Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre las mujeres líderes en el gobierno? ¿Debería una mujer ser Presidenta?
Respuesta
No es fácil responder bíblicamente a la pregunta de si una mujer debe dirigir una nación como Presidenta, Primera Ministra o en cualquier otro alto cargo gubernamental. Por un lado, la Biblia tiene mucho que decir sobre los roles de hombres y mujeres cristianos en el hogar y en la iglesia—donde el hombre es la autoridad divinamente establecida—,pero no dice mucho sobre el papel de la mujer en el liderazgo de las naciones. Si aplicamos los principios bíblicos del liderazgo en el hogar y en la iglesia a los gobiernos, corremos el riesgo de ir más allá de lo que enseña la Escritura y de atribuirle a Dios intenciones que Él no expresó.
Algunos señalan a mujeres de la Biblia como Débora y Hulda para apoyar la idea de una mujer presidenta. El único problema con este enfoque es que no podemos aplicar estrictamente los mandamientos del Antiguo Testamento dirigidos a la nación de Israel a cualquier nación moderna, porque Dios eligió solo a Israel como Su pueblo especial. Ninguna nación actual, ya sea Estados Unidos u otra, es el equivalente espiritual de Israel, y los tratos de Dios con Israel no necesariamente se extienden a todas las culturas. Dicho esto, todavía podemos aplicar ciertos principios bíblicos que nos ayuden a decidir si debemos votar por una mujer para la presidencia o para cualquier otro alto cargo gubernamental.
Al considerar la cuestión de una mujer presidenta, observamos que las mujeres en la Biblia ocuparon ocasionalmente posiciones de poder: algunas lo hicieron para bien, otras para mal. Ester, por ejemplo, estuvo en un lugar donde su influencia como reina pudo beneficiar al pueblo de Dios, aunque no era la máxima autoridad en Persia. Jezabel, en cambio, fue la esposa del rey Acab, pero usó su poder para el mal. Muchas mujeres siguieron a Jesús y mujeres piadosas apoyaron a los apóstoles. Pablo escribió a Timoteo acerca de la importancia de la influencia espiritual de la madre de Timoteo, Eunice, y de su abuela Loida (2 Timoteo 1:5).
Las mujeres bíblicas a menudo desempeñaban funciones influyentes, aunque no siempre de liderazgo. De hecho, a veces el liderazgo femenino fue visto como un signo de juicio divino. El profeta Isaías lamentaba: "¡Oh pueblo Mío! Sus opresores son muchachos, y mujeres lo dominan" (Isaías 3:12, NBLA). Isaías está señalando que, en ese contexto, las mujeres eran consideradas inadecuadas para el liderazgo en Israel. Sin embargo, la cuestión es si podemos extrapolar ese versículo a un principio general que diga que todas las mujeres son inadecuadas para el liderazgo de cualquier nación en cualquier tiempo. Débora lideró a Israel (Jueces 4:1–5:31) y recibió la bendición de Dios. En tiempos modernos, ha habido varias mujeres líderes nacionales destacadas, como Golda Meir, quien gobernó con éxito Israel entre 1969 y 1974. Y sabemos que Dios ordena todo liderazgo: "Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas" (Romanos 13:1, NBLA). Por lo tanto, podemos suponer que Dios permitió que la Sra. Meir liderara a Israel y soberanamente ordenó su mandato.
En general, Dios designó a los hombres para ocupar posiciones de liderazgo. Sin embargo, aparte del liderazgo en la iglesia y en la familia—que corresponde solo a los hombres según el diseño bíblico—, la Biblia no prohíbe expresamente que las mujeres ocupen cargos de gobierno. Como tema "gris", la cuestión del liderazgo femenino en el gobierno ha sido objeto de debate apasionado. Incluso quienes se oponen firmemente a la idea de una mujer presidenta tendrían dificultades para justificar el voto por un hombre impío con ideas proaborto, por ejemplo, por encima de una mujer cristiana piadosa con una postura firme a favor de la vida.
Yo (la autora de este artículo) soy una mujer que ha encontrado alegría en mi feminidad. No se trata de un papel inferior, sino de un llamado elevado. Doy a luz, cuido, apoyo, influyo y uno la vida. Mi convicción personal es que lo ideal es que los hombres dirijan el gobierno. Sin embargo, como ciudadana de esta nación, me someto voluntariamente a la autoridad civil que Dios coloca sobre mí, sea hombre o mujer (Romanos 13:1–7, NBLA). El mandato de Dios de obedecer a los gobernantes no tiene ninguna condición basada en si creemos que son buenos líderes o no. Por lo tanto, si una mujer fuera elegida presidenta, respetaría su cargo y obedecería sus instrucciones.
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¿Qué dice la Biblia sobre las mujeres líderes en el gobierno? ¿Debería una mujer ser Presidenta?
