restauración del altar por parte de Elías fue significativa, dado el paganismo desenfrenado de su época. Además, a pesar de que vivía en un reino dividido, el profeta simbolizó la unidad del pueblo de Dios en su construcción: "Elías tomó doce piedras conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien había venido la palabra del Señor, diciendo: "Israel será tu nombre". Con las piedras edificó un altar en el nombre del Señor" (1 Reyes 18:31-32). Fue sobre este altar reconstruido donde Dios hizo llover fuego y avergonzó a los adoradores de Baal (versículos 38-39).
A veces, Dios mismo ordenaba que se construyera un altar después de haber liberado a alguien de manera milagrosa (Deuteronomio 27:4-7; Éxodo 30:1). Dicho altar sería un monumento conmemorativo para ayudar a las generaciones futuras a recordar las poderosas obras del Señor. Dado que la expiación es obra de Dios, la Ley especificaba que el altar debía construirse con piedras naturales sin tallar: "Porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás" (Éxodo 20:25).
Cuando Dios dio instrucciones para el tabernáculo, también dio instrucciones detalladas sobre el tipo de altar que debía haber en el atrio (Éxodo 27:1-8). En este altar, el pueblo ofrecía sacrificios que Dios aceptaba como expiación por sus pecados. Debía tener cuatro salientes en forma de cuernos, uno en cada esquina. Tenía que ser lo suficientemente grande como para contener sacrificios de toros, ovejas y cabras. Para el templo que construyó Salomón, el altar estaba hecho de oro puro (1 Reyes 7:48).
En el sentido más amplio, un altar es simplemente un lugar designado donde una persona se consagra a alguien o algo. Muchos edificios de iglesias tienen "altares" para la oración, la comunión, las bodas y otros fines sagrados. Algunos cristianos crean sus propios "altares" para el culto personal como recordatorios visibles de Romanos 12:1, que dice: "Preséntense como sacrificio vivo".
Cada corazón humano tiene un altar invisible donde se libra la guerra entre la carne y el espíritu. Cuando entregamos áreas de nuestras vidas al control del Espíritu Santo, en efecto estamos colocando esa área en el altar ante Dios. Puede ser útil visualizar el altar de Abraham, donde ofreció a su hijo Isaac al Señor (Génesis 22:9). Podemos preguntarle al Señor qué áreas de nuestras vidas Él requiere que le ofrezcamos. Podemos colocarlas simbólicamente en el altar y dejarlas ir. No necesitamos una superficie plana; podemos entregar nuestras vidas a Dios en el altar de nuestros corazones en cualquier momento.
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