Pregunta
¿Qué significa ser débil en la fe (Romanos 14:1)?
Respuesta
En Romanos 14:1, Pablo escribe: "Acepten al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones". Este versículo introduce una enseñanza crucial sobre cómo deben tratar los creyentes a los "débiles en la fe" para mantener la paz y la unidad dentro del cuerpo de Cristo.
Los débiles en la fe caracterizan a los creyentes cuya comprensión de la libertad cristiana es limitada o cuya aplicación de la misma está poco desarrollada. En el contexto más amplio de Romanos 14, Pablo trata cuestiones como comer determinados alimentos y guardar determinados días. Los que son "débiles en la fe" pueden mantener opiniones más estrictas sobre estas cuestiones, creyendo que ciertas prácticas son necesarias para mantener su relación con Dios. Esta debilidad no es una falta de fe genuina, sino más bien una sensibilidad a cuestiones de conciencia que puede llevar a restricciones innecesarias de su libertad en Cristo.
Ser "débil en la fe" suele ser el resultado de una falta de comprensión de las implicaciones del Evangelio. Tenemos libertad en Cristo. Somos libres de la esclavitud de la ley. Pablo subraya que el reino de Dios no tiene que ver con asuntos externos como la comida y la bebida, sino con "la justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17). Es posible que los "débiles en la fe" aún no comprendan la libertad que supone estar justificado solo por la fe. Como consecuencia, pueden dar demasiada importancia a cosas que no son esenciales. Lo que necesitan es seguir creciendo en la comprensión de la plenitud de su libertad en Cristo.
La instrucción de Pablo de acoger a los "débiles en la fe" sin discutir por opiniones subraya la naturaleza crucial de la paz y la unidad dentro de la Iglesia. Hay un lugar para todos los creyentes, y los que son "débiles en la fe" no deben ser menospreciados ni excluidos. Tampoco se les debe presionar para que cambien de opinión inmediatamente. Por el contrario, los creyentes maduros están llamados a soportar a los inmaduros con amor, respetando su conciencia y guiándoles suavemente hacia una mayor comprensión. En Gálatas 6:1-2, Pablo aconseja: "Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo". Este principio se aplica a los "débiles en la fe". El creyente más fuerte apoya al más débil, no mediante discusiones, sino mediante la enseñanza paciente y el ejemplo.
El cuerpo de Cristo se compone de creyentes en distintas etapas de crecimiento espiritual, y los que son "débiles en la fe" forman parte de esta diversidad. El consejo de Pablo en Romanos 14 anima a los creyentes a reconocer que no todos tienen el mismo nivel de comprensión o convicción sobre determinadas prácticas. En 1 Corintios 8:7, Pablo afirma: "Sin embargo, no todos tienen este conocimiento. Porque algunos, estando acostumbrados al ídolo hasta ahora, comen alimento como si este fuera sacrificado a un ídolo, y su conciencia, siendo débil, se mancha". Este reconocimiento de los distintos niveles de madurez exige una respuesta de gracia y paciencia por parte de los que son más fuertes en la fe.
Ser "débil en la fe" también implica una susceptibilidad a tropezar en cuestiones que otros pueden considerar sin importancia. Pablo advierte en Romanos 14:13: "Por tanto, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidan esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano". Los "débiles en la fe" pueden verse inducidos más fácilmente a la duda o a la confusión por las acciones de los demás, sobre todo si esas acciones entran en conflicto con su débil conciencia. Dios exige que los creyentes más fuertes ejerzan su libertad con consideración y amor, asegurándose de que sus acciones no perjudican el bienestar espiritual de sus hermanos y hermanas más débiles.
John Bunyan, en la parte 2 de su alegoría El Progreso del Peregrino, ilustra la actitud adecuada del cristiano más fuerte hacia el más débil. Un pequeño grupo de viajeros emprende su viaje. Entre ellos hay algunos débiles: Débil de mente, Dispuesto a levantarse, Desanimado y Muy temeroso. Su guía es Gran-Corazón. Los peregrinos más débiles temen ser una carga para los demás y retrasarlos. Para disipar esos temores, Gran-Corazón dice: "Mi misión es consolar a los débiles mentales y apoyar a los débiles. Es necesario que vengas con nosotros; te esperaremos; te prestaremos nuestra ayuda; nos negaremos a nosotros mismos algunas cosas, tanto de opinión como prácticas, por tu bien: no entraremos en discusiones dudosas delante de ti; nos haremos todo para ti, antes de que te quedes atrás" (Bunyan, J., El Progreso del Peregrino, parte 2, New American Library, a div. of Penguin Books, 1981, p. 247).
Romanos 14:1 nos recuerda la necesidad de humildad y dependencia de la gracia de Dios. Todos los creyentes, en diversos momentos de su vida, tienen áreas en las que pueden ser "débiles en la fe". Así pues, el llamado a acoger y apoyar a los que son débiles es también un recordatorio de nuestra necesidad de la gracia de Dios. En Romanos 15:1, Pablo exhorta: "Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos". Este apoyo mutuo dentro del cuerpo de Cristo garantiza que los débiles y los fuertes sean edificados en su fe, creciendo juntos en paz y unidad.
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¿Qué significa ser débil en la fe (Romanos 14:1)?
