Pregunta
¿Qué significa que Jesús dijera: "Mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36)?
Respuesta
Durante el juicio de Jesús ante Poncio Pilato, el gobernador romano le preguntó al Señor: "¿Eres Tú el Rey de los judíos?" (Juan 18:33). Jesús respondió: "Mi reino no es de este mundo. Si Mi reino fuera de este mundo, entonces Mis servidores pelearían para que Yo no fuera entregado a los judíos. Pero ahora Mi reino no es de aquí" (Juan 18:36, NBLA).
Como gobernador romano de Judea, la principal responsabilidad de Pilato era mantener la paz y el orden. El sumo consejo judío quería dar muerte a Jesús, por lo que lo enviaron a Pilato, ya que solo él tenía el poder de pronunciar una sentencia de muerte (Juan 19:10). El sumo sacerdote Caifás tenía que convencer a Pilato de que Jesús era un alborotador y una amenaza para la estabilidad romana. Acusó a Cristo de afirmar que era rey, un cargo que insinuaba que Jesús era culpable del delito de reclutar fuerzas rebeldes para iniciar una revolución contra la autoridad romana (Lucas 23:2-5). Caifás esperaba que, para evitar una rebelión, Pilato decidiera condenar a muerte a Jesús.
Cuando Jesús respondió: "Mi reino no es de este mundo", le estaba diciendo, en esencia, que no necesitaba defensa terrenal porque Su reino no era de este mundo. Cristo admitió que era el jefe de un imperio, pero no uno que Roma debiera temer como rival político. Si Su reino fuera de este mundo, Sus siervos habrían luchado para defenderlo. Pero Jesús había impedido a Sus discípulos que impidieran Su arresto (Juan 18:10-11).
Pilato se dio cuenta de que Jesús no tenía ningún interés en provocar una rebelión. No representaba ninguna amenaza para Roma. Inmediatamente después de esta conversación, Pilato dijo a los líderes judíos: "Yo no encuentro ningún delito en Él" (Juan 18:38).
"Mi reino" se refiere a un reino espiritual de verdad donde Jesús reina como Señor sobre la vida de Su pueblo. Jesús le dijo a Pilato: "Tú dices que soy rey, respondió Jesús. Para esto Yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha Mi voz" (Juan 18:37). Jesús no vino a la tierra para gobernar un imperio mortal. Vino para dar testimonio de la verdad de quién es Él: el Mesías, el Salvador del mundo. Todo aquel que ama y reconoce esta verdad es ciudadano del reino de Cristo.
El sumo consejo judío quería que Pilato condenara a Jesús con el pretexto de que estaba levantando una rebelión contra Roma y proclamándose "rey de los judíos". Pero ese escenario era inexacto, y Jesús aclaró la distorsión diciendo: "Mi reino no es de este mundo". El Señor hizo hincapié en la palabra verdad, como diciendo: "La verdad real es esta, Pilato: quieren matarme porque les horroriza la verdad de mi afirmación: que yo soy "Yo soy", el Mesías judío prometido".
Jesús ofrece la verdad de la comunión íntima con el único Dios verdadero. Él nació en este mundo con este propósito: "Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra" (Juan 17:3, NTV). Su reino nos ofrece la oportunidad de conocer la verdad que nos libera del pecado y de la muerte (Romanos 8:2; Juan 8:32). Solo aquellos que nacen de nuevo pueden ver el reino de Cristo (Juan 3:3). Y solo aquellos que nacen del agua y del espíritu pueden entrar en Su reino (Juan 3:5).
Una vez, Jesús dijo a los fariseos: "Ustedes son de abajo, Yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, Yo no soy de este mundo" (Juan 8:23). A Sus discípulos, el Señor les explicó que el mundo y el "príncipe de este mundo" no tenían poder sobre Él (Juan 14:22-30). El mundo odia a Cristo y a Sus seguidores, "porque no son del mundo" (Juan 17:14, 16).
La afirmación "Mi reino no es de este mundo" se refiere al origen y la naturaleza del reino de Cristo, no a su ubicación. La autoridad y el poder del reino de Cristo provienen de una fuente fuera de este mundo: de Dios, nuestro Padre celestial. La jefatura de Cristo no es de origen humano, sino divino.
El reino de Cristo no se parece a ningún otro en esta tierra: "Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17). Otros reinos tienen sus raíces en el ámbito de este mundo, pero el de Cristo es único. Su reinado es espiritual. Desciende del cielo y da vida al mundo (Juan 6:33).
Aunque no es de este mundo, el reino del Señor está sin duda en este mundo, ejerciendo autoridad sobre él e influyendo en él. Jesucristo y todos Sus discípulos reciben órdenes de arriba, no de abajo. Debemos poner nuestra mente "en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:2). En lo que respecta a la obediencia a la ley, el apóstol Pedro dijo: "Nosotros tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana" (Hechos 5:29, NTV).
Como creyentes en Jesús, somos súbditos del reino de Cristo. Este mundo no es nuestro hogar (Hebreos 13:14; Filipenses 3:20; 1 Juan 2:15-17). Somos ciudadanos del cielo y debemos nuestra máxima lealtad a nuestra autoridad suprema: el Rey Jesús. Tal como Él declaró, nosotros también podemos decir: "Mi reino no es de este mundo".
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¿Qué significa que Jesús dijera: "Mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36)?
