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Pregunta

¿Soy el guardián de mi hermano?

Respuesta


La frase "el guardián de mi hermano" se encuentra dentro del contexto de la historia de Caín y Abel en Génesis 4:1-9. Después de que el Señor Dios expulsó a Adán y Eva del Jardín de Edén por su desobediencia, Caín mató a su hermano Abel por celos, ya que Dios había considerado aceptable el sacrificio de Abel, pero había rechazado el de Caín. Después del asesinato, el Señor, con pleno conocimiento de lo que había ocurrido, preguntó a Caín dónde estaba Abel. La respuesta de Caín fue "No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?" (Génesis 4:9)

Hay un grano de verdad en esta audaz mentira, a pesar de la grosera respuesta que Caín ofrece al Dios que lo creó. Aunque nadie es absolutamente el "guardián" de otros en el sentido de que no somos responsables de la seguridad de todos cuando no estamos presentes, todo hombre es el guardián de su hermano en el sentido de que no debemos cometer actos violentos contra ellos o permitir que otros lo hagan si podemos evitarlo. Este tipo de "guarda" es lo que Dios justamente exige de todos, por razones tanto de justicia como de amor. Pero la respuesta de Caín indica una total falta de cualquier tipo de sentimiento por otro ser humano, sin mencionar la ausencia de amor fraterno, y la prevalencia de un egoísmo que mata el afecto y da lugar al odio.

¿Deben los cristianos ser los guardianes de otros cristianos? Sí, de dos maneras. Primero, no debemos cometer actos de violencia el uno contra el otro. Esto incluye la violencia de la lengua en forma de chismes y "contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes" (2 Corintios 12:20). En segundo lugar, debemos demostrar amor fraternal hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo con un corazón tierno y una mente humilde (1 Pedro 3:8). De esta manera, "guardamos" a aquellos por los que Cristo dio su vida.

Uno de los capítulos dorados de la Biblia es 1 Corintios 13. En esta magnífica porción de las Escrituras, se nos recuerda que el amor es incluso mayor que la fe y la esperanza. El capítulo 13 sigue a la explicación de Pablo de cómo el Cuerpo de Cristo (la Iglesia) es como el cuerpo humano y está compuesto por muchos miembros, todos los cuales son importantes para el funcionamiento y el bienestar del Cuerpo. Se nos anima continuamente a lo largo del Nuevo Testamento a amarnos el uno al otro (Hebreos 13:1; Romanos 12:10; 1 Tesalonicenses 4:9). A veces, el amor debe corregir, amonestar o reprender (2 Tesalonicenses 3:13-15; Mateo 18:15). Sin embargo, la corrección siempre debe hacerse en el espíritu de amor con el objetivo de la reconciliación.

Pablo, el apóstol, escribió a la iglesia de Tesalónica: "Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos" (1 Tesalonicenses 5:12-15).

Por lo tanto, como cristianos, debemos ser los guardianes de nuestro hermano. Como escribió Pablo: "Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación" (Romanos 14:19).

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