Pregunta
¿Enseña 2 Crónicas 5:14 a caer como muerto en el Espíritu?
Respuesta
"Caer como muerto" en el Espíritu es la práctica de imponer las manos a una persona que luego pierde el control de su cuerpo hasta el punto de caer indefensa al suelo, supuestamente vencida por el poder del Espíritu Santo. Este comportamiento suele darse en círculos carismáticos y pentecostales. La persona que "cae como muerta" puede permanecer en el suelo durante minutos u horas, convulsionando, gritando con expresiones extáticas o simplemente quedándose quieta. Con frecuencia, las personas "caen como muertas" en el Espíritu durante reuniones de avivamiento o servicios de alabanza dirigidos por un ministro carismático con reputación de tener la capacidad de hacer que la gente "caiga como muerta" de esa manera.
Algunos intentan utilizar 2 Crónicas 5:14 para justificar el comportamiento que demuestra caer como muerto en el Espíritu. En ese pasaje, el rey Salomón y los sacerdotes de Israel están dedicando el templo recién construido en Jerusalén. Mientras introducen por primera vez el Arca del Pacto en el templo, hay música y cantos de alabanza a Dios. Entonces ocurre algo espectacular: "la casa del Señor, se llenó de una nube, y los sacerdotes no pudieron quedarse a ministrar a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la casa de Dios" (2 Crónicas 5:13-14, NBLA).
El uso de 2 Crónicas 5:14 como texto de prueba de que las personas caigan como muertas en el Espíritu se basa en la palabra "no pudieron quedarse". El razonamiento es que, si los sacerdotes no podían "quedarse" para ministrar, debían de haber caído al suelo, igual que ocurre en los servicios carismáticos actuales. El hecho de que caigamos al suelo incapacitados demuestra que la gloria del Señor está entre nosotros, tal como ocurría en tiempos de Salomón.
Esta interpretación de 2 Crónicas 5:14 requiere varias suposiciones e ignora la definición de la palabra quedarse en este contexto. La palabra aquí no significa "mantener una postura erguida"; significa "ocupar el propio lugar". Otras traducciones del mismo versículo dicen que los sacerdotes "no pudieron celebrar el culto" (NVI); "no pudieron seguir con la celebración" (NTV). La idea es simplemente que a los sacerdotes se les impidió ocupar sus puestos en el templo, no que se les derrumbara. Es posible que los sacerdotes "se postraron rostro en tierra sobre el pavimento" con los demás espectadores (2 Crónicas 7:3, NBLA), pero por lo demás permanecieron erguidos.
La NBLA traduce la misma palabra hebrea para "quedarse" en 2 Crónicas 5:14 como "quedarán" en Éxodo 9:28. En ese versículo, el faraón dice a Moisés: "porque ha habido ya suficientes truenos y granizo de parte de Dios. Los dejaré ir y no se quedarán más aquí". ¿Le estaba diciendo el faraón a Moisés que este pronto caería al suelo, temblando y pronunciando palabras ininteligibles? No, estaba diciendo que pronto se permitiría a Moisés abandonar su lugar en Egipto e ir a otro lugar.
Debemos recordar que la iglesia solo está obligada a seguir las instrucciones que se nos dan claramente en el Nuevo Testamento. No podemos aplicar un acontecimiento del Antiguo Testamento en Israel a la Iglesia del Nuevo Pacto sin tener en cuenta el contexto y la dispensación. Aunque los sacerdotes de la época de Salomón hubieran caído en un arrebato temporal de éxtasis espiritual (que no fue el caso), ello no daría licencia a los creyentes de hoy para buscar una experiencia semejante. Recuerda que, cuando Saul se llenó del Espíritu, "Se quitó además la ropa, también profetizó. . . . y estuvo echado desnudo todo aquel día y toda la noche" (1 Samuel 19:24, NBLA). ¿Debemos imitar también el comportamiento de Saúl?
Hay una gran diferencia entre la narración en la Biblia y los mandatos en la Biblia. El Señor alimentó verdaderamente a Israel con maná en el desierto, pero eso no significa que hoy debamos sentarnos fuera con recipientes en la mano, esperando que llueva pan. No tenemos ninguna orden de hacerlo. El hecho de que la gloria del Señor llenara el templo y los sacerdotes no pudieran desempeñar sus funciones es una narración, un relato exacto de la historia. Pero los sacerdotes no tenían ninguna orden de buscar la misma prueba la semana siguiente. Tampoco nosotros. A la Iglesia nunca se le ordena que intente repetir la experiencia de los sacerdotes, y a nosotros nunca se nos ordena que caigamos como muertos en el Espíritu.
Otro argumento en contra de caer como muertos en el Espíritu es que no podemos basar la teología en lo que hemos visto o experimentado. La doctrina basada en la experiencia induce al engaño. Jesús dijo: "Una generación perversa y adúltera busca una señal" (Mateo 16:4, NBLA), y advirtió que en los últimos días "se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar" (Mateo 24:24, NBLA). No, lo milagroso no es garantía de que Dios esté actuando.
"El justo por la fe vivirá" (Romanos 1:17, NBLA). En nuestro sistema de fe, estamos madurando para creer a Dios cuando no hay señales, para confiar en Él cuando no hay pruebas, para seguirle cuando no hay pruebas de la verdad, salvo que Dios lo dijo. La fe, "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve", es primordial (Hebreos 11:1, NBLA).
El movimiento carismático no es el movimiento de la fe, sino el movimiento de las señales. Enseña a la gente a buscar una señal o a confiar en la experiencia personal más que en la Palabra de Dios escrita. Los que viven por la fe no necesitan señales ni prodigios para mantener viva su fe ni para probar la Palabra. No necesitan participar en prácticas extra-bíblicas para probar de algún modo la presencia de Dios. Los que viven por la fe leen la Palabra de Dios, creen lo que Dios ha dicho y viven de acuerdo con ella.
Dios quiere que estemos alerta, conscientes, atentos, preparados y vigilantes (Lucas 21:36; 1 Corintios 16:13; 1 Pedro 5:8; 2 Timoteo 4:5; Apocalipsis 3:2). Dios nunca enseña el caos, la inconsciencia, la confusión, el misticismo ni las prácticas del espiritualismo pagano. Enseña el autocontrol, la autodisciplina, la renovación de la mente, el crecimiento en el conocimiento y el amor, la necesidad de la fe y la conciencia de la presencia de Dios en nuestros momentos de vigilia.
El hecho de que los sacerdotes de 2 Crónicas 5:14 "no pudieron quedarse a ministrar" no se debe a que cayeran al suelo. Nada en el pasaje sugiere que los sacerdotes estuvieran tendidos de espaldas o incapacitados físicamente de algún modo. Más bien, la gloria visible del Señor que llenaba el templo hizo que los sacerdotes se mantuvieran a distancia. Este era el templo del Señor, la obra del Señor y el día del Señor. Los sacerdotes se convirtieron en observadores atónitos de la gloria de Dios.
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