Pregunta
El fruto del Espíritu Santo – ¿Qué es la paz?
Respuesta
En Romanos 12:18, Pablo exhorta: "Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres" (NBLA). Este es un ejemplo perfecto de nuestro papel en relación con el fruto del Espíritu mencionado en Gálatas 5:22–23. Debemos someter nuestra voluntad a la guía de Dios y nuestras acciones a Su Palabra, pero los resultados reales dependen de Él. Solo Dios puede producir paz mediante la obra del Espíritu Santo. Especialmente la paz mencionada en Gálatas 5: la paz de una relación armoniosa con Dios.
Nacemos en guerra. Desde nuestro nacimiento, nuestra naturaleza pecaminosa ya ha declarado la guerra contra Dios y Su verdad. El deseo de nuestro corazón es estar separados de Él, y si persistimos en ese deseo hasta la muerte, Él nos concederá lo que queremos.
Sin embargo, los métodos de guerra de Dios no son lo que esperábamos. En lugar de una batalla, Él nos envió al Príncipe de Paz (Isaías 9:6). El propósito de Jesús al venir a la tierra fue mucho más que simplemente poner fin a las hostilidades; vino para establecer una relación plena y duradera de restauración y amor. El precio de esta paz fue Su vida (Isaías 53:5).
No obstante, así como no podemos obligar a otro a estar en paz con nosotros, ni siquiera el sacrificio de Jesús en la cruz garantiza que aceptemos Sus términos de paz. Romanos 3:10b–11 explica: "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios" (NBLA). Ninguno de nosotros puede aceptar la oferta de paz de Jesús por nuestra propia voluntad y poder. Nuestra naturaleza no la desea. Solo Dios puede guiarnos a querer la paz con Él; el Espíritu Santo nos lleva a desear a Jesús y Su mensaje. Una vez que el Espíritu nos atrae, creemos en Jesús, y llega la paz. "Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1, NBLA).
El fruto del Espíritu incluye una paz que va más allá de la salvación. Es una relación dulce y cercana. Somos llamados a Su presencia (Efesios 2:11–18) y a tener confianza en ella (Hebreos 4:16), porque somos Sus amigos (Juan 15:15). Como dice Isaías 26:3: "Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en Ti confía" (NBLA).
La paz de Dios trasciende los asuntos terrenales, como lo ilustra Filipenses 4:4–7. Los creyentes deben estar "afanosos por nada", porque Dios promete "guardar sus corazones y sus mentes". Es una paz "que sobrepasa todo entendimiento"; es decir, para la mente del mundo, esa paz es incomprensible. Su fuente es el Espíritu Santo de Dios, a quien el mundo no puede ver ni conocer (Juan 14:17).
El cristiano lleno del Espíritu tiene una paz abundante, disponible en toda situación, y diferente a cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer (Juan 14:27). La alternativa a estar lleno del Espíritu y de Su paz es estar lleno de preocupación, duda, presentimientos o temor. ¡Cuánto mejor es dejar que el Espíritu tome el control y realice Su obra de producir fruto para la gloria de Dios!
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El fruto del Espíritu Santo – ¿Qué es la paz?
