Pregunta
¿Qué significa que la puerca lavada vuelve a revolcarse en el cieno (2 Pedro 2:22)?
Respuesta
Con frecuencia, los apóstoles citaban proverbios de diversos autores, como hizo Pedro en 2 Pedro 2:22: "Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno". La Nueva Traducción Viviente traduce el versículo de la siguiente manera: "Demuestran qué tan cierto es el proverbio que dice: "Un perro vuelve a su vómito". Y otro que dice: "Un cerdo recién lavado vuelve a revolcarse en el lodo"". El primer proverbio se encuentra en Proverbios 26:11, pero el segundo es de origen desconocido, aunque probablemente era un dicho común en el siglo I. Pedro emplea estos dos proverbios para concluir un capítulo sobre los falsos maestros y la apostasía que resulta de las enseñanzas engañosas.
Ambos proverbios tienen un significado similar y se refieren directamente a la naturaleza de los falsos maestros que describe Pedro. El proverbio de la cerda lavada revolcándose en el cieno destaca específicamente la necesidad de una naturaleza transformada para liberarse del pecado. Asistir a los servicios religiosos tiene sus ventajas -sobre todo si la iglesia es sólida y está centrada en el Evangelio-, pero eso no convierte automáticamente a una persona en una auténtica seguidora de Cristo. Con el tiempo, igual que una cerda lavada vuelve al barro, un individuo no regenerado vuelve a un estilo de vida pecaminoso, sobre todo bajo la influencia de falsos maestros. A menudo las Escrituras se refieren a los verdaderos creyentes como ovejas, por lo que los términos perros y cerdos significan la naturaleza no cambiada de los que se apartan de la fe y abrazan el pecado. Hay una gran diferencia entre una oveja y un cerdo lavado. Del mismo modo que los cerdos viven en el fango y vuelven fácilmente a él incluso después de haber sido limpiados, un individuo no regenerado puede recaer en un estilo de vida pecaminoso a pesar de su encuentro inicial con Cristo.
Los falsos maestros dan un espectáculo de rectitud, al menos durante un tiempo, ya que utilizan la religión para limpiar sus actos: "habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 2:20). Sin embargo, no tenían una fe verdadera que les cambiara la vida, y "enredándose otra vez en ellas son vencidos" (2 Pedro 2:20). El resultado es que "su postrer estado viene a ser peor que el primero"; "Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado" (2 Pedro 2:21-22). Una cerda puede lavarse, pero sigue siendo una cerda, y la atracción del fango es fuerte.
Segunda de Pedro 2:22 puede aplicarse de numerosas maneras a nuestro contexto moderno. En primer lugar, todo cristiano profesante debe asegurarse de que es realmente una "oveja" y no una "cerda" que corre el riesgo de volver al fango. Nuestra seguridad de salvación debe basarse en la Palabra de Dios, y debemos empezar por ahí. Debemos depositar nuestra confianza sólo en Cristo para nuestra salvación, no en nuestras buenas obras o buenas intenciones. Los verdaderos cristianos confían únicamente en la obra redentora de Jesús como razón de su seguridad de estar en la presencia de Dios.
Además de la seguridad de la salvación, la regeneración proporciona pruebas que distinguen a las ovejas de los cerdos y perros lavados. Una prueba es que cambiamos de afecto. Ya no vivimos para Dios porque nos obliguen, sino porque queremos. El amor a los demás, el caminar en la luz, el afán por hacer el bien y el hambre de enseñanzas sólidas son indicadores de una fe auténtica. Aunque las ovejas auténticas pueden tropezar en el fango, no se deleitarán en él, ni les parecerá agradable. Muchos cristianos dicen experimentar una profunda tristeza, culpa, vergüenza e incluso depresión cuando se ven atrapados en el pecado. Al restablecer la comunión, la vida adquiere una apariencia distinta, parecida al despertar a un cielo despejado tras una noche de tormenta.
Además, debemos tener cuidado con los falsos maestros. Jesús advirtió contra los falsos profetas con estas palabras «Por sus frutos los reconoceréis» (Mateo 7:16). Pedro utiliza una metáfora diferente: "la puerca lavada a revolcarse en el cieno" (2 Pedro 2:22). Ambas descripciones subrayan que la conducta de un maestro, y no sólo sus palabras, determina la solidez de su enseñanza.
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¿Qué significa que la puerca lavada vuelve a revolcarse en el cieno (2 Pedro 2:22)?