Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la asertividad?
Respuesta
Ser asertivo es mostrar una confianza audaz al hablar o al comportarse. La asertividad, cuando se lleva al extremo, puede convertirse en prepotencia o descaro; sin embargo, la asertividad también puede ser una cualidad positiva que le pedimos a Dios que nos dé. Todos necesitamos ser asertivos de alguna manera.
En Efesios 6:20, Pablo pide a sus amigos que oren para que "hable sin temor, como debo hablar". Como prisionero encadenado, la audacia y el valor naturales de Pablo se habían evaporado. Es difícil hablar con firmeza cuando nos encontramos en situaciones humillantes. Así que Pablo se apoyó en la oración y en el poder del Espíritu Santo para hablar con confianza a los que le rodeaban, aunque su tendencia natural hubiera sido retirarse al silencio. Las personas con las que se relacionaba a diario podían ser guardias, carceleros, sirvientes y curiosos. Muchos de ellos tenían el poder de hacer más difícil su situación, por lo que pidió oración para no ceder ante el miedo y la intimidación.
Después de recordar a los cristianos la gran promesa que Dios nos ha hecho en Cristo, Pablo dice: "Teniendo, por tanto, tal esperanza, hablamos con mucha franqueza. Y no somos como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro" (2 Corintios 3:12-13). La asertividad que honra a Dios proviene del conocimiento de que el mensaje que se nos ha dado tiene un valor supremo para los oyentes. Esto se explica con más detalle en los versículos 16-18: "Pero cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu". Nuestra confianza audaz proviene del Señor y nos capacita para proclamar Su verdad.
Sin embargo, también podemos ser asertivos de forma incorrecta o por motivos equivocados. En nuestra cultura actual, muchas personas están obsesionadas con afirmar sus "derechos" personales o con no ser ofendidos. Muchos expresan con audacia sus opiniones sobre cualquier tema, y esa asertividad puede volverse excesiva o incluso agresiva, sobre todo cuando va unida a un desprecio por los demás. Las redes sociales ofrecen una plataforma donde quienes no son asertivos en persona pueden parecerlo, aunque muchas veces no sea por razones correctas. Los ataques en línea, las amenazas o los discursos llenos de ira no son ejemplos de verdadera asertividad, sino de egocentrismo.
La asertividad es buena cuando se utiliza para corregir una injusticia. Proverbios 24:11 dice: "Libra a los que son llevados a la muerte". Se necesita asertividad para rescatar a alguien. Santiago 5:20 dice que quien convierte a un pecador de su mal camino "salvará su alma de muerte". Muchas veces evitamos confrontar a alguien acerca de un pecado no confesado, pero una persona asertiva está dispuesta a arriesgar su popularidad con tal de decir lo que esa persona necesita oír para su bien. La asertividad también puede usarse correctamente para enfrentar injusticias en nuestra propia vida: pedir con respeto un aumento merecido, señalar un error en el trabajo o tener el valor de hablar de temas espirituales con líderes de la iglesia. Podemos evaluar si nuestra asertividad es adecuada preguntándonos: "Si Jesús estuviera aquí, ¿diría o haría esto?".
La asertividad piadosa consiste en decir lo que debe decirse o hacer lo que debe hacerse para el bien de otra persona. No se trata simplemente de exponer tus quejas o lamentarte ante un público. No es exigir derechos o reprender a alguien con ira. Está motivada por el amor ágape, no por el egoísmo o el deseo de dominar a los demás. Cuando Pablo oró por la asertividad, fue con el propósito de difundir el evangelio, no para reprender a los guardias o gritar a sus oponentes. No oró por la asertividad para exigir sus derechos o su libertad; estaba preocupado por los intereses de Cristo (Filipenses 2:21). Era el mensaje de Dios lo que anhelaba afirmar, no el suyo propio. Cuando ese es nuestro objetivo, la asertividad es un don de Dios.
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¿Qué dice la Biblia sobre la asertividad?
