Pregunta
¿Por qué se nos advierte: "no piense de sí mismo más de lo que debe pensar" (Romanos 12:3)?
Respuesta
Confiado en su autoridad como apóstol, Pablo advirtió a los creyentes de Roma: "Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno" (Romanos 12:3).
Quizá más que ninguno de los apóstoles, Pablo podría haber reivindicado una posición superior en la Iglesia. Era fariseo e hijo de fariseo (ver Hechos 23:6), judío romano, criado y educado en Jerusalén. Se formó cuidadosamente en las leyes y costumbres judías con Gamaliel (ver Hechos 22:3, NTV), un fariseo muy honrado y respetado, miembro del consejo y maestro de la ley. Pero Pablo comprendió que su condición ante Dios se basaba enteramente en la gracia y la misericordia del Señor y no en el linaje, el pedigrí, la herencia o cualquier mérito personal.
La enseñanza de Pablo en Romanos 12:3-8 sugiere que había miembros de la iglesia de Roma que se consideraban a sí mismos más de lo que debían. Se consideraban mejores que los demás o más privilegiados de lo que eran en realidad. Quizá tenían el don de la profecía o de la enseñanza (ver los versículos 6-8) y suponían que ello les daba una posición de prominencia. Así pues, Pablo instó a los romanos: "piense con buen juicio", lo que significa hacer una evaluación honesta, precisa, sabia y equilibrada de ti mismo ante Dios.
"[Pensar] de sí mismo más de lo que debe pensar" no sucederá si realmente haces balance y consideras todo lo que Dios ha hecho por ti y te ha dado. Pablo solo sentía humilde gratitud por la misericordia de Dios al considerarle digno de confianza para ser siervo de Cristo. Se consideraba el peor de los pecadores: "habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor...Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús...Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda Su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna. Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén" (1 Timoteo 1:12-17).
Ninguno de nosotros es digno de la gracia y la misericordia que Dios ha derramado sobre nosotros en Jesucristo. Ninguno de nosotros es mejor que otro. La verdadera humildad cristiana evita la auto-exaltación. Jesús dijo: "El más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el líder debe ser como un sirviente" (Lucas 22:26, NTV). Debemos tener la misma actitud que Jesús, que, aunque era Dios, renunció a Sus privilegios divinos y adoptó la humilde posición de un esclavo, rebajándose a la condición humana y muriendo en la cruz de un criminal (ver Filipenses 2:5-8).
Pablo recuerda a los romanos que Dios es quien otorga dones espirituales al cuerpo de Cristo, dones que proceden de Su gracia. A cada miembro de la Iglesia se le ha asignado una función especial, "somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros" (Romanos 12:5). En lugar de tener un concepto de ti mismo superior al que te corresponde, Pablo escribe: "Tengan el mismo sentir unos con otros. No sean altivos en su pensar, sino condescendiendo con los humildes. No sean sabios en su propia opinión" (Romanos 12:16; ver también Efesios 4:2).
Pablo sabía que no debía atribuirse los dones que se le habían concedido: "Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia" (1 Corintios 15:10, NTV). Toda la gloria era para Dios.
La gran misericordia de Dios nos impulsa a ser sacrificios vivos (Romanos 12:1). No debemos colocarnos en un pedestal espiritual ni pensar en nosotros mismos más de lo debido. Nuestros dones tienen que ser de ayuda para todos y para edificarnos mutuamente. Pedro escribe: "Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10). Dios elige utilizar a siervos humildes que se consideran sin valor (1 Corintios 1:28) y se revisten de humildad (Colosenses 3:12; Tito 3:2; 1 Pedro 5:5). Él exaltará y honrará a los que se humillen ante Él (1 Pedro 5:6).
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¿Por qué se nos advierte: "no piense de sí mismo más de lo que debe pensar" (Romanos 12:3)?
