Pregunta
¿Qué era un pastor en la Biblia?
Respuesta
En la época del Antiguo Testamento, un pastor solía ser, aunque no siempre, un niño. Independientemente de su edad, la tarea del pastor era proteger a su rebaño y guiarlo a buenos pastos con abundante comida y agua de fácil acceso y movimiento lento. Si se alimentaban con hierba de mala calidad, las ovejas se desnutrirían. Si el agua corría demasiado rápido, las ovejas tendrían miedo de beberla. Guiar al rebaño de ovejas a un buen lugar era una tarea extremadamente importante para un pastor, ya que los buenos pastos mantenían sano a su rebaño.
Un pastor solía llevar consigo algunos objetos que le ayudaban en su tarea de cuidar de las ovejas. En primer lugar, llevaba un cayado. El cayado era un palo resistente con una empuñadura en un extremo. A veces, la empuñadura incluso tenía clavos para que fuera un arma más eficaz. El pastor utilizaba el cayado para proteger a sus ovejas de los animales salvajes u otras amenazas. El pastor también llevaba una vara larga. La vara se utilizaba como bastón para caminar, pero también para maniobrar a las ovejas cuando era necesario. Para mayor protección, los pastores solían llevar una honda, que consistía en una bolsa de cuero sujeta a una cuerda. Colocando una piedra en la bolsa, un pastor experto podía lanzar proyectiles rocosos a una buena distancia para ahuyentar o herir a los animales salvajes.
Durante los tiempos bíblicos, las familias de Oriente Medio dependían de las ovejas para obtener alimento, lana y pieles. Debido al gran valor de las ovejas, los pastores permanecían con el rebaño para protegerlas día y noche. Con frecuencia, el hijo menor de la familia ejercía de pastor hasta que crecía y podía realizar trabajos manuales más pesados. David era pastor de su familia y a menudo hacía referencia al pastoreo en el libro de los Salmos. Uno de los salmos más conocidos, el Salmo 23, describe al Señor como el Gran Pastor:
"El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
En lugares de verdes pastos me hace descansar;
junto a aguas de reposo me conduce.
Él restaura mi alma;
me guía por senderos de justicia
por amor de Su nombre.
Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;
tu vara y Tu cayado me infunden aliento.
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré por largos días".
Además de David, otros pastores destacados del Antiguo Testamento son Abel, Moisés, Amós y, al menos durante un tiempo, Zacarías. En el Nuevo Testamento, los pastores cercanos a Belén son los elegidos para presenciar el anuncio celestial del nacimiento de Cristo. Y Jesús afirma ser el Buen Pastor que realmente cuida de Sus ovejas, tanto que da Su vida por ellas (Juan 10:1-16).
Al igual que los pastores cuidaban de sus ovejas y las atendían día y noche, Dios cuida de nosotros. Incluso cuando la vida se vuelve difícil, Dios nos protege, nos guía y nunca nos abandona. Podemos confiar en que Dios es el Pastor perfecto.
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