Pregunta
¿Qué significa que Jesús no tenía dónde recostar la cabeza?
Respuesta
La idea de que Jesús no tenía dónde recostar la cabeza proviene directamente de una conversación registrada en el libro de Mateo y nuevamente en el de Lucas. Jesús estaba hablando con un escriba que deseaba seguirlo y convertirse en discípulo. De hecho, el escriba le dijo con entusiasmo: "Maestro, te seguiré adondequiera que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza" (Mateo 8:19–20, NBLA; Lucas 9:57–58).
En estos mismos pasajes se mencionan a otras dos personas que tuvieron conversaciones similares con Jesús. En cada caso, Jesús dejó claro que seguirlo implica un costo. El escriba que dijo querer seguir a Jesús a donde fuera no estaba considerando el estilo de vida que Jesús llevaba. Nuestro Señor era, en términos prácticos, una persona sin hogar; Él y Sus discípulos se hospedaban en casas de quienes los recibían (ver Lucas 10:6–8). Los escribas, en cambio, eran parte de los ciudadanos más acomodados. Era como si Jesús le dijera: "¿Estás seguro de que quieres vivir sin hogar conmigo?". Incluso los animales tienen un lugar donde quedarse—las zorras tienen guaridas y las aves nidos—pero Jesús literalmente no tenía "dónde recostar la cabeza". Quería que el escriba evaluara con seriedad el costo de lo que estaba proponiendo. Siempre es sabio considerar el costo (Lucas 14:28).
Muchos de los que querían seguir a Cristo esperaban que pronto estableciera Su reino, y deseaban estar del lado ganador para participar de la victoria gloriosa (ver Lucas 19:11). Es probable que el escriba de Mateo 8 quisiera seguir a Jesús directamente hacia el reino, con la esperanza de gobernar con Él. Pero Jesús quería que el escriba comprendiera que seguirlo no es encontrar gloria terrenal, sino participar del sufrimiento terrenal. No había un trono dorado esperando a Sus discípulos, sino privaciones y pobreza. El Rey no tenía hogar.
El hecho de que Jesús no tuviera dónde recostar la cabeza no significa que todo cristiano deba hoy vivir en pobreza o abandonar a su familia y amigos. Incluso en tiempos de Jesús, algunos de Sus seguidores eran ricos (como José de Arimatea, según Mateo 27:57). Pero todo cristiano debe estar dispuesto a renunciar a todo. Cada creyente está llamado a abandonar cualquier ídolo que se interponga en su camino para seguir a Cristo con todo el corazón. Cada uno de nosotros sabe qué es aquello que más cuesta soltar. Pero, al final, el corazón que ama a Cristo se desprenderá de ese amor rival, a pesar del dolor y la angustia que eso implique. Somos como el comerciante que encontró una perla de gran valor y vendió todo lo que tenía para poseerla (Mateo 13:45–46). Las zorras tienen guaridas, y las aves nidos, pero en este mundo tal vez debamos vivir sin muchas cosas, pues anhelamos "un edificio [de Dios], una casa no hecha por manos, eterna en los cielos" (2 Corintios 5:1, NBLA). Allí encontraremos un lugar donde recostar nuestra cabeza.
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¿Qué significa que Jesús no tenía dónde recostar la cabeza?
