Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la caridad?
Respuesta
La palabra caridad se encuentra principalmente en la versión King James de la Biblia (solo disponible en inglés), y casi siempre significa "amor". En el gran "capítulo del amor" —1 Corintios 13— la KJV traduce ágape como "caridad", mientras que las traducciones modernas lo traducen con mayor precisión como "amor". El único uso de la palabra "caridad" para indicar "dar" se encuentra en Hechos 9:36, que se refiere a Dorcas, una mujer "rica en obras buenas y de caridad". La palabra griega aquí significa "compasión, como la que se ejerce hacia los pobres; beneficencia".
La Biblia tiene mucho que decir sobre este segundo tipo de caridad y sobre cómo debemos cuidar de los pobres y necesitados que hay entre nosotros. Quizás uno de los pasajes más famosos sobre el cuidado de los necesitados se encuentra en la parábola de Jesús sobre las ovejas y las cabras. Él dice: "Entonces el Rey dirá a los de Su derecha: Vengan, benditos de Mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí... En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron" (Mateo 25:34-36, 40). Es evidente que cuando cuidamos de alguien que lo necesita, hacemos la voluntad de Cristo.
Juan escribe: "Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?" (1 Juan 3:17-18). De manera similar, Santiago dice: "¿De qué sirve, hermanos míos, si alguien dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, y uno de ustedes les dice: "Vayan en paz, caliéntense y sáciense", pero no les dan lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta" (Santiago 2:14-17). La forma en que cuidamos de los necesitados es un reflejo de nuestro amor por Cristo y de nuestra posición como hijos suyos. En otras palabras, es una prueba de nuestra salvación y de la presencia del Espíritu Santo en nosotros.
Al considerar un acto específico de caridad o una organización benéfica en la que participar, debemos ejercer la sabiduría y el discernimiento. Dios no nos llama a dar ciegamente a todas las necesidades, sino a buscar Su voluntad al respecto. Debemos ser buenos administradores y hacer todo lo posible para garantizar que el tiempo, el dinero y los talentos que damos a la caridad se utilicen adecuadamente. Pablo le dio a Timoteo instrucciones detalladas para cuidar de las viudas de la iglesia, incluyendo qué tipo de mujeres debían incluirse en la lista y advertencias sobre lo que podría suceder si la caridad se daba de forma inadecuada (1 Timoteo 5:3-16).
La caridad no siempre tiene que ser en forma de dinero o de lo que consideraríamos un acto típicamente "caritativo". Cuando Pedro y Juan se encontraron con un mendigo lisiado, en lugar de darle monedas, Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!" (Hechos 3:6). La caridad es dar los recursos que tenemos para satisfacer las necesidades de los demás. Las instrucciones de Dios a los israelitas en Deuteronomio establecen el ejemplo de la caridad para los israelitas. "Cuando siegues tu cosecha en tu campo y olvides alguna gavilla en el campo, no regresarás a recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda, para que el Señor tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti, serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Cuando vendimies tu viña, no la repasarás; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Recordarás que tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas estas cosas" (Deuteronomio 24:19-22). Lo principal que hay que recordar en la caridad es que todo lo que tenemos pertenece a Dios, y todo lo que damos es una respuesta a Su amor por nosotros (1 Juan 4:19).
Cuando vemos nuestros recursos no solo como una provisión de Dios para nosotros, sino como herramientas que Él desea que utilicemos para cuidar de los demás, comenzamos a comprender la inmensidad de Su amor y soberanía. Como hijos espirituales de Abraham, nosotros también somos "bendecidos para ser una bendición" (Génesis 12:1-3). Somos invitados a tener una relación con Dios y con Su pueblo. Cuando cuidamos de aquellos a quienes Él ama, cuidamos de Él. "Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir" (Lucas 6:38).
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¿Qué dice la Biblia sobre la caridad?
