Pregunta
¿Llegamos alguna vez a un punto en que no podemos ser perdonados (Nahúm 3:19)?
Respuesta
El libro de Nahúm termina con una pregunta retórica sobre la razón de la destrucción inminente de Nínive: "No hay remedio para tu quebranto, tu herida es incurable. Todos los que oigan noticias de ti batirán palmas sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó constantemente tu maldad?". La afirmación "No hay remedio para tu quebranto" indica que el pecado de Nínive era imperdonable. ¿Se aplica este principio a los individuos? ¿Hay un punto en el que ya no podemos ser perdonados?
La pregunta de este versículo destaca las atrocidades de las que era culpable Nínive. Cuando Dios dice que su "herida es incurable", está enfatizando la certeza de su desaparición. Nínive cosechará lo que ha sembrado (Gálatas 6:7).
Sin embargo, es importante recordar que Dios ya había mostrado misericordia a Nínive cuando su pueblo se arrepintió. En el año 760 a. C., aproximadamente un siglo antes de la profecía de Nahúm, Jonás predicó que Nínive sería destruida en cuarenta días (Jonás 3:4). ¿Qué sucedió? El pueblo se apartó de su pecado: "Entonces los habitantes de Nínive creyeron en Dios, y proclamaron ayuno y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos" (Jonás 3:5). Dios perdonó a la Nínive de Jonás, pero la Nínive de Nahúm rechazó cualquier oportunidad que tuvo para arrepentirse.
La Biblia contiene muchos ejemplos de la compasión de Dios hacia aquellos que están dispuestos a confiar en Él y arrepentirse de sus pecados. Lucas 15 ofrece tres ejemplos del deseo de Dios de redimir a los perdidos: una oveja perdida, una moneda perdida y un hijo perdido. En cada caso, el Señor se regocija por aquel que viene a Él.
Dios ofrece perdón a todos los que se lo pidan (Isaías 1:18). Primera de Juan 1:8-9 dice: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad". Son aquellos que afirman no tener pecado o que se niegan a pedir perdón, los que se pierden la purificación de Dios.
La noche antes de morir en la cruz, Jesús compartió una cena con Sus discípulos. En ese momento, "tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: Beban todos de ella; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados" (Mateo 26:27-28). Dios nos ama tanto que envió a su único Hijo a morir en la cruz para perdonar nuestros pecados (Juan 3:16).
El único momento en que es demasiado tarde para ser perdonado es en el momento de la muerte. Hebreos 9:27 dice: "Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio". Al morir, los creyentes en Cristo pasarán la eternidad con Él. Los incrédulos, que han rechazado la oferta de perdón de Dios, no tendrán más oportunidades de cambiar de opinión. Por eso 2 Corintios 6:2 dice: "ahora es el día de salvación".
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¿Llegamos alguna vez a un punto en que no podemos ser perdonados (Nahúm 3:19)?
