Pregunta
¿Qué significa que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir (Marcos 10:45)?
Respuesta
Mientras Jesús prepara a Sus discípulos para Su muerte, Santiago y Juan, apodados los Hijos del Trueno, se acercan a él con una petición: "Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda" (Marcos 10:37, NTV). Su ambición egoísta de ser reconocidos como "los más grandes" de los discípulos revela que aún no habían comprendido la naturaleza del reino de Cristo que Él establecería a través de Su sufrimiento y muerte en la cruz. Jesús les advierte que consideren el costo de todo lo que tendrán que soportar como seguidores suyos (Marcos 10:38-40). Luego, el Señor ofrece un breve y sorprendente resumen de Sus extensas enseñanzas sobre el servicio: "Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45; ver también Mateo 20:28).
Santiago y Juan suponían erróneamente que la prominencia en el reino de Dios se basaba en la posición, el poder y la autoridad. Jesús les explicó que el camino hacia la grandeza es un viaje angustioso de sufrimiento, el mismo tipo de sufrimiento que Jesús soportaría (Marcos 10:38-39; Juan 15:20). Irónicamente, Santiago y Juan sufrirían mucho como Jesús. Santiago se convertiría en el primer mártir cristiano, decapitado por Herodes Agripa (Hechos 12:2), y Juan sufriría una severa persecución a lo largo de su vida y finalmente sería exiliado a la isla de Patmos.
Jesucristo es el mejor ejemplo de siervo en el reino de Dios (Lucas 22:27; Filipenses 2:6-7). Todo lo que hizo mientras vivió y ministró con los apóstoles fue un ejemplo para ellos y para nosotros hoy. Jesús sanó a los enfermos, alimentó a los hambrientos y ministró a las personas más débiles y marginadas de la sociedad (Mateo 8:2-3; 9:32-33; 20:29-34; Lucas 6:17-19; Juan 6:1-14). Jesús vino a dar Su vida en servicio; por lo tanto, nosotros debemos dar nuestra vida en servicio a Él y a los demás.
El Señor y Creador del universo, que "sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura" (Juan 13:3-5, NTV). Pedro, siempre emotivo, se resistió a los humildes cuidados de Cristo, pero Jesús le explicó: "Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan. En verdad les digo, que un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. Si saben esto, serán felices si lo practican" (Juan 13:14-17, NBLA).
En el reino de Dios, la grandeza se mide por la medida en que estamos dispuestos a servirnos unos a otros con humildad. Nadie renunció a más para convertirse en siervo que Jesús. El apóstol Pablo describe la gran caída que experimentó Jesús cuando se humilló a sí mismo al venir a la tierra para servirnos y morir por nosotros: "Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales" (Filipenses 2:6-8, NTV). Teniendo en cuenta lo que hizo Jesús, es absurdo que Sus seguidores se ofendan o se sientan menospreciados cuando realizan tareas sencillas, modestas e incluso poco gratificantes. Jesús dejó atrás una posición gloriosa y exaltada en el cielo, pero obedeció a Su Padre en todo (Lucas 22:42; Juan 5:19; 1 Corintios 15:27-28; Hebreos 5:7-8; 10:5-7). Cristo, el Buen Pastor, dio Su vida por nosotros (Juan 10:11). "De manera que nosotros también tenemos que dar la vida por nuestros hermanos" (1 Juan 3:16, NTV).
La base de la grandeza en el reino de Dios no se fundamenta en el estatus, el poder o la autoridad, sino en un carácter humilde y semejante al de Cristo. En el comentario expositivo de la Biblia, Warren Wiersbe afirma: "Obtenemos un trono pagando con nuestras vidas, no orando con nuestros labios. Debemos identificarnos con Jesucristo en su servicio y sufrimiento, porque ni siquiera Él pudo alcanzar el trono sino a través de la cruz" (Vol. 1, Victor Books, 1996, p. 75).
Jesús es nuestro Rey Siervo Sufriente. Si nuestro representante supremo, el Hijo del Hombre, no vino para ser servido, sino para servir, entonces nosotros también debemos servir a los demás. No importa quién seamos en el reino de Dios, ya sea el líder más distinguido o el discípulo más humilde, debemos esforzarnos por ser como Cristo, demostrando el mismo tipo de servicio humilde y sacrificado.
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¿Qué significa que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir (Marcos 10:45)?
