Pregunta
¿Es correcto que una iglesia se endeude?
Respuesta
En ninguna parte de la Biblia Dios da permiso a una iglesia para endeudarse. Por otra parte, tampoco prohíbe expresamente que una iglesia solicite un préstamo. Sin embargo, en términos generales, no parece prudente que una iglesia tenga deudas. En casi todos los casos en que se menciona la deuda en la Biblia, se hace en un sentido negativo (Deuteronomio 15:6; Deuteronomio 28:12; Proverbios 17:18).
Básicamente, cuando una iglesia contrae una deuda, se convierte en esclava de la institución que le concede el préstamo: "El rico domina a los pobres, y el deudor es esclavo del acreedor" (Proverbios 22:7). En el Antiguo Testamento, Dios quería que Israel fuera una nación acreedora, que prestara dinero, no que lo pidiera prestado: "El Señor abrirá para ti Su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra a su tiempo y para bendecir toda la obra de tu mano; y tú prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado. El Señor te pondrá a la cabeza y no a la cola, solo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos del Señor tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes cuidadosamente" (Deuteronomio 28:12-13). En otras palabras, Dios prometió a Su pueblo que los haría acreedores si le obedecían, y deudores si le desobedecían.
Aquí hay tres razones convincentes para que una iglesia no se endeude: en primer lugar, pedir prestado, le niega a una iglesia la oportunidad de ver las bendiciones de Dios: "Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden para toda buena obra" (2 Corintios 9:8-13; ver también Filipenses 4:19). Juan nos dice que, si tenemos confianza delante de Dios, recibiremos de Él todo lo que le pidamos (1 Juan 3:21-22; ver también Mateo 7:7 y Santiago 1:5-6).
En segundo lugar, una iglesia que tiene que pagar una deuda limita su capacidad para servir al Señor. Las decisiones ministeriales importantes pueden verse afectadas por la necesidad de pagar la deuda, y el trabajo real de la iglesia puede verse perjudicado como resultado.
Por último, muchas iglesias deciden endeudarse con el razonamiento de que "el nuevo edificio, etc., atraerá a más gente, y esto nos ayudará a pagar la deuda". Sin embargo, lo que realmente ocurre es que las contribuciones de la iglesia se destinan al pago de los intereses, y no a la obra del evangelio (Mateo 28:19-20). Los estudios han demostrado sistemáticamente que la mayoría de las denominaciones que se endeudan gastan más en el pago de intereses que en la evangelización o la obra misionera.
Quizás el resultado más perjudicial de que una iglesia se endeude es la tensión que esto genera entre sus miembros. La iglesia quiere crecer, pero ahora sus motivos son contradictorios. Ahora tiene la obligación adicional de mantener los pagos mensuales. La unidad de propósito y de motivos se ha visto diluida por la necesidad de obtener más ingresos. Si la asistencia disminuye, pronto se avecinan dificultades financieras. Y se cumplen las palabras de Santiago: "el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento" (Santiago 1:6-7).
Cuando una iglesia se endeuda, esencialmente está tratando de servir a dos amos: Dios y el dinero (Mateo 6:24). Dios nos dice que caminemos por la fe; el dinero nos dice que caminemos por la vista (2 Corintios 5:7). Dios nos enseña la humildad; el dinero, el orgullo (1 Pedro 5:5). Dios nos dice que pongamos nuestra mente en las cosas de arriba; el dinero, en las cosas de la tierra (Colosenses 3:2). Dios nos dice que miremos las cosas que no se ven y que son eternas; el dinero, en las cosas visibles y temporales (2 Corintios 4:18). Dios nos dice que no nos preocupemos por nada; el dinero y la ansiedad rara vez se separan (Mateo 6:31-33; Filipenses 4:6). La verdad es que la iglesia no puede servir a Dios y al dinero y permanecer unida. Innumerables iglesias se han visto afectadas por la incapacidad de mantenerse o pagar sus deudas.
Los líderes de la iglesia deben demostrar a través de su fe inquebrantable en Dios que Él puede proporcionar y proporcionará todos los recursos necesarios, incluidos los financieros. "Porque por fe andamos, no por vista" (2 Corintios 5:7; ver también (2 Corintios 4:18 y Hebreos 11:1). Una iglesia sin deudas es un testimonio influyente para su comunidad de que Dios provee para Su pueblo, y es bendecida por servir a los demás en lugar de pagar una deuda.
"Gracia y paz les sean multiplicadas a ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor. Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia" (2 Pedro 1:2-3). Si Él "nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad", también podemos estar seguros de que todo lo que la iglesia necesita para ir "por todo el mundo y [predica] el evangelio a toda criatura" también le será provisto (Marcos 16:15).
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