Pregunta
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo "Yo soy la puerta" (Juan 10:7)?
Respuesta
La declaración "Yo soy la puerta", que se encuentra en Juan 10:7, es la tercera de las siete declaraciones "Yo soy" de Jesús que se registran únicamente en el Evangelio de Juan. Estas proclamaciones "Yo soy" apuntan a Su identidad y propósito únicos y divinos. En esta declaración "Yo soy", Jesús nos señala de manera pintoresca la naturaleza exclusiva de la salvación al decir que Él es "la puerta", no "una puerta". Además, Jesús no solo es nuestro Pastor que nos guía al "redil", sino que es la única puerta por la que podemos entrar y ser salvos (Juan 10:9). Jesús es el único medio que tenemos para recibir la vida eterna (Juan 3:16). No hay otro camino.
Para entender claramente el significado de esta afirmación de Jesús, es útil conocer un poco la cultura antigua, especialmente la relacionada con las ovejas y los pastores. De todos los animales domésticos, las ovejas son los más indefensos. Las ovejas pasan todo el día pastando, vagando de un lugar a otro, sin levantar la vista. Como resultado, suelen perderse. Sin embargo, las ovejas no tienen el "instinto de orientación" que tienen otros animales. Son totalmente incapaces de encontrar el camino al redil, incluso cuando lo tienen a la vista. Por naturaleza, las ovejas son seguidoras. Si la oveja que va en cabeza se despeña por un precipicio, las demás la seguirán.
Además, las ovejas son muy propensas a sufrir lesiones y están totalmente indefensas ante los depredadores. Si un lobo entra en el redil, no se defienden. No intentan huir ni dispersarse. En cambio, se apiñan y son fácilmente sacrificadas. Si caen al agua cuando esta se mueve, se ahogan. Sin embargo, las ovejas temen al agua en movimiento y no beben de ningún arroyo o lago a menos que el agua esté completamente en calma. Por eso David, en el Salmo 23, nos habla del pastor que en "lugares de verdes pastos [nos] hace descansar; junto a aguas de reposo [nos] conduce... aunque [pasemos] por el valle... no [temeremos] mal alguno. porque Tú [el Pastor] estás con [nosotros]".
Las ovejas dependen totalmente del pastor que las cuida con esmero y compasión. Los pastores eran los proveedores, guías, protectores y compañeros constantes de las ovejas. El vínculo entre el pastor y las ovejas era tan estrecho que, aún hoy, los pastores de Oriente Medio pueden separar los rebaños que se han mezclado en un pozo o durante la noche simplemente llamando a sus ovejas, que conocen y siguen la voz de su pastor. Los pastores eran inseparables de sus rebaños. El pastor llevaba a las ovejas a lugares seguros para pastar y las hacía tumbarse durante varias horas en un lugar sombreado. Luego, al caer la noche, el pastor llevaba a las ovejas a la protección de un redil.
Había dos tipos de rediles o corrales. Uno era un redil público que se encontraba en las ciudades y pueblos. Era lo suficientemente grande como para albergar varios rebaños de ovejas. Este redil estaba al cuidado de un portero o guardián, cuya tarea consistía en vigilar la puerta del redil durante la noche y dejar entrar a los pastores por la mañana. Los pastores llamaban a sus ovejas, cada una de las cuales conocía la voz de su pastor, y las llevaban a pastar.
El segundo tipo de redil se encontraba en el campo, donde los pastores guardaban sus rebaños cuando hacía buen tiempo. Este tipo de redil no era más que un círculo rudimentario de piedras apiladas en forma de muro con un pequeño espacio abierto para entrar. Por allí, el pastor conducía a las ovejas al anochecer. Como no había puerta para cerrar, solo una abertura, el pastor mantenía a las ovejas dentro y a los animales salvajes fuera, tumbándose en la entrada. Dormía allí, convirtiéndose literalmente en la puerta de las ovejas.
En este contexto, Jesús nos está diciendo que no solo es el pastor de las ovejas, sino también la puerta de las ovejas. Al hacerlo, se contrapone claramente a los líderes religiosos de su época, a quienes describe como "ladrones y salteadores" (Juan 10:8). Cuando Jesús dice: "Yo soy la puerta", está reiterando el hecho de que solo a través de él es posible la salvación. Esto está muy lejos de las enseñanzas ecuménicas populares en los círculos religiosos liberales de hoy en día. Jesús deja claro que cualquier líder religioso que ofrezca la salvación fuera de las enseñanzas de Cristo es un "ladrón" y un "salteador".
Quien cree en el evangelio (Hebreos 11:6) y se arrepiente de sus pecados (Lucas 13:3) tiene la seguridad de estar en "el redil" y de haber entrado por "la puerta". Como seguidores de Cristo, Jesús es nuestro Pastor y la Puerta del redil, el que provee todas nuestras necesidades. Sabiendo que el mundo está lleno de depredadores cuya única intención es destruirnos (1 Pedro 5:8), estamos siempre bajo Su protección. Más importante aún, estamos plenamente seguros de que "cuando aparezca el Príncipe de los pastores, ustedes recibirán la corona inmarcesible de gloria" (1 Pedro 5:4).
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¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo "Yo soy la puerta" (Juan 10:7)?
