Pregunta
¿Qué significa espigar en la Biblia?
Respuesta
La palabra hebrea para "espigar" es laqat, y significa "recoger, reunir, recolectar". Espigar es la recolección de grano u otro material cosechado que dejan atrás los segadores. En la Biblia, se ordenó a los israelitas que permitieran a los pobres seguir a los segadores y recoger las espigas de grano sobrantes y las uvas caídas. De esta manera, la Ley de Moisés proporcionaba alimento a los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros residentes. La ley especificaba que los propietarios de tierras debían dejar parte de la cosecha para los espigadores: "Cuando siegues la cosecha de tu tierra, no segarás hasta los últimos rincones de tu campo, ni espigarás el sobrante de tu cosecha. Tampoco rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; lo dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy el Señor su Dios" (Levítico 19:9-10).
El espigar es importante en la historia de Rut, la nuera moabita viuda de la viuda Noemí en Belén. Para evitar la indigencia total, Rut espigaba grano en los campos de Booz: "Y Rut la moabita dijo a Noemí: "Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia". Ella le respondió: "Ve, hija mía"" (Rut 2:2).
El terrateniente Booz se sintió tan conmovido por la preocupación de Rut por su anciana y afligida suegra que ordenó a sus segadores que fueran más allá de lo que exigía la ley para ayudarla: "Cuando ella se levantó para espigar, Booz ordenó a sus siervos y les dijo: "Déjenla espigar aun entre las gavillas y no la avergüencen. También sacarán a propósito para ella un poco de grano de los manojos y lo dejarán para que ella lo recoja. No la reprendan"" (Rut 2:15-16). El hecho de que los segadores dejaran caer "puñados a propósito" para que Rut los recogiera es una maravillosa ilustración de la gracia de Dios.
El espigar también se utiliza en sentido figurado en la Biblia para describir la matanza de los hombres que huían de la batalla: "Cuando los demás se volvieron y huyeron al desierto, a la peña de Rimón, los israelitas capturaron a 5,000 de ellos en los caminos, y a otros los persiguieron muy de cerca hasta Gidom y mataron a 2,000 de ellos" (Jueces 20:45).
Los profetas solían utilizar la espigada en sentido figurado en la Biblia. En el libro de Jeremías, la espigada adquiere la imagen de la devastación y la destrucción totales. Israel había sido despojado por completo de sus posesiones, como uvas que habían sido arrancadas por completo de la vid: "Así dice el Señor de los ejércitos: Buscarán, rebuscarán como en una viña al remanente de Israel. Vuelve a pasar tu mano como un vendimiador por los sarmientos" (Jeremías 6:9).
De nuevo, en Jeremías, el juicio de Dios sobre los edomitas iba a ser más completo que el de un vendimiador en una viña. Los vendimiadores al menos dejaban algunos restos: "Si vinieran a ti vendimiadores, ¿No dejarían algunos racimos? Si vinieran ladrones de noche, solo destruirían hasta que les bastara. Pero Yo he despojado totalmente a Esaú" (Jeremías 49:9-10).
El profeta Miqueas describió el mundo como un viñedo espigado, en el que los piadosos habían sido arrancados por completo de la tierra: "¡Ay de mí!, porque soy como los recogedores de frutos de verano, como los rebuscadores en la vendimia. No hay racimo de uvas que comer, ni higo temprano que tanto deseo. Ha desaparecido el bondadoso de la tierra, y no hay ninguno recto entre los hombres. Todos acechan para derramar sangre, unos a otros se echan la red" (Miqueas 7:1-2).
El profeta Isaías aplicó simbólicamente la recolección en un mensaje sobre el día del juicio definitivo y la salvación de todo el pueblo de Dios: "En aquel día el Señor trillará desde la corriente del Éufrates hasta el torrente de Egipto, y ustedes serán recogidos uno a uno, oh israelitas" (Isaías 27:12).
Espigar en la Biblia es un concepto importante que los creyentes deben tomar en serio. Debemos permitir con alegría y generosidad que otros necesitados recojan las bendiciones que hemos recibido. A su vez, hacemos bien en darnos cuenta de que nuestras bendiciones han sido recogidas gracias a la bondad y la gracia de Dios de Sus abundantes campos. Y, por último, como pueblo de Dios, debemos vivir preparados para una gran recolección en la futura cosecha, cuando el Señor regrese para trillar el grano, reunir a Su pueblo y desechar la paja.
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