settings icon
share icon
Pregunta

¿Cómo podemos andar por el Espíritu (Gálatas 5:25)?

Respuesta


Gálatas 5:25 forma parte de un conjunto más amplio de instrucciones que abordan la vida cristiana. El versículo dice: "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu". Algunas traducciones expresan esto como "sigamos la guía del Espíritu" (NTV).

El concepto de "andar" nos recuerda a un baile formal, en el que el hombre suele iniciar el movimiento y la mujer lo sigue. Ambos bailarines destacan cuando se mueven en sincronía, lo que significa que la mujer mantiene el paso del hombre. Teniendo en cuenta que la iglesia es la novia de Cristo, esta analogía parece adecuada para ilustrar lo que significa andar por el Espíritu.

El Espíritu inicia el "baile" convenciendo a los pecadores de su necesidad de salvación a través del testimonio del evangelio (Juan 16:8-11, 13; Hechos 2:37). También regenera nuestro espíritu en un acto que Jesús llama "nacer de nuevo" (Juan 3:5-6; Tito 3:5; 1 Pedro 1:13). Respondemos a la convicción del Espíritu teniendo fe en la persona y la obra sacrificial de Cristo (Juan 3:16; Romanos 3:22-24; Gálatas 2:16). El "baile" se pone en marcha cuando comenzamos a vivir por el Espíritu.

Aunque la instrucción de Pablo puede parecer abstracta, tiene implicaciones prácticas para nuestra vida cotidiana. ¿Cómo andamos por el Espíritu?

1. Seguir los deseos del Espíritu. En Gálatas 5:17, Pablo explica que "la naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones" (NTV).

Como cristianos, experimentamos una batalla entre deseos contrapuestos. El propio Pablo reconoce la lucha que tuvo en su vida personal en Romanos 7:19-25.

Una forma de mantenernos en sintonía con el Espíritu es rendirnos a los deseos piadosos que se manifiestan en nosotros. Filipenses 2:13 afirma que "Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada" (NTV). Esta es una verdad reconfortante, porque significa que no estamos abandonados a nuestras propias fuerzas. Cuando sientes el deseo de hacer algo piadoso, debes obedecerlo. También debes ser sensible a la convicción del Espíritu cuando pecas.

2. Permanecer en las Escrituras. Volviendo a la analogía del baile, imagina que la mujer no conoce los pasos. Sería incapaz de seguir el ritmo. Del mismo modo, ¿cómo podemos seguir el ritmo del Espíritu si no estamos familiarizados con los principios de Dios? Sería imposible. Solo a través de las Escrituras podemos comprender los "pasos" divinos que debemos dar.

El Espíritu no introduce ninguna enseñanza nueva, sino que nos recuerda lo que ya está escrito en la Biblia (Juan 14:26; 1 Corintios 2:10-12). Las Escrituras también renuevan nuestra mente, transformando nuestra forma de pensar (Romanos 12:2; Efesios 4:23-24). Además, sumergirnos en las Escrituras reduce la influencia del pecado sobre nosotros. Necesitamos comprometernos con la Palabra de Dios a diario.

3. Examinar el fruto. Pablo contrasta los resultados de ceder a nuestra naturaleza pecaminosa con el fruto que resulta de obedecer al Espíritu:

Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:19-23).

El fruto del Espíritu son características divinas que se producen en nuestras vidas cuando seguimos al Espíritu y nos rendimos a Sus deseos. En pocas palabras, el Espíritu nos influye para que queramos obedecer los principios de Dios en situaciones específicas, y cuanto más elegimos obedecer, más se manifiestan estos rasgos divinos en nuestras vidas.

4. Priorizar el amor. En Gálatas 5:13, Pablo enfatiza que, aunque somos libres de los requisitos de la ley, esta libertad no debe usarse para satisfacer nuestra naturaleza pecaminosa. En cambio, estamos llamados a servirnos "por amor los unos a los otros". Hay una conexión entre seguir al Espíritu y servir a los demás con amor.

El amor bíblico implica la decisión de tratar a los demás de una manera que agrada a Dios. Escudriñamos las Escrituras para aprender cómo Él quiere que nos relacionemos tanto con otros cristianos como con los incrédulos, y luego obedecemos. El amor también influye en cómo vemos a las personas, incluidas aquellas que son difíciles. El amor es el mayor don de todos, y debemos darle prioridad (1 Corintios 13:13; 14:1).

5. Depender de Dios. Nunca debemos cometer el error de pensar que podemos seguir la guía del Espíritu por nuestra propia cuenta. Requiere una decisión consciente de nuestra parte rendirnos a Él, pero el poder no viene de nosotros. Necesitamos reconocer nuestra necesidad diaria de Dios y mantener la comunión con Él.

Una mentalidad de dependencia de Dios comienza con la cruz, que revela nuestra incapacidad para reconciliarnos con Dios por nuestra propia obediencia a la ley. La cruz también demuestra la justicia y la misericordia de Dios, ya que Él tomó sobre sí mismo el castigo por nuestro pecado en la persona de Jesús. Nuestra esperanza reside en esta verdad, y todo lo que hacemos como cristianos debe provenir de la confianza en la gracia de Dios.

English



Retornar a la página inicial de Español

¿Cómo podemos andar por el Espíritu (Gálatas 5:25)?
Suscríbete a la

Pregunta de la Semana

Comparte esta página: Facebook icon Twitter icon Pinterest icon YouTube icon Email icon
© Copyright Got Questions Ministries