Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la liberación?
Respuesta
La liberación se define como "un rescate de la esclavitud o del peligro". En la Biblia, la liberación se refiere a los actos de Dios mediante los cuales Él rescata a Su pueblo del peligro. En el Antiguo Testamento, el énfasis está principalmente en cómo Dios libra a los suyos de situaciones difíciles o amenazantes. Él los rescata de sus enemigos (1 Samuel 17:37; 2 Reyes 20:6) y de las manos de los malvados (Salmo 7:2; 17:13; 18:16–19; 59:2). Los preserva del hambre (Salmo 33:19), de la muerte (Salmo 22:19–21) y del sepulcro (Salmo 56:13; 86:13; Oseas 13:14). El ejemplo más impactante de liberación es el éxodo de Egipto (Éxodo 3:8; 6:6; 8:10), donde Dios se revela como el Libertador de Israel, quien rescata a Su pueblo no porque lo merezcan, sino como expresión de Su misericordia y amor (Salmo 51:1; 71:2; 86:13).
En el Nuevo Testamento, Dios siempre es el sujeto y Su pueblo el objeto de la liberación. Las descripciones de liberación temporal en el Antiguo Testamento son representaciones simbólicas de la liberación espiritual del pecado, disponible únicamente a través de Cristo. Él ofrece rescate del mayor peligro de la humanidad: el pecado, el mal, la muerte y el juicio. Por el poder de Dios, los creyentes son librados de esta era maligna (Gálatas 1:4) y del dominio de Satanás (Colosenses 1:13). Todos los aspectos de la liberación son posibles solo mediante la persona y la obra de Jesucristo, quien fue "entregado por causa de nuestras transgresiones" (Romanos 4:25) para que fuésemos liberados del castigo eterno por el pecado. Solo Jesús nos rescata de "la ira venidera" (1 Tesalonicenses 1:10).
Otro aspecto de la liberación tiene que ver con lo temporal. Aunque los creyentes han sido liberados de una vez y para siempre del castigo eterno, también son librados de las pruebas de esta vida (2 Pedro 2:9). A veces, esa liberación consiste en que Dios camina con nosotros en medio de las pruebas, consolándonos y fortaleciéndonos, mientras las utiliza para madurarnos en la fe. Pablo aseguró a los creyentes en Corinto: "No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla" (1 Corintios 10:13). En estos casos, el rescate no es inmediato, sino que llega en el momento oportuno, después de que la paciencia haya completado su obra (Santiago 1:2–4, 12). Dios prepara la vía de escape al mismo tiempo con la tentación que, en Su perfecta voluntad y en Su momento oportuno, Él permite o prepara para Su pueblo.
A menudo se busca la liberación de espíritus malignos o del espíritu de lujuria, celos, etc. Es importante entender que, como creyentes, ya tenemos la victoria eterna sobre Satanás y los demonios. Pero podemos ser liberados de su influencia en nuestras vidas usando dos armas que Dios nos ha dado como parte de nuestra armadura espiritual, con la que luchamos "contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:12-17). El creyente se defiende con el escudo de la fe y utiliza el arma ofensiva de la Palabra de Dios. Contra estos dos, ningún espíritu puede prevalecer. Levantando el escudo de la fe, apagamos las flechas espirituales encendidas que envían contra nosotros, flechas de lujuria, duda, culpa, celos, malas palabras y todo tipo de tentaciones. Con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, vencemos al maligno, demostrando que sus tentaciones son mentiras, porque él es el padre de la mentira (Juan 8:44). La segunda carta de Juan elogia a los jóvenes cristianos cuya fuerza espiritual procedía de la Palabra de Dios que vivía en ellos. Mediante el arma ofensiva de la Verdad, vencemos al maligno (1 Juan 2:14).
La liberación del pecado, el rescate de las pruebas y la liberación de la influencia de un mundo bajo el control del maligno solo llegan por medio de Cristo, el Hijo de Dios que ha venido y "nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos a Aquel que es verdadero; y nosotros estamos en Aquel que es verdadero, en Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna" (1 Juan 5:19-20).
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¿Qué dice la Biblia sobre la liberación?
