Pregunta
¿Qué significa "bienaventurados los que lloran"?
Respuesta
Mateo 5 registra la parte del Sermón del Monte de Jesús, conocida como las Bienaventuranzas. El versículo 4 dice: "Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados". Es importante recordar que esta parte de la enseñanza de Jesús estaba dirigida a Sus amigos más cercanos, no a la población en general (versículo 2). No podemos sacar uno o dos versículos del conjunto y construir una teología en torno a ellos. Este sermón era una recopilación de verdades destinadas a preparar a Sus seguidores para Su reino, que implicaba un estilo de vida radicalmente diferente al del mundo.
En la Biblia, bienaventurado suele significar "feliz". Pero en el contexto de Mateo 5, bienaventurado probablemente indica "una situación envidiable". Cuando una persona está pasando por buenos momentos, la llamamos "bienaventurada". En las Bienaventuranzas, Jesús llama "bienaventurados" a algunas personas que parecen ser todo lo contrario. Las personas que "lloran" no parecen ser "bienaventuradas", según la mayoría de la gente. Jesús está contrastando la idea del mundo sobre la felicidad con la verdadera bienaventuranza —la prosperidad espiritual— que proviene de una relación correcta con Dios.
El término "llorar" significa "experimentar un profundo dolor". De acuerdo a Su tema de la bienaventuranza espiritual, Jesús parece indicar que este llanto se debe al dolor por el pecado. Las personas que están de acuerdo con Dios sobre la maldad de su propio corazón pueden alcanzar un "estado envidiable de bienaventuranza", gracias al consuelo que reciben de la comunión con el Espíritu Santo. Jesús llamó al Espíritu Santo el Consolador (Juan 14:16, 26; 15:26; 2 Corintios 1:4). El Espíritu consuela a los que son sinceros acerca de su propio pecado y lo suficientemente humildes como para pedir perdón y sanidad. Los que ocultan su pecado o tratan de justificarlo ante Dios nunca podrán conocer el consuelo que proviene de un corazón puro, como dice Jesús en Mateo 5:8 (cf. Proverbios 28:13; Isaías 57:15).
En las Bienaventuranzas, Jesús recuerda a sus discípulos que no pueden buscar la felicidad como lo hace el mundo. El verdadero gozo no se encuentra en la ambición egoísta, las excusas o la auto-justificación. Un estado envidiable de bienaventuranza llega a aquellos que se lamentan por sus propios pecados. "Pero a este miraré: Al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante Mi palabra" (Isaías 66:2). Cuando estamos de acuerdo con Dios en lo malo que es nuestro pecado, nos arrepentimos de él y buscamos Su poder para alejarnos de él, Jesús promete el consuelo del Espíritu Santo. El tipo de "llanto" que lleva al arrepentimiento es verdaderamente bendito (2 Corintios 7:10). El arrepentimiento da como resultado el perdón y la purificación de Dios (Salmo 30:5). Cuando hemos confiado en Jesús como nuestro sustituto personal por el pecado, ya no estamos condenados (Romanos 8:1). En lugar de revolcarnos en la culpa y la vergüenza, nos damos cuenta de que estamos justificados ante Dios (2 Corintios 5:21; Gálatas 3:24). Los que aprenden a lamentarse por su propio pecado encuentran el corazón de Dios. Y la comunión íntima con Dios es el fundamento mismo de la verdadera felicidad.
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¿Qué significa "bienaventurados los que lloran"?
